Izquierdo Moya, Juliana

Las Pedroñeras, 26-08-1888 / Madrid, 14-04-1966

Doctora en Filosofía y Letras, licenciada en Derecho, profesora, escritora y educadora, primera mujer que en España aspiró a ocupar una cátedra de Filosofía y Letras, dentro de su actividad como pionera en los movimientos de renovación pedagógica en los primeros años del siglo XX. Había nacido en una humilde familia manchega que, poco años después, se trasladó a Barajas de Melo (donde era maestra su tía Josefa Izquierdo Carrión) y de allí a Huete y Campo de Criptana, donde la niña hizo el Bachillerato y publicó su primer libro, mientras desarrollaba una brillante carrera estudiantil: premio extraordinario de Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid (1910); maestra de primera enseñanza (1912), licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Central (1914) y más tarde en Derecho, línea que la convierte en una de las mujeres españolas precursoras en la dedicación universitaria, lo que sirvió para atraer la atención de los intelectuales de la época, singularmente  Bonilla San Martín y Ortega y Gasset, mientras profundizaba en el conocimiento de diversos idiomas europeos, tarea a la que se dedicó con singular empeño a pesar de tener la necesidad de dar clases particulares para poder ayudar a la débil economía familiar.

Para entonces ya dominaba el latín y el griego y hablaba con solvencia alemán, italiano, francés e inglés, además de ser profesora de piano. El objetivo siguiente, conseguir el título de doctorado, tropezaba con serias dificultades económicas que se pudieron solventar gracias a una beca concedida por la Diputación de Ciudad Real con fondos del legado establecido por el filántropo José Patricio Clemente, por intercesión del pedagogo José Castillejo, quien la recomendó para que pudiera ingresar en la Residencia de Señoritas que dirigía María de Maeztu, en la que permaneció tres años. En 1918 comienza a realizar la tesis doctoral sobre “Historia de la asociación de las ideas”, bajo la dirección de Ortega y empieza a colaborar en diversas publicaciones y actividades. Dos años después ingresa en la Federación Española de Mujeres Universitarias y en 1921 gana su primera oposición a cátedras, aunque sin plaza, siendo destinada interina al instituto de Toledo (1922-1925), periodo en el que obtiene el doctorado. Sigue siendo interina en el instituto Cardenal Cisneros de Madrid (1926-1931) hasta que es nombrada ayudante de Lengua Griega en la facultad de Filosofía de la Universidad Central y ejerce como profesora en los cursos para extranjeros organizados por la JAE. En 1933 ocupó de manera provisional una cátedra en el instituto de Quintar de la Orden, a la que debió renunciar por cuestiones familiares que le obligaban a permanecer en Madrid, donde sigue ampliando estudios y conocimientos en diversas materias. Compaginando esa actividad docente se muestra como activista quijotesca, ingresando en la Sociedad de Amigos Dulcinea del Toboso y organizando excursiones con estudiantes extranjeros a los lugares cervantinos manchegos. Publica poemas en periódicos y artículos especializados sobre Arte, Dialectología, Educación.  Esa vida intensamente dedicada al estudio y la docencia quedó truncada, como tantas otras, en 1936, momento crítico que Juliana Izquierdo resolvió regresando a su pueblo natal, como ella misma explicaría más tarde: “Como no podíamos calcular la duración de nuestra contienda y más bien pensábamos que sería cuestión de días, a lo más de meses, yo creí aprovechar el tiempo y me marché al pueblo con mis sobrinos, lejos del estruendo de los cañones y de las bombas de la aviación”.Por permanecer en zona republicana fue sometida a un expediente de depuración que concluyó devolviéndola no a la Universidad, sino al instituto “Cisneros”, donde entabló primero amistad y luego matrimonio (1944) con el pintor y profesor de dibujo José Ordóñez Valdés. Ambos saldrían del centro al año siguiente para pasar a la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, donde Juliana ejerció como profesora de Gramática y Caligrafía, hasta su jubilación. Como señala Julián López García, “después de la guerra, la producción de Juliana fue menor al tiempo que su lugar entre la dirigencia intelectual quedó abortado. Como tantos otros excluidos de la cultura española a causa de la represión ideológica, tras la guerra civil se concentrará más en cuestiones pequeñas, íntimas, familiares y locales”,con varios artículos en la Revista de Dialectología y Tradiciones populares, sobre cantos religiosos, oraciones y cofradías de Las Pedroñeras y un par de libros más, incluyendo su homenaje personal a quien fue su marido y colaborador, el pintor José Ordóñez. Además, quedaron inéditas algunas otras obras, como “El espacio y el tiempo clave del problema magno de la filosofía” (1917), su tesis doctoral “Historia de la asociación de ideas” (1925), “Poema en romance del Crucero Universitario” (1933), “Generalidades pedagógicas, gramaticales y caligráficas” (1953)

Obra publicada

Colección de cuentos morales para niños y niñas (Campo de Criptana, 1905).

Nicolás de Malebranche: Conversaciones sobre la metafísica y la religión (Madrid, 1921), traducción.

René Descartes: Los principios de Filosofía (Madrid, 1925), traducción.

Florecillas de mi vergel (Madrid, 1943).

Homenaje nacional al pintor José Ordóñez Valdés. Ochenta años de vida, de obra y de historia (Madrid, 1959).

Cuentos morales (Madrid, 1964).

La ornamentación de manuscritos (Madrid, 1965).

Bibliografía: Julián López García en Educación, Ciencia y Cultura en España: auge y colapso (1907-1940). Ciudad Real, 2012; Almud, pp. 274-278 / Carmen Muñoz Olivares, Diccionario Biográfico Español, Real Academia de la Historia