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César Corpa

Tarancón, 2013-2014. Edición del Autor; dos vols., 415 y  398 pp.

Nos encontramos ante una obra verdaderamente enciclopédica, no solo por el número de páginas que, sumados los dos volúmenes, pasan de 800, sino por la realmente abrumadora (e interesante, conviene añadir) cantidad de datos y referencias que incluye, cosa tanto más llamativa si atendemos a que se trata de cubrir un periodo muy concreto, corto además, el de los años 50 del pasado siglo XX. De manera que es fácil establecer, como primera conclusión, que César Corpa ha llevado a cabo un trabajo a la vez ímprobo y sistemático para, partiendo de sus propias experiencias, elaborar un libro de memorias colectivo en el que recoge las vivencias del repertorio humano que habita en el pueblo.

            Los subtítulos informativos que acompañan ambos volúmenes son muy ilustrativos sobre lo que se puede encontrar en ellos. “Un recorrido por los años más brillantes de Barajas, que con casi 2.500 habitantes rezumaba vida por todos sus poros. Una crónica sentimental de nuestro pueblo y sus costumbres”, dice en la primera parte, apelativo, el último, que repite en la segunda, dedicada específicamente a las fiestas populares de la localidad: el esparto y los sanochos, la fiesta de la Virgen de la Vega, los juegos infantiles, la Pantasma, los deportes.

            Naturalmente, para hacer un libro de estas características hay que haber nacido en el propio lugar y vivir durante muchos años en él, asumiendo desde niño la esencia, el carácter, las costumbres y el latido de las calles. A eso se añade un largo rimero de conversaciones con los propios habitantes para rehacer lo que pudiera estar en el fondo de la memoria y que necesita ser recuperado, actualizado, para que la personal visión de las cosas no empañe la panorámica general de lo que se quiere transmitir. Muchas horas de grabar conversaciones y muchas visitas a la busca y captura de fotografías olvidadas en los cajones más recónditos de los hogares han ido dando forma a este libro doble en el que a cada palabra se escapa el latido de la vida de un pueblo que fue importante y ahora, como tantos otros de la provincia, ha ido viniendo a menos en ese triste proceso de despoblación que venimos padeciendo.

            Lamentos y nostalgias aparte, este doble volumen sobre Barajas de Melo resulta extraordinariamente aleccionador porque muchas de sus páginas se pueden trasladar a cualquier otro pueblo de la provincia conquense, ya que hay experiencias comunes y sentimientos compartidos, pero aquí, en el relato de César Corpa alcanzan en muchas ocasiones una dimensión casi novelesca, al insuflar emoción y tensión en cosas que tienen que ver con la vida cotidiana pero que, al formar ya parte de un pasado perdido, aparecen envueltas en un sentimiento agridulce, entre la nostalgia, la sonrisa y la melancolía.

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