Contreras debió ser el apellido de la familia fundadora de la aldea medieval en la que llegaron a vivir hasta 45 habitantes. La venta se construyó hacia el siglo XVI, como parada de postas para las diligencias que hacían el trayecto entre Madrid y Valencia por la sierra de las Cabrillas, en un viaje que duraba siete jornadas. Las cosas mejoraron cuando se construyó la carretera del puerto y el ingeniero Lucio del Valle trazó en 1851 el espectacular puente que salva el cauce del Cabriel y que, aunque ya prácticamente no se utiliza, porque se trazó primero una nueva carretera, la N-III y luego otra aún más avanzada y moderna, la A-3, sigue existiendo en su mismo lugar, inamovible, poderoso y, a la vez, extraordinariamente delicado en su implicación rotunda en el paisaje de la hoz del río.
Hay un rincón paradisiaco, al borde mismo de donde Cuenca pierde su nombre para empezar a llamarse Valencia, que se mantiene milagrosamente en pie y, según creo, con un espíritu muy vivo, cosa sorprendente en estos tiempos de cierre, liquidación apresurada y galopante pérdida de la memoria. De hecho, esto último no es aplicable al caso de la Venta de Contreras, envuelta en un suave aroma de silencio, cuando no de desconocimiento generalizado, a pesar de que se trata de uno de los espacios más atractivos que se puede imaginar.
En 1950, Fidel García Berlanga adquirió la instalación y, asesorado por el arquitecto Muguruza, reformó y mejoró el aspecto general, respetando por completo su estructura básica, para convertirla en un lugar excepcionalmente agradable, como bien pudieron comprobar personajes tan dispares como Ernst Hemingway, Ava Gardner, Miguel Delibes, César González Ruano, Camilo José Cela, los Goytisolo o Fernando Trueba, por citar algunos de los innumerables personajes famosos que aquí hicieron parada y fonda pero también de otros muchos ciudadanos anónimos, que encontraban un auténtico placer en ir hasta allí para disfrutar del enorme, inconmovible paisaje, del encanto de la propia venta y de la hospitalidad de su siempre amable propietario.
Ese carácter cambió cuando la nueva carretera dejó al margen venta, puerto y puente de manera que para llegar a ella había que hacer un tortuoso camino, no siempre cosa de gusto para una generación de viajeros que ha hecho de la comodidad y la velocidad dos principios de fuerza incontrovertible. La situación parece superada porque también han llegado otros planteamientos y diferentes necesidades, entre ellas, de manera principal, la vinculación y el disfrute de la naturaleza, que en estos parajes ofrece un terreno apropiado para ello de manera que piragüistas, escaladores, caminantes, caballistas, exploradores y similares, encuentran en Contreras el espacio adecuado para su afición.
La venta se mantiene prácticamente tal cual en su edificio original, con una construcción agradable, con abundancia de madera y rejas y otros edificios auxiliares modernos para atender las nuevas necesidades. En su interior se conserva también una variada colección de elementos de todo tipo de la cultura popular, como cerámica, vajillas, muebles de madera, etc., cuidadosamente mantenidos por sus propietarios.
Contreras es también la puerta de entrada a la Hoces del Cabriel y Los Cuchillos, dos parajes de excepcional importancia natural y paisajística, que surgen como consecuencia del trabajo incansable del río Cabriel a lo largo de los siglos. Una ruta señalizada permite realizar el recorrido por el lugar, en el que abundan, aunque no siempre es fácil localizarlos, numerosos ejemplares de la fauna autóctona así como una rica variedad de arbustos, matorrales, flores y árboles que dan forma, junto con el impresionante roquedo, a un espacio calificado como Parque Natural. Junto a él, la Venta de Contreras es una especie de pequeño paraíso.
Cómo llegar
El primer objetivo es llegar a Minglanilla y allí buscar el acceso a la antigua carretera nacional N-III, que se debe tomar en dirección Valencia. A 2,5 kilómetros surge el desvío que conduce al Puerto de Contreras. Al fondo, una vez que se alcanza el nivel del río Cabriel, está la Venta.
Dónde comer y dormir
La venta tiene restaurante y ofrece, para dormir, cinco bungalows, un camping y un albergue para grupos numerosos.
Teléfonos: 962 186 170 / 606 874 206.