Ángel Luis Luján Atienza
Ciudad Real, 2009; Almud Ediciones; Biblioteca Añil Literaria, 247 páginas.
Tienen los poetas (ellos y quienes escriben de ellos) una rara afición a preparar antologías, desde luego más en número y con mayor intensidad que en cualquier otros género literario. Desde las clásicas “Mil poesías en lengua castellana”, con sus infinitas variantes hasta las de ámbito local, como si fuera absolutamente necesario completar las obras individuales de cada uno de los escritores, agrupándolos periódicamente con variados pretextos (generacionales, estilísticos o cualquier otro). Esto, evidentemente, no es bueno ni malo, sólo se apunta aquí como una curiosa circunstancia en torno al mundo de la poesía.
No es Cuenca (sus escritores poetas) ajena a esta afición que tiene un punto de referencia histórico en el volumen Setenta años de poesía en Cuenca, preparado por Carlos de la Rica y Enrique Domínguez Millán en el ya lejano 1972, que sirvió para realizar una recapitulación acerca del estado de la cuestión durante lo transcurrido entonces del siglo XX. Sin que este libro se pueda considera como punto de partida, ni siquiera de referencia para el que hoy nos ocupa, es evidente que la cita resulta ineludible por la trascendencia que aquel tuvo. Pero otro muy diferente, de más altos vuelos, podríamos sintetizar, es Los rostros de la Medusa (20 años de poesía conquense. Antología).
El planteamiento desde el que Ángel Luis Luján Atienza, poeta él mismo, y verdaderamente destacado, uno de los que más entre las últimas generaciones, es completamente distinto. Filólogo de profesión, poseedor de un conocimiento técnico y científico de la materia literaria, aplica a su trabajo el concienzudo método propio de los profesores y expertos, para en principio seleccionar y posteriormente desmenuzar el trabajo que tiene entre manos.
Toda antología, cualquiera que sea su temática, pero desde luego las poéticas, manifiestan, de entrada, siempre, la afición o las tendencias de quien lleva a cabo la tarea de seleccionar. Es imposible actuar desde la objetividad, en el supuesto de que tal cosa llegue a existir. Cada uno de nosotros es yo y sus circunstancias, lo que incluye la capacidad para sentirse a gusto con determinados elementos de la vida cotidiana y sentir rechazo hacia otros. Con la consecuencia, natural, de suscitar reaccionar diferenciadas en quienes tienen acceso a esas antologías y que, por lógica, estarán conformes con algunos de los autores antologados pero difícilmente con todos.
Ángel Luis Luján ha seleccionado obras de once autores, nacidos o vinculados a Cuenca durante los últimos veinte años, incluyéndose él mismo. Como es natural, consciente de que la elección, por supuesto personal como queda explicado, suscitará algunas reticencias, explica el método seguido y es aquí donde, con toda seguridad, se encuentra el elemento sustancial más importante del libro, porque a lo largo de las 50 páginas iniciales del volumen, el autor realiza una muy destacada inmersión en las circunstancias, naturaleza y carácter de los poetas seleccionados, formando su texto un verdadero cuerpo doctrinal para un mejor conocimiento de lo sucedido en el ámbito de la literatura surgida al amparo del accidental hecho geográfico llamado Cuenca. La lectura de esa introducción resulta altamente recomendable para quien desee conocer este tema pero también para incardinarlo, aunque nuestra provincia sea pieza menor, en el conjunto de la literatura española de las últimas décadas. Sólo por la lectura de esa lúcida introducción merece la pena leer este libro.
La antología estricta recoge poemas de autores tan veteranos y consagrados como Diego Jesús Jiménez y José Luis Jover, junto a otros igualmente de larga trayectoria (José Ángel García y Enrique Trigal), para pasar luego a la generación más joven (Amparo Ruiz Luján, Carlos Morales, Francisco Mora, Juan Ramón Mansilla, el propio Ángel Luis Luján) y terminar con los integrantes más selectos de la última hornada de poetas conquenses (Irene Quintero y Antonio Santos), siendo estos dos últimos la apuesta más arriesgada del autor pues sus obras, tan recientes todavía, quizá no ofrecen suficientes elementos de valoración.
Pese al condicionamiento de personales preferencias que subyace en toda antología, esta que comentamos supera con mucho el nivel medio para convertirse en un valiosísimo instrumento de conocimiento acerca de cuanto se está haciendo en poesía en Cuenca, durante los últimos años.