Lopez de Haro, Rafael

RAFAEL LÓPEZ DE HARO MOYA

San Clemente 05-07-1876 / Madrid 21-03-1967

Uno de los más destacados escritores de su generación, hoy perdido en el generoso almacén del olvido donde moran quienes entonces practicaron la novela naturalista, como Ricardo León, José López Pinillos (Pármeno), Pedro de Répide y otros, que dieron forma dinámica a una ciudad de Madrid que parecía envuelta por un cálido aroma de cultura popular, propiciada por la abrumadora serie de novelas cortas de publicación semanal que aparecían de manera constante.

Nacido en el seno de una familia numerosa (era el noveno hijo), relativamente acomodada, hijo del juez de Primera Instancia en el partido de San Clemente, parece que no tuvo una niñez muy feliz porque al tener un pequeño defecto natural (era bizco) fue víctima de las bromas constantes que suele ejercer la crueldad infantil. Pronto abandonó su lugar natal, siguiendo los avatares profesionales de su padre, trasladado sucesivamente a Castropol (Asturias), Fonsagrada (Lugo) y Puebla de Sanabria (Zamora), lugar este último del que siempre guardó muy favorables recuerdos. A continuación volvió a Cuenca, donde fue acogido por su hermano mayor, Luis, abogado en la capital y aquí estudió el Bachillerato, seguido de la carrera de Derecho que hizo en Madrid como alumno libre, con la dificultad añadida de que la muerte sucesiva de su padre y su hermano dificultaron el desarrollo normal de los estudios y se vio obligado a empezar a trabajar, como oficinista en el Registro de la Propiedad y luego de segundo escribiente en Obras Públicas. La actividad laboral le permitirá descubrir, de manera incipiente, una vocación literaria que se manifestará inicialmente en colaboraciones en la prensa local conquense, en la que firma con el acrónimo Harodelo (juego de sílabas de su propio apellido) y envíos a la revista madrileña Madrid Cómico. A continuación residió durante un breve tiempo en Ciudad Real, donde colaboró en los periódicos La Tribunay El Labriego, paso previo a su definitiva implantación en Madrid.

En la capital del reino realiza algunas incursiones en la vida de bohemios y literatos, de la que salió desengañado, como reflejará más tarde en algunas de sus obras, en las que declara su firme decisión de conseguir la seguridad laboral y económica antes de dedicarse a escribir. Por ello, al terminar la carrera, oposita a notarías y consigue plaza en la localidad murciana de Blanca, de donde irá obteniendo traslados (y ascensos) a Valdepeñas, Pontevedra, Burgos, Zaragoza, Barcelona (1929) y Madrid, su último destino hasta la jubilación.

Había empezado ya por entonces a entregar colaboraciones de variado contenido que fueron publicadas enelórgano periodístico del Partido Liberal Reformista encabezado por el ministro Robledo Romero, o en las revistas Blanco y Negro, El Gato Negro, y La Gran Vía. Con ese primer bagaje experimental y mientras contraía matrimonio con Amalia Puga, hija de un magistrado madrileño, se decidió a dar el salto a la literatura, publicando En un lugar de la Mancha (Madrid, 1906) que no despertó ningún interés, pero sí lo hizo su segunda novela, Dominadoras (Madrid, 1907) en la que se hicieron patentes los recursos narrativos que habría de desarrollar de manera ciertamente fecunda en los años siguientes. Su esposa falleció en 1908, dejándole cuatro hijos y un par de años más tarde volvió a contraer matrimonio con Josefa Caminero.

Al año siguiente se inicia en un terreno que le resultará especialmente grato y que le permitió alcanzar una notable popularidad, el de las novelas cortas que publicaban diversas editoriales en una suerte de difusión popular de la cultura que alcanzó considerable éxito en las dos décadas previas a la guerra civil. Colecciones como El cuento semanal, El Libro popular, Los contemporáneos, La novela corta, La novela semanal, La Novela de hoy, La novela del sábado y otras sirvieron para acoger cientos de relatos de todos los autores de la época, destacando entre ellos, como uno de los más prolíficos, Rafael López de Haro.

A pesar de que estaba convencido de que la literatura debía ser su principal dedicación, no renunció a entrar en el terreno de la administración política cuando Antonio Maura le ofreció el cargo de gobernador civil de Segovia (1919), al que siguió durante unos meses Albacete y luego Sevilla, donde apenas si llegó a tomar posesión, pero en realidad fue una incursión más por seguir la moda del momento y conocer nuevas experiencias que por sentir auténtica afición por la política, de manera que en pocos años abandonó ese espacio para volver al que le resultaba más grato y en el que amplió horizontes iniciándose en 1918 como autor teatral. Como para entonces ya había logrado un cierto nivel de popularidad, en junio de 1924 recibió un homenaje de su villa natal, junto con su hermano Carlos Federico, siendo ambos nombrados hijos predilectos.

Después de esa fugaz experiencia política y vuelto al ámbito de las notarías, encontró destino en Barcelona (1929) donde se encontraba, junto con su familia cuando estalló la guerra civil, que le ocasionó en principio algunas molestias pronto superadas, de manera que no sufrió especiales problemas durante ese conflictivo periodo. Poco después, consiguió cumplir su sueño profesional, al obtener una notaría en Madrid (1940), su destino definitivo.

Escritor verdaderamente prolífico, como era cosa común en los literatos populistas del primer cuarto del siglo XX, publicó un total de 127 obras, mereciendo buena parte de ellas la traducción a otros idiomas europeos. La publicación periódica de relatos breves en los que acertó a volcar su inventiva literaria le proporcionó popularidad y dinero. Inmerso ya en el mundo de la literatura (sin dejar su dedicación laboral a la notaría) empezó a conocer y tratar con autores ya consagrados, como Francisco Villaespsa, Felipe Trigo, Emilio Carrere y otros.

En una nota bibliográfica incluida en sus novelas se establece una distinción de títulos entre Novelas de la Vida, Novelas de las Almas, Novelas de la Carne y Novelas cortas. Según Gómez Porro, “los argumentos de sus relatos son sencillos, de carácter moral y se ubican en el ambiente burgués y urbano de principios del siglo XX”. En ese amplísimo repertorio narrativo hay algunos huecos (no muchos, verdaderamente) en que se introduce el ambiente y el paisaje manchego.

Carmen Muñoz Olivares, que ha estudiado minuciosamente la obra de López de Haro, sintetiza que “toda su producción tiene, dentro de la diversidad que encierra, una finalidad social, didáctica. El autor se empeña en una labor educativa en la que, a través de la denuncia encauzada en unas narraciones reflejo de su observación, la sociedad perciba defectos y errores omnipresentes en todas sus esferas pero sobre todo en la pequeña y media burguesía”. Es, por decirlo de otro modo, el tipo de literatura naturalista que hará fortuna en las primeras décadas del siglo XX y en la que se desliza una suave crítica social influida por las primeras corrientes socialista e incluso un amable contenido erótico que nunca llega a manifestarse con total libertad en la literatura de López de Haro pero en la que sí se deslizan insinuaciones que podríamos calificar de “limpias”, sin llegar, por supuesto, a descripciones descarnadas. Es un tipo de literatura que encaja en los postulados del realismo y el naturalismo propios de la época, con inspiración directa en la sociedad burguesa y cosmopolita, a la que procura zaherir con delicadeza para poner de relieve sus defectos,

Es curioso señalar que López de Haro, que no fue en absoluto un escritor costumbrista ligado a su tierra natal, inicia su obra literaria con En un lugar de la Mancha (1906) y la cierra con Alonso Quijano (1959) como si en esos dos puntos extremos tomara conciencia íntima de a qué paisaje pertenecía. Por otro lado, en algunas de sus novelas se puede adivinar la presencia de Cuenca, enmascarada con títulos alusivos, como Ibérica o Huecaria

La obra de Rafael López de Haro llena de títulos el primer cuarto de siglo de la vida española y se prolonga un poco más, hasta llegar a la mitad de la centuria, momento a partir del que se difuminó por completo hasta llegar a ocupar un nivel insignificante en el panorama literario nacional. Probablemente, como suele suceder en estos casos, tan exagerada fue su valoración en vida como injusto el olvido después de muerto. Escritor de fino ingenio y sólidos conocimientos, cultivó una prosa cuidada, de estilo clásico, sin aceptar la incorporación de modismos. Y es que, como señaló Florencio Martínez Ruiz, “más que de cambio radical y terminante, en su obra apreciamos el agotamiento de los modelos que tanto temática como estilísticamente venían de un posmodernismo ya pasado a mejor vida”, algo en lo que también tuvo que ver, y seguramente mucho, su declarada ideología conservadora, que tras la guerra civil lo alineó de manera abierta y declarada con la línea impuesta por los vencedores, con lo que difuminó cualquier simpatía que pudiera haber encontrado en la nueva generación de escritores y críticos.

En esa incesante actividad encontró la oportunidad de realizar una pequeña incursión en el cine, escribiendo los guiones para adaptar dos de sus novelas: Miss Ledya (José Gil, 1916), considerado el primer film de ficción con tema gallego y Alalá (Adolph Trotz, 1932), basada en la novela Los nietos de los celtas.

La casa natal de los López de Haro, en San Clemente, se encuentra en la calle que hoy lleva su nombre, en la que antiguamente era calle de la Compañía, frente a la que fue Casa de la Compañía de Jesús.

Obra publicada

Es prácticamente imposible conseguir establecer una bibliografía completa y rigurosa de Rafael López de Haro, en especial en el apartado correspondiente a sus novelas cortas, tal es la dispersión de colecciones que coinciden a un tiempo y en las que no siempre aparece la identificación correcta en cuanto a fechas, a lo que se añade la complicación derivada de sucesivas ediciones. Algo similar ocurre con su producción dramática, porque no hay constancia de que todos los títulos estrenados tuvieran su versión impresa.

Para establecer la bibliografía que figura a continuación se han utilizado las siguientes fuentes: la obra ya citada de Carmen Muñoz Olivares (pp. 183-287), la incluida en el Manual de Antonio Palau, las relaciones que el propio López de Haro incluye en muchas de sus obras y la búsqueda de títulos en incontables catálogos de anticuarios.

Novela

En un lugar de la Mancha (Madrid, 1906)

Dominadoras (Barcelona, 1907)

Batalla de odios (Madrid, 1908)

El salto de la novia (Madrid, 1908)

Floración (Barcelona, 1909) 

La novela del honor (Barcelona, 1910)

Entre todas las mujeres (Madrid, 1910)

Sirena (Madrid, 1910)

Poseída (Barcelona, 1911)

La imposible (Madrid, 1912)

El país de los medianos (Barcelona, 1913)

Las sensaciones de Julia (Madrid, 1915)

El incendio (Madrid, 1916)

¡Muera el señorito! (Madrid, 1916)

Los nietos de los celtas (Madrid, 1917)

El más grande amor (Barcelona, 1918)

La zarabanda de las pasiones (Madrid, 1918)

La Venus miente (Madrid, 1919)

Un hombre solo (Madrid, 1920)

Ante el Cristo de Limpias (Madrid 1921)

Fuego en las entrañas (Madrid, 1922)

Mis mejores cuentos (Madrid, 1922)

¿Y después? (Madrid, 1922)

Pero el amor se va (Madrid, 1923)

Todos los amores (Madrid, 1923)

Un hombre visto por dentro (Madrid, 1924)

Entre desconocidos (Madrid, 1928)

Ella o el diablo (Madrid, 1930)

Yo he sido casada (Madrid, 1930)

Eva libertaria (Madrid, 1933)

Adán, Eva y yo (Barcelona, 1939)

     Interior iluminado (Madrid, 1945)

     Entredós (Madrid, 1955)

     Alonso Quijano (Madrid, 1959)

Novelas cortas

Vulgaridad (Madrid, 1909)

Del Tajo en la ribera (Madrid, 1909)

El caso del doctor Iturbe (Madrid, 1912)

Eleonora (Madrid, 1912)

El amor de Doria (Madrid, 1913)

El amor, la codicia y la muerte (Madrid, 1914)

La mujer de los dos (Madrid, 1914)

La hija del mar (Madrid, 1914)

Nora, la intrépida (Madrid, 1915)

El beso supremo (Madrid, 1915)

Espejo de paraísos (Madrid, 1916)

A fuego lento (Madrid, 1916)

La cueva de las ideas (Madrid, 1916)

La mirada del ciego (Madrid, 1916)

¡A la fuerza! (Madrid, 1916)

La dama del maillot (Valencia, 1916)

Deigénita (Madrid, 1917)

La inmolada (Madrid, 1917)

El triunfo de la sangre (Madrid, 1917)

Corresponsal de guerra (Madrid, 1917)

Pedazos de belleza (Madrid, 1917)

La novela de un viaje (Madrid, 1918)

Coqueta (Madrid, 1918)

En el cuerpo de una mujer (Madrid, 1918)

La tristeza del ocaso (Madrid, 1918)

¿Quién manda? (Madrid, 1919)

El principio primero (Madrid, 1919)

Doña Rosario (Madrid, 1919)

No es cuento (Madrid, 1920)

Nela (Madrid, 1920)

Un carácter (Madrid, 1920)

Uno de tantos (Madrid, 1921)

La monja de cera (Madrid, 1921)

La mirada del ciego (Madrid, 1922), novela corta

La hija del mar (Madrid, 1922), novela corta

La duquesa Ofidia (Madrid, 1922)

Coincidencia extraña (Madrid, 1922)

La suprema ley (Madrid, 1922)

Los ojos verdes de Otilia (Madrid, 1923)

El secreto de Hortensia (Madrid, 1923)

Doble crimen (Madrid, 1923)

Demasiado hermosa (Madrid, 1924)

Nadie lo vio (Madrid, 1924)

Fútbol… jazz band (Madrid, 1924)

El prodigio de un amor (Madrid, 1924)

Flores del dancing (Madrid, 1924)

Amar y… morir (Madrid, 1925)

Olivia la genial (Madrid, 1925)

En el misterio de la noche (Madrid, 1926)

¿Eres tú? (Madrid, 1926)

Se ignora cuál de las dos (Madrid, 1926)

Cara a cara (Madrid, 1927)

El hombre del sombrero gris (Madrid, 1927)

Mi amigo el viajero (Madrid, 1927)

Eva en el hotel (Madrid, 1927)

Joaquinito (Madrid, 1928)

¿Dónde he visto yo esa cara? (Madrid, 1928)

El pelele (Madrid, 1928)

La vieja canción (Madrid, 1928)

Interior obscuro (Madrid, 1928)

El fugitivo (Madrid, 1930)

El traidor (Madrid, 1931)

¿Cómo era Susana? (Madrid, 1931)

El hombre que se vio en el espejo (Madrid, 1936)

La herida en el corazón (Madrid, 1939)

Fuego en el bosque (Madrid, 1939)

No más allá (Madrid, 1942)

Ahora (Madrid, 1952)

El día siguiente (Madrid, 1953)

Paco Salvavidas (Madrid, 1955)

Corresponsal de guerra. La Novela Corta, 94

     Doña Rosario. La Novela Corta, 200

Piropo (Madrid, s.a.)

El nuevo (Madrid, s.a.)

Mitzia Zanownski (Madrid, s.a.)

Irma Shilow (Madrid, s.a.)

Elsa Liowe (Madrid, s.a.)

Yo maté a Juan León (Madrid, s.a.)

Partida de tennis (Madrid, s.a.)

Un timbre que no suena (Madrid, s.a.)

Ojos claros (Sevilla, s.a.)

Meg, la frívola (s.e.)

El Conora (Madrid, s.a.)

Las mórbidas (s.e.)

Anara (s.e.)

Teatro

     El incendio (Madrid, 1916)

     La zarabanda de las pasiones (Madrid, 1918)

     Una puerta cerrada (Madrid, 1926)

     Ser o no ser (Madrid, 1926)

     La novia de ayer (Madrid, 1926)

     En qué consiste el honor (Madrid, 1926). No hay constancia de fuera editada.

     Entre desconocidos (Madrid, 1928)

     Ella o el diablo (Madrid, 1930)

     K-29 (Madrid, 1930; en colab. con Emilio Gómez de Miguel)

     Una conquista difícil (Madrid 1931)

     El secreto de lady Klaversson (Madrid, 1935). No hay constancia de que fuera editada.

     El compañero Pérez (Madrid, 1939). No hay constancia

     Poca cosa es un hombre (Madrid, 1927, en colab. con Pedro Muñoz Seca)

     Un hombre que no suena (Madrid, 1942)

     La voz del silencio (Barcelona, 1943)

     Sencillamente (Barcelona, 1943)

Otras obras

     Oretanas. Leyendas en verso (Ciudad Real, 1898). Poesía

     Su Majestad el individuo (Madrid, 1919). Ensayo

     María Fernanda Ladrón de Guevara (Barcelona, 1940). Biografía.

     Mis mejores cuentos (s.a.). Antología

     Novelas de mujeres (s.s.). Antología

     Novelas escogidas (Madrid, 1949). Antología

Bibliografía: Carmen Muñoz Olivares, Rafael López de Haro en la literatura española de principios del siglo XX. Cuenca, 2001; Diputación Provincial.

Referencias: Francisco Gómez-Porro, La tierra iluminada. Un diccionario literario de Castilla-La Mancha. Toledo, 2003; Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, II, pp. 47-53 / Julián Martínez, “Rafael López de Haro y Moya”. Diario de Cuenca, 12-08-1976 / Florencio Martínez Ruiz, «Veinticinco años de la muerte de Rafael López de Haro». El Día de Cuenca, 11-06-1992, pp. 12-13./ Julio Trenas, “Así trabaja Rafael López de Haro”; Madrid, Pueblo, 21-09-1957 /