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Amparo Ruiz Luján

Cuenca, 2011. Aldebarán; 261 pp

La de Amparo Ruiz Luján es una de las voces más personales y definidas de cuantas transitan por los senderos que tejen los caminos por donde cruza la Poesía en Cuenca. La alusión a la creación poética, hasta ahora el campo fundamental cultivado por la escritora no es aquí baladí, precisamente porque este no es un libro de poemas, sino de prosa, un estudio, un ensayo literario cuyas palabras se impregnan, en todo momento, de ese hálito creativo, profundamente sensible y cargado de emotividad que es característica esencial en la escritura de Ruiz Luján. Dulcinea, sueño del héroe delirante. Amor y belleza en El Quijote es un ensayo de altos vuelos, desarrollado en alas de un valioso repertorio de insinuaciones.

            El tema es profundamente atractivo, aunque cargado de riesgos, precisamente por la variabilidad de sugerencias que ofrece. Con suma habilidad, la autora engarza cada una de esas posibilidades para desarrollar la idea primigenia que la inspiraba al plantear un libro de estas características, un seguimiento de la figura de Don Quijote de la Mancha mediante una recreación intelectual con soporte literario y con una intención clara: vincularla con el otro gran personaje de la obra cervantina, Dulcinea, cuya personalidad permanece siempre oscura, entre sombras, alimentada solo por la imaginativa fantasía del caballero.

            A través del texto renace ante nuestros ojos el panorama de la España renacentista, con sus contradictorios planteamientos derivados de una política exterior agresiva y militarista mientras el país interior se desenvuelve en tremendas dificultades sociales entre las que, sin embargo, sobresale un descarado canto a la libertad, que Cervantes encomia en tantos momentos de su obra, incluso rozando el límite de lo permitido, como cuando el caballero asalta a una cuadrilla de la Santa Hermandad para liberar a los presos que con todo el respaldo de la justicia trasladaban. Realidad y fantasía, literatura y ensueño, vida y materia, amor y dolor cruzan de manera apasionada por las páginas del Quijote y en ellas, en esas palabras memorables, ha buceado con todo detenimiento Amparo Ruiz para dar forma a una colosal reinterpretación de su contenido. El trabajo, concienzudo, de profundos matices, revela por otro lado un grave conocimiento de lo que entendemos por cultura. No es posible improvisar un texto de ese volumen sin haber adquirido previamente una sólida seguridad en cuanto tiene que ver con él, desde la historia al arte pasando, ineludiblemente, por la literatura. Porque el libro está plagado de incontables citas literarias que vienen a prestar a la autora el soporte necesario para, sobre ellas, elaborar su propia apasionante teoría.

            Una sensibilidad exquisita, que forma parte de su propia personalidad; un conocimiento profundo de lo que expone; un estilo pulcro, delicado, justo siempre en la expresión medida; un como temblor emocionado que nos lleva de la mano a través de las palabras son argumentos de peso para transitar cómodamente por las páginas de este libro que nace y crece a la sombra de Cervantes y a su amparo recobra la figura de Dulcinea para darle corporeidad y situarla a la sombra del caballero y acompañarlo en su aventura vital por los tránsitos de la belleza y el amor.

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