Porreño, Baltasar

Baltasar Porreño y Mora

Cuenca, 1569 / M. 1639

     En su poema El laurel de Apolo, dedicado a encomiar las figuras literarias de cada ciudad española, Lope de Vega escribe:

Gloria de Cuenca, Balthasar Porreño.

en el verso latino y castellano

de tanta erudición se encuentra lleno

quanta puede alcanzar límite humano.

Tullio español, Demósthenes christiano.

Quizá no hace falta señalar que el gran Lope y Porreño eran amigos, lo que explica el excesivo ditirambo con que aquel saluda a su compañero, y que contrasta con otros tratamientos que el Fénix de los Ingenios aplicó a quienes no tenían sus simpatías.

Sobrino del arquitecto Francisco de Mora, a quien cita en algunos escritos (“el hombre más eminente en arquitectura que han tenido nuestros siglos”), el propio Porreño declara repetidamente el lugar y la fecha de su nacimiento. Así, al hablar de las constituciones del hospital de Toledo por el cardenal Tavera dice que rigieron “hasta el año de mil y quinientos y sesenta y nueve en que yo nací”, afirmación que repite en otros lugares. Estudiante en el seminario de Cuenca, contó con la protección inicial del magistral Francisco Morcillo. Licenciado en Filosofía por la universidad de Alcalá (05-12-1587) ejerció como párroco de Sacedón y Córcoles, que entonces formaban parte del obispado de Cuenca, ciudad en la que había recibido las órdenes sacerdotales. Su primer destino fue la parroquia de Paredes, que compatibilizó con el de capellán del obispo Portocarrero (1597-1599), de quien parece fue confesor, para ocupar luego la parroquia de San Esteban, en Huete (1599-1606), etapa que resultó especialmente fructífera, si tenemos en cuenta la considerable cantidad de trabajos que allí tomaron forma. Desde Huete, en 1603 se acercó al monasterio de Uclés para entregar en mano a Felipe III un memorial “en raçon de algunos servicios míos”, visita que aprovechó para hacer amistad con Juan Idiaquez, presidente del Consejo de Órdenes Militares, quien le encargó una apología sobre la venida del apóstol Santiago a España. Al rey volvió a encontrarlo poco después en Huete, aprovechando la ocasión para entregarle otro manuscrito, el titulado “Discurso en raçón de la aduana de las pecoras de la Pulla en el Reyno de Nápoles; tocante al patrimonio Real de España” con el que pretendía ofrecer fórmulas para mejorar la situación económica de la monarquía, siempre en precario. En Huete, además, protagonizó un caso muy sonado, el de la Endemoniada de Tinajas que Parreño exorcisó, episodio tras el que fue trasladado a la parroquia de Sacedón y su anejo, Córcoles (1607-1627), dos localidades que menciona siempre en su obra editada en un periodo de su vida en que continuó investigando con notable intensidad. En 1627 el obispo Pimentel le nombra examinador sinodal del obispado y al año siguiente visitador, cargo que le permitió visitar un gran número de parroquias de la diócesis.

Debió morir poco después del 15 de mayo de 1639, pues a esa fecha corresponde su última anotación en el libro parroquial de Sacedón y el 1 de agosto ya había fallecido. Su labor pastoral en esta localidad debió ser muy positiva, según relata su biógrafo Aurelio García López, pues concluyó las obras de la iglesia, restauró varias ermitas, fundó el pósito e incluso hizo de prestamista para atender necesidades individuales.

Desde muy joven mostró un gran interés por los estudios históricos, tendencia en que contó con la ayuda del jesuita Jerónimo Román de la Higuera, llegando a poseer una notable biblioteca y una importante colección de monedas antiguas. Llevado de esa afición natural y con el apoyo de un encomiable espíritu investigador, acometió una tarea ingente para la que buscó repetidamente la protección de nobles y obispos, que sólo pudo conseguir en muy pocos casos. El resultado de tan considerable trabajo es muy desigual y, con frecuencia, debe ser tratado con bastantes reservas porque la fiabilidad histórica de lo que cuenta aparece diluida en datos y observaciones obtenidos en fuentes muy controvertidas, más cerca de la leyenda o la hagiografía, tanto religiosa como nobiliaria, que de la certeza histórica.

Porreño es un sacerdote que asume con total convicción las tesis de la Contrareforma, impulsadas por la corona desde los tiempos de Felipe II, recurriendo para ello a la exaltación de figuras que, como la Virgen María, se consideran esenciales para afirmar la fe del pueblo o la de símbolos que ayudan a exaltar el nacionalismo patrio, como el apóstol Santiago, el cardenal Cisneros, monjas ilustres, advocaciones marianas o, en nuestro caso, el obispo Julián, por entonces santificado. Precisamente esa finalidad se encuentra patente en el título del libro, donde se menciona expresamente al “santo rey”, revelador de inmediato de la intención del autor de aportar justificaciones que posibilitaran nada menos que la elevación de Alfonso VIII a los altares de la santidad católica propósito diluido cuando fue su nieto, Fernando III, el elegido para obtener tal distinción religiosa.

En el terreno civil, Porreño es absolutamente adicto a la monarquía y a sus figuras destacadas, de quienes busca protección para poder editar sus trabajos, de ahí que el trato dado tanto a reyes como a nobles de postín esté en línea con la adulación y no tanto con el rigor. Esto no significa una minusvaloración de la totalidad de la obra del autor, sino solo que debe ser tratada con cautela, desbrozando siempre lo cierto de lo inventado.

Para llevar a cabo su trabajo, aparte algunos viajes esporádicos a Toledo, hizo acopio de una biblioteca considerable, incluyendo transcripciones directas de los documentos que debía utilizar y que le fueron proporcionadas por bibliotecas conventuales o episcopales. Ese ingente material, a su muerte, fue vendido a una librería de Madrid, incluyendo manuscritos, lo que explica su dispersión en diversas instituciones, aunque buena parte, quizá la mayoría, fueron a parar a la Biblioteca Nacional.

Anotaré, finalmente, una curiosidad anecdótica. En La fontana de oro, Pérez Galdós incluye a unos personajes, las Porreño, descendientes de don Baltasar Porreño, marqués de Porreño, que había sido consejero íntimo de Carlos IV y que, parece obvio, no tiene ninguna relación con nuestro escritor.

Obras publicadas:

Libro de la limpia Concepción de la Virgen Maria (Cuenca, 1621)

Oráculos de las sibilas prophetisas de Cristo Ntro. Sr. entre los gentiles (Cuenca, 1621)

Dichos y hechos del rey don Felipe II (Cuenca, 1626)

Vida y hechos hazañosos del gran Cardenal Don Gil de Albornoz (Cuenca, 1626)

Discurso de la vida y martirio de la gloriosa virgen y mártir Santa Librada, española y patrona de la iglesia y obispado de Sigüenza (Cuenca, 1629).

Dichos y hechos del Señor Don Felipe III (Madrid, 1723)

Historia del Serenísimo Señor Don Juan de Austria (1899, 2013)

Dichos, y  hechos, virtudes y milagros del Ilmo. Y Reverendísimo señor Don fr. Franº Ximénez de Cisneros, Cardenal de la Santa Iglesia de Roma, Arzobispo de Toledo (1918).

Elogios de los ínclitos Condes y excelentísimos Duques de Medinaceli (1922).

Nobiliario del reino de Galicia del Licenciado Baltasar Porreño que escribió con la ocasión de haber acompañado al cronista Ambrosio de Morales (1997, 2004).

Historia del Santo Rey don Alonso el Bueno (Cuenca, 2017).

Manuscritos

     Sólo una mínima parte de la producción histórico-literaria de Porreño ha pasado a la letra impresa, conservándose el resto, la mayoría, en manuscrito en diferentes archivos y bibliotecas, según mencionan diversos autores, aunque hay algunos que se han perdido en el trasiego de los siglos. Algunos de esos manuscritos han tenido la fortuna de ser editados modernamente, después de permanecer siglos inéditos, como se puede comprobar en la bibliografía anterior. De los que permanecen en ese estado incógnito no es fácil conseguir elaborar una relación exhaustiva y correcta, tal ha sido la abundancia de la obra de Porreño y la dispersión posterior de los materiales. Quienes lo han hecho antes (Nicolás Antonio, Mateo López, Muñoz y Soliva, Fermín Caballero) ofrecen títulos diferentes, algunos totalmente inexactos y otros distorsionados, por lo que es preciso poco menos que adivinar a cual se están refiriendo.

Todas estas indicaciones dispersas, algunas de ellas incorrectas, han sido debidamente sistematizadas por Miguel Salas Parrilla en la introducción a su edición de la Historia del Santo rey don Alonso el Bueno, en la forma siguiente:

1. Edificio espiritual en el cual se trata de cómo ha de subir un alma a la perfección (Biblioteca Nacional). Tiene licencia de impresión fechada el 4 de abril de 1599, lo que indica que pudo llegar a imprimirse, aunque no se conoce ningún ejemplar.

2. Apología de la venida a España del apóstol Santiago (terminada en Huete en 1603; Biblioteca de Castilla-La Mancha, Toledo).

3. Historia episcopal y Real de España, en la qual se trata de los Arzobispos de Toledo, y reyes que han gobernado a España debaxo de su Primado (Biblioteca Capitular de Toledo). Mateo López lo menciona siguiendo a Nicolás Antonio, “y dicen se imprimió en la vida del cardenal don Francisco Ximénez, en Palermo, año de 1653”.

4. Discurso en razón de la aduana de las pecoras de la Pulla en el Reyno de Nápoles, tocante al Patrimonio Real de España (Biblioteca Nacional)

5. Defensa del estatuto de limpieza que fundó en la Santa Iglesia de Toledo el cardenal y arzobispo de Toledo Don Juan Martínez Silíceo (Biblioteca Nacional y Biblioteca Capitular de Toledo).

6. Relación de lo que pasó al hacer el Estatuto de limpieza, que tiene la Santa Iglesia de Toledo, Primada de las Espeñas (Biblioteca de Castilla-La Mancha, Toledo).

7. Vida y hechos hazañosos del gran Cardenal de España Don Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo, Patriarca de Alexandría (Biblioteca Nacional).

8. Información de los milagros que ha hecho la imagen de Nuestra Señora del Sagrario, del lugar de Garcinarro (Archivo Diocesano de Cuenca)

9. Memoria de las cosas notables que tiene la ciudad de Cuenca y su Obispado para la inteligencia del mapa dedicado con esta Memoria a don Pedro Carrillo de Mendoza, conde de Priego y mayordomo de la Reina Nuestra Señora (Biblioteca Nacional, copia posterior en la Real Academia de la Historia), del que Muñoz y Romero dice es un “una especie de diccionario de los pueblos del obispado, en cuyos artículos se encuentran algunas noticias curiosas”.

10. Declaración del mapa del Obispado de Cuenca (Biblioteca Nacional de donde sacó una copia Fermín Caballero)

11. Tratado de las vestiduras antiguas (Biblioteca Nacional).

12. Discurso de los varones ilustres con el nombre de Enrique que ha havido en varias naciones dirigido a don Enrique Pimentel obispo de Cuenca (Biblioteca Universitaria de Salamanca).

13. Santuarios del obispado de Cuenca y personas ilustres en santidad que en él ha habido (Biblioteca Universitaria de Salamanca). Menciona nueve santuarios y numerosos personajes en santidad vinculados al obispado de Cuenca.

14. Elogios de los Papas y Cardenales que ha tenido la nación española (Archivo Apostólico Vaticano; Biblioteca de la Universidad de Salamanca).

15. Elogios de los grandes caballeros y esclarecidos sujetos que por la guerra y por la paz han tenido en estos reinos las excelentísimas casas de Girón y Pacheco (Biblioteca Nacional). “Precioso manuscrito que además tiene 39 ilustraciones en color, 22×17. Autógrafo y firmado por Porreño” [Salas, XXIX].

16. Versos en que se da el parabién al señor don Claudio Pimentel y Quiñones, deán de la Santa Iglesia de Cuenca de su venida a la villa de Parexa, estando en ella su tío, el ilustrissimo señor don Enrique Pimentel, obispo de Cuenca (Biblioteca Universitaria de Salamanca)

     17. Escritores espirituales. Obra en que se da noticia de innumerables escritores de todos estados y de todas las naciones que an escrito libros espirituales y devotos (Biblioteca Universitaria de Salamanca)

     18. Origen y Maestres de la Real Orden y Caballería del Tusón. Dirigida al Rey don Felipe Quarto, nro. Señor, Maestre de ella (Real Academia de la Historia).

     19. Margaritas preciosas unas por santidad, otras por letras, otras por armas y valor (Monasterio de las Descalzas, Madrid). Está dedicada a Margarita de Austria, tía de Felipe IV, monja en el monasterio madrileño.

     20. Museo de los Reyes Sabios que han tenido las naciones del orbe, y los libros que ellos y los emperadores e infantes han escrito y sacado a luz (Biblioteca Nacional.

     Además de estos manuscritos localizados en los lugares que se indican, hay noticias de otros manuscritos que se mencionan en distintas fuentes y cuya localización no ha sido posible hasta hoy:

     “Elogios de los obispos de Cuenca” citada por el mismo Porreño en su Declaración del mapa del obispado de Cuenca como escrita en Huete en 1602.

     “Elogios de los infantes que han sido Arzobispos de Toledo”, citado por Porreño y Nicolás Antonio.

     “Gaceta de Madrid en tiempos de Felipe II”, mencionado por Gallardo en su Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos. Había sido escrito en Huete, en 1605.

“Nota de los confesores de Reyes y personas reales que ha tenido la sagrada religión de Santo Domingo desde su fundación”, citado por Muñoz y Soliva que dice lo tuvo en sus manos y pasó a propiedad del duque de Osuna.

“Historia de la ciudad de Cuenca”, en dos tomos, citada por Muñoz y Romero quien dice que existía una copia en la Biblioteca Colombina y otra en la del Seminario de Cuenca y que, según declaración propia, fue utilizado por Mártir Rizo para escribir su propia Historia de Cuenca.

     “De scriptroribus toletanis”, mencionado por el propio Porreño como pendiente de imprimir.

     “Historia de San Julián, Obispo de Cuenca”, también mencionada por Porreño en su Declaración del mapa del obispado de Cuenca; Bartolomé Alcázar afirma haberla visto.

“Grandezas de la Universidad de Alcalá y Juramentos de los príncipes de Asturias” (Muñoz y Soliva).

“Catálogo de los milagros de Nuestra Señora de los Llanos de Ontoba” del que habla Aurelio Garcia López.

     “Ad futuram rei memoria. Cosas notables que han sucedido en Sacedón” que estuvo en la parroquia de esta localidad al menos hasta 1917, en que se da por perdido.

Bibliografía

     Mateo López, II, 174; Muñoz y Soliva II, 658-662; Torres Mena, XI; Muñoz Romero, 109; Priego/Silva, 300-302.

     GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Baltasar Porreño. Cosas notables que han sucedido en Sacedón (1611-1631). Guadalajara, 2014; Editores del Henares.

     RIVERA RECIO, Juan Francisco: Baltasar Porreño (1569-1639), historiador de los arzobispos de Toledo. Toledo, 1946. Separata del Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, año XXIV, núm. 60.