Cirac Estopañán, Sebastián

N. Caspe, Zaragoza, 18-09-1903 / M. Barcelona 18-03-1970

Sacerdote, canónigo en Cuenca e investigador. Estudió en los seminarios de Belchite y Zaragoza, pasando luego a la Universidad Gregoriana de Roma donde se doctoró en Filosofía (1925) y obtuvo el grado de bachiller en Derecho Canónico (1926), a lo que añadió más tarde el doctorado en Teología (1928), momento en que fue ordenado sacerdote por el cardenal Rafael Merry del Val. A pesar de estar ya suficientemente titulado aún obtuvo una nueva licenciatura civil, la de Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza (1932) que completo con el doctorado en la de Madrid con una tesis titulada “Los procesos de hechicería y brujería en la Inquisición de Castilla La Nueva” tema que pudo trabajar desde el Archivo diocesano de Cuenca.

Ejerció como párroco durante un par de años en pueblos de Aragón, pero en 1930 ganó por oposición el puesto de canónigo en el cabildo de la catedral de Cuenca, condición que conservó hasta su muerte, a lo que se añadió en seguida el nombramiento de archivero diocesano, junto con la de cronista de la diócesis, a pesar de que poco después había fijado su residencia en Barcelona, como catedrático de griego en la Universidad y profesor en el seminario de la capital catalana. Filólogo, hablaba con fluidez varios idiomas europeos (alemán, francés e italiano) además de los clásicos latín y griego. En Cuenca, además de la citada canonjía, fue también profesor del seminario conciliar, pero su principal dedicación fue la de ordenar y sistematizar el archivo puesto a su cargo, singularmente el apartado de Inquisición. En ese periodo conoció a monseñor Escrivá de Balaguer, por el que inmediatamente se sintió cautivado, siendo uno de los primeros sacerdotes en formar parte del Opus Dei.

En junio de 1934 fue pensionado por la JAE para perfeccionar conocimientos en la Universidad de Munich, donde permaneció hasta 1938, conociendo así, de primera mano, la explosión del nazismo. Durante esos cuatro años trabajó e investigó en el Instituto de Bizantinística de la Ludwig-Maximilians Universitat, haciéndose especialista en la cultura bizantina, sobre la que publicaría más tarde varios importantes tratados, además de obtener el título de profesor de lengua alemana (1935). Este periodo tan dilatado, que cubre prácticamente 40 años de la vida de Cirac, podemos considerarlo de formación, puesto que no publicó nada antes de la guerra civil, trance que pudo superar sin especiales problemas. A su término, obtuvo la cátedra de Lengua y Literatura Griega en la Universidad de Barcelona (1940), de cuya Facultad de Filosofía y Letras fue decano entre 1942 y 1944, mientras seguía ocupando la canonjía conquense, ciudad a la que volvía en los periodos de vacaciones para continuar gestionando el archivo, curiosa dicotomía espacial que demuestra por un lado la notable capacidad investigadora de Cirac y por otro la relativa facilidad para poder desplazarse entre dos ciudades tan alejadas y en tiempos en que no existía en absoluto una disponibilidad fácil para el transporte.

Desde 1942 impulsó la Sección de Humanidades del CSIC en Barcelona,y en ella ocupó la dirección de la Sección de Filología Helena y Bizantinista hasta su muerte. En 1945 fue pensionado por el CSIC para estudiar el sistema de estudios filológicos aplicados en las Universidades de Oxford y Cambridge. Fue miembro del Comité Internacional de Estudios Bizantinos y presidente de la Sociedad de Estudios Clásicos, además de otras distinciones en diversas sociedades científicas. Fue enterrado en su pueblo natal, mientras que sus libros y archivos fueron donados a la Biblioteca de la Universidad de Barcelona, donde constituyen el «Fondo Cirac».

En la inmensa labor literaria desarrollada por Cirac destaca de manera notable el aspecto investigador de las lenguas y culturas clásicas y en materias referentes a la Inquisición, con un importantísimo apartado para la cultura bizantina, además de haber dedicado atención especial hacia la hagiografía de la guerra civil, desde la óptica de un nacionalismo religioso radical y militante, tendencia que concretó en una apasionada (y nada objetiva) biografía del obispo Laplana pero sobre todo en una obra que llegó a ser de cabecera para todos los defensores del régimen franquista, Martirologio de Cuenca, planteado como texto recopilatorio y de denuncia de la fuerte represión sufrida por los eclesiásticos en la provincia de Cuenca por parte de las fuerzas revolucionarias del bando republicano y en la que además ofrece un catálogo exagerado de los daños producidos en el patrimonio religioso; muchos de los datos recogidos allí como ciertos se pueden desmontar fácilmente encontrando en su sitio retablos o imágenes que presuntamente habían sido destruidos. Lo cual, evidentemente, no disminuye la importancia del hecho de que, en verdad, los primeros meses de la guerra fueron especialmente crueles para las vidas de las personas y para la estructura religiosa. Además de la obra publicada que se relaciona a continuación, Sebastián Cirac publicó también artículos de diverso carácter, sobre todo históricos y filológicos, en revistas especializadas.

Obra publicada

Sobre Cuenca

Aportación a la historia de la Inquisición española. Los procesos de hechicerías en la Inquisición de Castilla-La Nueva. Tribunales de Toledo y Cuenca (Madrid, 1942).

Vida de don Cruz Laplana, obispo de Cuenca (Barcelona, 1943).

Martirologio de Cuenca (Barcelona, 1947).

Registro de los documentos del Santo Oficio de Cuenca y Sigüenza (Cuenca, 1965)

Historia

Los héroes y mártires de Caspe (Zaragoza, 1939)

Bizancio y España. El legado de la basilissa María y de los Déspotas Thomas y Esaú de Joannina (Barcelona, 1943)

Bizancio y España. La Unión, Manuel II el Paleólogo y sus recuerdos de España (Barcelona, 1952).

Catedral de Mallorca: la reliquia de la túnica y el crisóbulo de Manuel II (Palma de Mallorca, 1952), folleto.

Bizancio y España. La caída del imperio bizantino y los españoles (Madrid, 1954).

Los nuevos argumentos sobre la patria de Prudencio (Zaragoza, 1951)

Fayón tenía derecho a existir: Apelación en defensa del Ebro: para las autoridades y procurador en Cortes (Barcelona, 1959)

Religión

Misión actual del sacerdote en la sociedad (Bilbao, 1948).

Valor dogmático y trascendencia histórica del papado (Barcelona, 1943)

Los sermones de don Martín García, Obispo de Barcelona, sobre los Reyes Católicos (Zaragoza, 1956)

Filología clásica

De re disciplinari: de convenientia commendandi studia litterarrum… (Barcelona, 1952)

Manual de Gramática histórica griega (Barcelona, 1955-1957, cuatro volúmenes),

Logos. Monografía y síntesis bibliográfica de Filología Griega (Barcelona, 1960).

De convenientia commendandi studia litterarum graecarum latinarumque et usum linguae latinae disputatio (Barcelona, 1962)

Skyllitzes matritensis. Tomo 1. Reproducción y miniaturas (Barcelona, 1965)

Manual de Gramática Histórica griega. Vol. 3. Lecciones de sintaxis griega general y de las palabras declinables (Barcelona, 1966)