Pozo Pardo, Alberto del

Cuenca, 20-03-1920 / Madrid, 21-06-1998

     Formó parte de la primera promoción de alumnos que estudió en la recuperada Sección de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid, al término de la guerra civil, licenciándose en 1948. Participó en la comisión organizadora de la Sociedad Española de Pedagogía que inició su actividad a continuación y fue vocal del primer Consejo Rector de la misma, organizada en 1949 bajo la presidencia de Víctor García Hoz. Inició su actividad docente como profesor del Instituto de Selección Escolar, en Madrid, un centro especializado en el diagnóstico y atención a niños superdotados. Accedió por oposición a la cátedra de Pedagogía de la Escuela Normal de Cuenca (1953) en la que permaneció hasta 1970, para ocupar el cargo de primer delegado provincial de Educación y Ciencia (1969-1975), pasando luego a desempeñar la cátedra en la Escuela de Magisterio “María Díaz Jiménez”, de Madrid, hasta su jubilación (1986). Entre esas fechas hay que citar su periodo como director de la Normal de Cuenca (1962-1969) considerado siempre como uno de los más fecundos y brillantes del centro, como tampoco se puede olvidar el dato de que, siendo delegado de Educación, impulsó y dio los primeros pasos estatutarios y jurídicos para implantar en Cuenca los estudios universitarios, a través del Colegio Universitario “Cardenal Gil de Albornoz”.

     En el terreno estrictamente pedagógico hay que señalar también una notable aportación, ya en el periodo de gestión de la Escuela “María Díaz Jiménez”, al introducir a comienzos de los años 80 del siglo XX en la especialidad de Educación Especial una asignatura denominada “Historia de la Educación Especial” que posiblemente fue la primera vez que se impartió en España. Fue colaborador habitual de la Revista Española de Pedagogía y de Bordón, abarcando gran número de temas de su especialidad, sobre todo de Didáctica y Organización Escolar, aunque tampoco desdeñó entrar en cuestiones de Filosofía de la Educación y Pedagogía Experimental. Escribió y publicó varios manuales destinados a los alumnos de las Escuelas de Magisterio, así como varios libros de texto para niños y guías didácticas para maestros.

     En 1975 leyó su tesis doctoral en la Facultad de Pedagogía de la Universidad Complutense sobre “Historia administrativa de la educación en el siglo XIX (1833-1854)”, materia en la que fue pionero y que, sorprendentemente, permanece inédita. En los quince últimos años de su vida profesional colaboró en diversos proyectos de investigación, como ponente y comunicante en diversos congresos y en los primeros Coloquios Nacionales de Historia de la Educación además de mantener sus colaboraciones en la Revista Española de Pedagogía.

     La biografía de Alberto del Pozo no puede limitarse al frío relato de sus acciones y hechos. Hablamos de una persona que produjo un impacto imborrable en varias generaciones de estudiantes de Magisterio y que durante su estancia en la ciudad alcanzó el nivel de paradigma personal, punto de referencia en una sociedad cuyos parámetros culturales estaban muy lejos de alcanzar el nivel de sobria y elegante dignidad con que el profesor de Pedagogía se presentó ante ella. Pedro Saugar ha recordado su primera aparición en el aula de la Escuela de Magisterio, un día de 1951, con el puesto de profesor de Pedagogía recién adquirido, tras haber dejado atrás la experiencia de la División Azul: “Que venía de azul marino en traje cruzado, nos apercibimos en seguida; que era tímido, vergonzoso y vacilante en su deambular entre pupitres, pero riguroso, profundo y un chiflado de la didáctica, de la metodología y de la organización escolar, lo fuimos desgranando a través de su primera exposición. Y no desbarramos en la apreciación” [Pedro Saugar: Desovillando XIV, El Día de Cuenca, 07-01-2001, pág. 2]. Quienes le conocieron bien y estuvieron en la cercanía de su entorno profesional no dudan en asegurar que ni un solo día dejó de preparar sus clases, incluyendo el último curso de actividad, en que aún sabiendo que le esperaba la jubilación, cambió el programa de la asignatura, introdujo nuevos temas y siguió trabajando en los preparativos como si fuera su primera clase. “Como intelectual era un incansable lector de literatura contemporánea, especialmente de novelistas de los años cincuenta y sesenta, era un empedernido cinéfilo y un entusiasta del teatro, además de amante de la poesía, y escribió poemas durante toda su vida, algunos de ellos dedicados a su ciudad, a Cuenca, aunque nunca los llegó a publicar”.Actitud vital que quizá podamos completar con un apunte personal, íntimo, que me aporta su propia hija: “Era modesto, silencioso, llevaba un poeta escondido en su corazón, estaba dotado de un gran sentido del humor y siempre sustentó sus actuaciones en unos principios religiosos que marcaron y dieron sentido a su vida. Era, siguiendo la poesía machadiana que él tantas veces releyó, un hombre bueno”.

Vivimos (Burgos, 1966)

Nosotros y el mundo (Burgos, 1966)

Nosotros y el mundo (vida social) (Burgos, 1968) En colab.

Organización Escolar (Burgos, 1969)

Guía didáctica de mi libro: libro del maestro (Burgos, 1969).

Didáctica General (Burgos, 1970)

La Didáctica, hoy (Burgos, 1978)

Mi libro: actividades lúdicas para el párvulo de 5-6 años (Burgos, 1978). En colaboración.

Organización y dirección de centros educativos (Madrid, 1978).

Bibliografía

     GALLARDO CRUZ, José Antonio: “Alberto del Pozo Pardo: maestro de maestros. Aproximación biográfica”. Revista Española de Pedagogía, nº 233, enero-abril 2006.