Niceto Hinarejos Ruiz
Alicante, 2017. Edicions Locals, 292 pp.
Bucear en los misterios de la historia es una tarea apasionante, sin duda alguna. La investigación, sobre todo en los últimos 50 años, ha permitido poner al descubierto cuestiones que aparecían envueltas por el desconocimiento, alimentado durante siglos, hasta llegar a introducir en el ánimo de las personas la posibilidad de que jamás sería posible llegar a saber exactamente qué se podía esconder tras aquello que apenas si era insinuado por una indicación documental, una alusión literaria, un mínimo rastro arqueológico. Pero, en verdad, si algo caracteriza al ser humano es su voluntad inconmovible por llegar hasta el fondo más oculto de las cosas, desentrañando y poniendo al descubierto lo que parecía imposible de penetrar.
Si hay un ejemplo evidente de cuanto aquí se está diciendo ese es, sin duda, el de Niceto Hinarejos, empeñado durante décadas en conocer primero y divulgar después la existencia y localización exacta de un castillo árabe-medieval envuelto en las nubes desconcertantes de las crónicas, llamado Serreílla, que debió estar situado en algún punto del extremo nororiental de la provincia de Cuenca, en las estribaciones montañosas que nos vinculan con Albarracín y Teruel. Para llegar a establecer, con total rotundidad, que ese castillo es el de Alcalá de la Vega, donde alza su ya ruinosa presencia sobre el cauce encajonado del río Cabriel, han debido pasar muchos años de investigación, estudio, análisis, contraste de datos e, incluso, algunos disgustos, promovidos por quienes han querido emprender otra orientación para hacer que aquella legendaria fortaleza estuviera situada en otro lugar
A Niceto Hinarejos Ruiz (Alcalá de la Vega, 1933), le ha llevado, desde luego, un encomiable afán localista por defender algo que considera intrínseco a la naturaleza de su pueblo natal, pero más allá de esa tendencia, lógica, hay en todo su trabajo un propósito más definido y potente, el de hacer que prospere la verdad histórica, por tanto científica, con lo que, de paso, contribuye de manera muy notable a fijar algunas cuestiones que son de importancia general y que, desde luego, tienen un valioso interés para completar la historia de Cuenca. Estamos hablando de un momento confuso en el devenir de los tiempos, en la transición del mundo musulmán al cristiano, antes del siglo XII, una época marcada por extraordinarias lagunas documentales pero abundante en alusiones literarias en las que resulta difícil rastrear las referencias precisas para hacer coincidir la leyenda con la historia.
Serreilla aparece citada en las crónicas musulmanas pero con una localización imprecisa, como sucede casi siempre en esos textos, con el detalle añadido de que, cuando se produce la incorporación del territorio a la corona cristiana de Castilla, la fortaleza ya era un despojo arruinado, lo que contribuyó a que se alimentara la confusión porque las citas de los conquistadores tampoco ayudaron a fijar el sitio exacto de la localización, lo que propició que unos y otros lo fueran moviendo de acá para allá según sus propias conveniencias. Ese desajuste ha sido corregido por el autor de este libro a lo largo de muchos años de trabajosa investigación, de análisis críticos de textos y de continuada investigación a pie de tierra en el lugar que finalmente parece poder establecerse de manera concluyente: el torreón ruinoso que se encuentra en las afueras de Alcalá de la Vega, junto a la ermita de la Virgen de los Remedios, el mismo que El-Idrisi señala en su crónica ya mítica.
Todo ese inmenso trabajo de investigación toma forma en este libro que viene a resumir y concretar, con profusión de datos, de referencias bibliográficas y de fotografías, la continuada dedicación que el autor ha prestado a un tema en el que ha puesto mucho más que amor a su pueblo: ha contribuido de manera muy notable a clarificar una situación de evidente interés para completar el conocimiento de la historia general de Cuenca y ello, sin duda, viene a representar una aportación de considerable valor.