Desde hace unos días, las torres telegráficas que forman un interesantísimo circuito por buena parte de la provincia de Cuenca han entrado a formar parte del catálogo de Bienes de Interés Cultural, lo que supone, por un lado, un reconocimiento de su valor, en este caso histórico y arqueológico, que no arquitectónico ni monumental; pero de otra parte eso significa que a partir de estos momentos son edificios protegidos por lo que, al menos teóricamente, no se puede hacer con ellos nada que no sea conservarlos con la mejor dignidad posible.

            La provincia de Cuenca cuenta con el mayor conjunto de torres de telegrafía óptica del territorio nacional distribuidas en dos series, una que iba a de Valencia a Madrid y otra en un ramal que desde la capital conquense enlazaba con la anterior. En total, se conservan 16 torres, de las 20 que se levantaron, por lo que hay cuatro desaparecidas. Todas ellas tienen una estructura tipo atalaya (razón por la que en algunos pueblos, e incluso algunos aficionados a la historia, las confundieron con torres medievales). Se levantaron a mediados del siglo XIX y funcionaban con un sistema de espejos con el que se transmitían las señales ópticas de una a otra. El sistema comenzó a funcionar en 1844 y el ramal con Cuenca terminó en 1855, pero tuvo muy poca vigencia porque en seguida se inventó el telégrafo mediante cable, que terminaría por imponerse muy pronto. Pero permanecieron en pie las torres, casi todas en más o menos avanzado estado de deterioro, a las que ahora llega la protección oficial.

Los municipios en los que se encuentra ubicadas las torres son: Belinchón, Tarancón, Almendros, Saelices, Montalbo, Villares del Saz, Olivares de Júcar, Valverde de Júcar, Olmedilla de Alarcón, Motilla del Palancar, Iniesta, Graja de Iniesta, Cuenca (2), Cólliga, Abia de la Obispalía, Torrejoncillo del Rey (2), Carrascosa del Campo y Uclés.

Ahora solo falta por ver si la administración pública competente arbitra algún mecanismo para, al menos, mantenerlas como están, ayudándolas a sobrevivir un siglo más. [En la foto, la torre de Juan Bueno, en Motilla del Palancar)

 

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