Lumbreras, Constancio

CONSTANCIO LUMBRERAS CHARFOLÉ

Conocido abogado de principios del siglo XX en Cuenca, donde ejerció la profesión, además de ser oficial primero de Secretaría en la Diputación de Cuenca y, en ocasiones (1928) secretario interino. Desde ese puesto participó el 27-11-1919 en la constitución de la asamblea nacional de funcionarios de Diputaciones, en la que fue elegido presidente honorario como reconocimiento a ser el promotor de la idea. Estuvo vinculado a los movimientos de preocupación cultural de la época, actuando como secretario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País en Cuenca. Su nombre aparece de manera repetida en las crónicas periodísticas de la época, siempre como activista muy dinámico en cuestiones culturales y sociales. Fue el promotor y director del periódico semanal El Auxiliar de Prisiones, editado igualmente en nuestra ciudad en 1916. Su obra más conocida, repetidamente citada en algunos comentaristas, es ¡Cuenca por Alfonso VIII!, un drama en tres actos y en verso, representado en la noche del 21 de septiembre de 1877, de similares características literarias a Blanca, de la que no existen referencias ni, al parecer, ejemplares, aunque se anunció su estreno en Cuenca el 28 de julio de 1923. Fue autor también de En el fondo del abismo, igualmente teatro versificado, que se estrenó en 1904.

Como casi todos los miembros de su generación, sintió la llamada de la política, que practicó dentro del ámbito provincial. El 1 de enero de 1883 se incorporó a la corporación como diputado por el distrito de Priego-Cañete y al año siguiente, el 6 de noviembre de 1884, hubo unanimidad en designarlo vicepresidente. Durante los años siguientes volvió a ser elegido hasta que presentó su renuncia definitiva en 1893, volviendo a ejercer como funcionario. Desde esa posición, en 1925 fue designado como secretario interino de la Diputación para ocupar la vacante dejada por el titular, Cayo Conversa, al pasar a ser alcalde de Cuenca. Fue jubilado el 11 de diciembre de 1928; había cumplido ya 75 años, estaba en delicado estado de saludo y en su despedida, los diputados expresaron opiniones muy favorables a su dilatado espíritu de servicio al órgano provincial.