Cardete Mora, Cayo Román

Zafrilla 29‑09‑1912 / Cuenca 17-03-1993

            Hermano mayor de Fidel Cardete Martínez por parte de padre, pero hijos de dos madres diferentes. Estudió Filosofía y Letras en la universidad de Valencia, especializándose luego en la rama de Archivos, a través de la que obtuvo plaza como archivero de la Diputación Provincial, a la vez que actuaba como traductor de inglés, publicando varios cuentos y poemas de esta lengua en revistas literarias españolas. La mayor parte de su vida estuvo inmovilizado, a causa de una cruel enfermedad ósea. Fue considerado como un símbolo por los escritores conquenses de su generación, que acudían devotamente al pie de su cama, para participar en intensas tertulias literarias, lecturas de poemas, etc. y recibir noticias de cuanto sucedía de avanzado en el mundo literario pues “estaba enterado cual nadie del calzador vanguardista, de la aparición clandestina de un Gide o el más reciente Jean Paul Sartre” (Carlos de la Rica). Durante algún tiempo publicó poemas en distintas revistas españolas, antes de optar voluntariamente por el silencio editorial.

De las dos obras que forman su escueta bibliografía solo hay datos y conocimiento de una de ellas, La morada del cielo vacío, mientras que de la otra, Gracias, Señor, solo se sabe por la cita proporcionada por sus amigos, sin que se conozca ningún ejemplar.

En la Biblioteca “Joaquín Leguina”, de Madrid, se conserva un manuscrito mecanografiado con tres poemas de Cardete dedicados a José García Nieto: “Primavera”, “El colmenar” y “Anhelo”.

Su muerte provocó un colectivo sentimiento de pesar, sobre todo en el ámbito literario. En su libro de memorias, Mi medio siglo se confiesa a medias, González-Ruano dijo de él: “No he conocido más impresionante caso de temple heroico de varón, cuya vida aún tenía margen para la alegría”. Significativos son los versos que le dedicó su amigo íntimo, Eduardo de la Rica:

Era una mañana abierta

de primavera temprana.

El poeta estaba herido

de eternidad en su cama.

Entre la luz transparente

iba como si flotara.

De blancos cielos caían

versos limpios como el agua.

Todas las voces del viento

temblor se comunicaban.

Ante su cuerpo dormido

se inclinaron las palabras.

Pleno estaba el mediodía

en la bienaventuranza.

Obra publicada:

Gracias, Señor

La morada del cielo vacío (Cuenca, 1973)

Bibliografía

            Carlos de la Rica: “Entre celda y cielo, Cayo Cardete”. Diario de Cuenca, 18-12-1977