Garantías para cumplir un compromiso
Conservo hacia Gustavo Torner una mezcla de sentimientos que van desde el respeto por su ingente obra artística hasta el afecto que siempre me produce su persona, a pesar de que nuestro trato no es muy frecuente, sobre todo en los últimos tiempos, pero eso no impide ni empalidece en absoluto el reconocimiento de que nos encontramos, y podemos disfrutar de ella, ante una personalidad de profundo calado intelectual que ha sabido encontrar el modo justo de equilibrar su pertenencia a un amplísimo mundo exterior, de relaciones y artistas, con la vinculación constante hacia la tierra natal y eso se nota, sobre todo, en la justa indignación que altera su habitual tranquilidad de ánimo cuando se producen circunstancias concretas (por desdicha, más de las deseables) que vienen a distorsionar el espíritu de la ciudad antigua, por la que él tanto trabajó y en la que ahora encuentra más disgustos de los que quisiera.
Entre el abundantísimo repertorio de notas y citas que he ido acumulando a lo largo de toda mi vida encuentro varias, ciertamente admirables, de Gustavo Torner, que ayudan sobremanera al entendimiento de esta ciudad y que nos hablan de una profunda capacidad de observación pero también de comprensión, de entendimiento, hacia cómo es y de qué manera se debe interpretar el conjunto urbanístico del casco histórico y los matices diferenciadores de cada uno de sus segmentos parciales. Recuerdo haber visto en su estudio, hace ya mucho tiempo, cuando aún existía la fotografía analógica, una majestuosa colección de cajas, perfectamente ordenadas, en las que conservaba, en diapositivas grandes, todos y cada uno de los edificios de la parte antigua, que había fotografiado él mismo. Y que le ayudaban a estudiar y entender la ciudad.
Ha llegado Torner a un acuerdo con el Ayuntamiento para que el municipio se haga cargo de su obra actual y eso, lo reconozco, me ha producido un cierto escalofrío. La actitud municipal es, desde luego, digna de todos los encomios, pero… En la información del trato se afirma que el artista ha recibido garantías de que su obra permanecerá expuesta. Quiero creer que en el momento de formalizar el acuerdo, ambas partes actúan de buena fe y están en su perfecto derecho de fiarse una de la otra, pero entre las dos hay una que es de extrema fragilidad, porque mientras el Ayuntamiento seguirá existiendo por los siglos de los siglos, los seres humanos no disponemos de esa capacidad de supervivencia.
Hay precedentes similares muy preocupantes acerca de la disposición municipal a cumplir acuerdos y promesas. La más notable y llamativa, el legado del matrimonio Zavala, recibido también con la solemne garantía, firmada ante notario, de que su colección artística permanecería expuesta en la Casa Zavala y ya vemos donde fue a parar tan buena intención. A la que se añade la colección cedida por Raúl Chávarri Porpeta, recibida con idéntica solemnidad y frustrada con el mismo descaro. Y a la que podría sumar aquí otras menciones que callo para no alargar en exceso el repertorio.
Gustavo Torner cumplirá 93 años el mes que viene. Hace bien en buscar garantías para la permanencia de su obra y la ciudad en que nació y en cuya vida social y artística ha participado con tanta intensidad hace bien en recibir su obra y conservarla. Quiero creer que ha tomado las cautelas convenientes para poder garantizar, en el futuro, que el acuerdo ahora formalizado va a ser cumplido por la otra parte contratante. Ya se que es un poco triste que uno no pueda fiarse de la capacidad del Ayuntamiento para cumplir sus compromisos pero, como diría el clásico, a las pruebas me remito.