González Palencia, Ángel

CÁNDIDO ÁNGEL GONZÁLEZ PALENCIA

Horcajo de Santiago 04-09-1889 / Olivares de Júcar 31-10-1949

Catedrático de Literatura arábigo‑española en la Universidad de Madrid; académico de la Lengua y de la Historia y uno de los más destacados investigadores nacidos en la provincia de Cuenca, a la que estuvo ligado de manera permanente hasta el final de su vida. Nació en el seno de una casa-cuartel de la Guardia Civil, oficio que desempeñaba su padre y que le llevó, cuando sólo tenía dos años, a Beteta. Fue el párroco de este lugar serrano el primero en advertir la singular inteligencia natural del niño y consiguió vencer la resistencia (y las limitaciones económicas) de sus padres y así, a los nueve años de edad ingresó en el colegio entonces existente en el convento de San Miguel de las Victorias, en Priego, de donde, a medida que avanzaba en edad, se trasladó a la capital de la provincia, primero al convento de San Pablo, que hacía funciones de seminario menor, y luego al de San Julián, en la Plaza de la Merced. En éste hizo completos los estudios de la carrera sacerdotal (Filosofía y Teología) que abandonó una vez que pudo comprobar su falta de vocación, para pasar al Instituto General y Técnico donde, en sólo un curso y medio obtuvo el título de bachiller en Artes (1908). Sufrió entonces un tropiezo familiar, al morir el padre, por lo que la familia se trasladó a Madrid esperando encontrar mejor acomodo en la capital; mientras daba clases particulares de latín y griego para contribuir al sostenimiento familiar,  consiguió la licenciatura en Filosofía y Letras (1910) que rápidamente le facultó para ingresar por oposición en el cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos (1911), si bien ya entonces había empezado a mostrar una abierta inclinación hacia los estudios de la lengua arábiga, con el profesor Asín Palacios, su maestro en las aulas de la vieja facultad de la calle de San Bernardo bajo cuya influencia se orientó de manera definitiva hacia esa especialización. Consiguió su primer destino profesional, como archivero de la delegación de Hacienda, en Toledo (1911) pero pronto sentaba plaza en Madrid, en la sede del Archivo Histórico Nacional (1913), en el que permaneció hasta 1927. Poco después de su inicio laboral, en 1915 obtuvo el doctorado con la defensa de una tesis sobre el tratado Rectificación de la mente, de Absusalt de Denia.

Bajo la dirección de Asín Palacios, González Palencia comenzó a colaborar en un interesante proyecto cultural, el Centro de Estudios Históricos, creado en 1910 en el ámbito de actuaciones de la JAE  , una de cuyas secciones se dedicó a los estudios árabes. Comienza a traducir y editar textos de ese idioma, actividad académicaque perfeccionó con estudios previos en Marruecos a donde acudió pensionado, la primera vez en 1914, con el objetivo de investigar los fondos documentales del sultán, estancia que aprovechó para profundizar en el conocimiento del habla local y traducir diversos cuentos populares marroquíes.

Así pudo obtener plaza docente como profesor auxiliar de Lengua y Literatura Arábiga en la Universidad Central (1915) y luego la cátedra (1917), sucediendo en esta responsabilidad a su maestro, Ribera. González Palencia estuvo muy activo durante esos años en la formación de grupos pro-arabistas, junto con Sánchez Pérez, Longás, etc., enfrentados a la Institución Libre de Enseñanza, cuyas predilecciones se dirigían hacia las corrientes europeístas. González-Palencia no ocultó en repetidas ocasiones su animadversión intelectual hacia la ILE, que marginaba, en su opinión, a la ciencia que él representaba. En los años 20, junto con sus compañeros Juan Hurtado y J. de la Serna, prepara y dirige la Colección de Obras Selectas, editada por Bruno del Amo, a partir de textos clásicos españoles. Su presencia será constante en instituciones culturales, editoriales, revistas científicas y periódicos tanto de Cuenca como de Madrid, a lo que se debe añadir una abundante participación en congresos internacionales. A esa primera y juvenil época pertenece una memorable conferencia que pronunció en febrero de 1928 en el teatro Cervantes de Cuenca sobre la figura de Fray Luis de León y su papel en el seno de la poesía castellana.

Entre los años 1928 y 1936 ejerce como crítico en la Revista de Archivos y publica numerosos artículos en periódicos de amplia difusión, como El Debate y El Liberal. Participa en la fundación de las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada y pronuncia multitud de conferencias en centros universitarios españoles y de Estados Unidos, que serán recogidas luego en su libro La España del Siglo de Oro. Por entonces también, y consagrado ya como autor de numerosos artículos de divulgación sobre su especialidad, aparece la que habría de ser durante muchos años una pieza capital de la cultura española, la Historia de la Literatura española, escrita en colaboración con Juan Hurtado de Mendoza. Ejerce la crítica en la Revista de Archivos y publica trabajos y comentarios en El Debate, El Liberal y en los periódicos de Cuenca. A esa época pertenece también el famoso Crucero Universitario por el Mediterráneo, que tuvo lugar en el verano de 1933, promovido por la Universidad de Madrid y en el que participaron intelectuales de la talla de Gregorio Marañón, Guillermo Díaz-Plaja, Julián Marías, Arturo Ruiz-Castillo, Manuel García Morente, Manuel Granell, Enrique Lafuente Ferrari, Fernando Chueca, Salvador Espríu y el propio González Palencia, que formó parte del grupo de dos profesores y cinco alumnos con que la Escuela de Estudios Árabes participó en el viaje.

En 1934 logró una segunda pensión de la JAE para investigar en Estados Unidos, donde había obtenido un puesto de profesor visitante de español en la Universidad de Stanford, doble tarea que le permitió conocer un amplio repertorio de centros superiores de aquel país. El comienzo de la guerra civil le sorprendió en Aragón, en zona nacional, incorporándose como profesor a un centro de enseñanza media de Zaragoza. A su regreso a Madrid fue concejal del Ayuntamiento (1939-1946) además de reincorporarse a la cátedra y a los centros de investigación, ahora reagrupados en el nuevo ente, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, cuyo patronato “Menéndez Pelayo” asumió a través del instituto “Arias Montano” las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada. En ese nuevo territorio académico, González-Palencia fue vicedirector del instituto (1939-1944) y director de la Escuela de Estudios Árabes desde 1945, tras la muerte de Asín Palacios.

En 1930 fue elegido miembro de la Real Academia de la Historia y en 1940 obtuvo el mismo honor en la de la Lengua, donde ocupó el sillón K, a lo que hay que añadir otras muchas instituciones académicas en diferentes ciudades españolas (Sevilla, Córdoba, Barcelona, Valladolid, Toledo, Zaragoza) o de carácter científico: Real Sociedad Geográfica, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sociedad Hispánica de América, etc., además de participar activamente en incontables congresos y pronunciar cientos de conferencias, en España y en el extranjero.

Su enorme e incesante actividad se desarrolló también en el ámbito de la prensa, tanto la generalista como sobre todo la especializada, cuyas páginas sirvieron con frecuencia para la plasmación de sus trabajos de investigación. La Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, la publicación Al-Andalus, el Boletín de la Real Academia Española, la revista del Ayuntamiento de Madrid (de la que fue director honorario) son algunos de esos vehículos utilizados habitualmente por el autor.

Pero es, desde luego, a través de los libros, donde se manifiesta la ingente labor llevada a cabo por González-Palencia, al que corresponden sin vacilar los más destacados calificativos que deben adjudicarse a un trabajo serio, profundo y sistemático. Esa vía la empezó a utilizar desde sus primeras ocupaciones en Toledo y no la abandonó hasta el último día de su vida. El repertorio bibliográfico que ha legado a la ciencia española ofrece una sucesión de títulos impresionante que incluye tanto obras propias como traducciones y estudios sobre publicaciones de otros autores. La traducción de Rectificación de la mente, de Absusalt de Denia, su tesis doctoral, abrió los caminos para un nuevo acercamiento a las grandes obras de la literatura árabe española; los dos manuales publicados en Labor, Historia de la España musulmana e Historia de la Literatura arábigo-española, son títulos luminosos en los que el autor demostró la que habría de ser una de sus grandes virtudes: cómo lograr el acercamiento al público medio, sin renunciar al rigor científico; y junto a ellas, la monumental Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII, todavía hoy una pieza básica en el estudio de aquel periodo, resumen de un trabajo de 17 años y que completó con su estudio sobre El arzobispo don Raimundo y la Escuela de Traductores de Toledo; sin olvidar la ya citada utilísima Historia de la Literatura española, que elaboró con Juan Hurtado, fue durante muchos años el texto de referencia básica para todos los interesados en el tema. A esos títulos pueden añadirse otros no menos básicos a la par que monumentales, como el Índice de la España Sagrada (Nueva York, 1918). Pero no sólo se dedicó González Palencia a cultivar la más alta investigación, sino que también lo hizo en el más cercano terreno de la literatura popular, con estudios sobre el folklore marroquí o el hispano-árabe, además de entrañables colecciones de cuentos y leyendas referidas a esa cultura.

Como intelectual preocupado por un amplio espectro cultural, especialmente literario, afrontó igualmente el análisis de los autores clásicos españoles, sobre los que aportó interesantes visiones que vinieron a completar el conocimiento de Lope de Vega, Cervantes, Quevedo, Tirso de Molina, Santa Teresa, don Juan Manuel, La Celestina o el Lazarillo, a lo que bien podemos añadir incursiones en cuestiones de tipo histórico, como la Historia de las ideas estéticas en España, repertorio que da cuenta, por su amplitud, de la inmensa capacidad de conocimientos e interpretación que poseía.

La impresionante dimensión profesional e intelectual de Ángel González Palencia encontró una extraordinaria prolongación en su tierra natal, hacia la que mostró no sólo afecto y simpatía sino auténtico afán de investigador. No es exagerado decir que él sólo consiguió poner al descubierto más documentos, noticias e insinuaciones que toda su generación. Un reflejo considerable de ese esfuerzo quedó plasmado en la edición de la serie de volúmenes que diseñó bajo el título de Biblioteca Diocesana Conquense, que planificó junto con el obispo Cruz Laplana, con la intención de llevar a cabo una serie de publicaciones sobre temas conquenses, proyecto del que solo se pudo editar un volumen, interrumpido por el estallido de la guerra civil, pero que recuperó al término del conflicto, en colaboración del CSIC con el Ayuntamiento y bajo la denominación de Biblioteca Conquense, de la que se publicaron seis volúmenes, además de docenas de artículos monográfico sobre cuestiones literarias e históricas conquenses.

En un terreno mucho más cercano, el de su villa natal, propició la erección de una biblioteca pública municipal que inauguró él mismo el 7 de noviembre de 1948.

Ironías del destino, fue a morir en su misma provincia, en accidente de tráfico en tierras de la Mancha, en el término de Olivares de Júcar, cuando viajaba hacia Belmonte con la intención de buscar documentación sobre Fray Luis de León, en cuya biografía trabajaba. También dejó sin concluir una Historia de la Cuenca medieval para la que igualmente estaba haciendo acopio documental.

En 1991, Fernando de Ágreda Burillo presentó en la Universidad Autónoma de Madrid una tesis doctoral dirigida por el profesor Pedro Martínez Montávez bajo el título “La personalidad y la obra de don Ángel Gonzalez Palencia (1889-1949) en el marco del arabismo de la época”, un resumen de la cual fue publicada en Anaquel de Estudios Árabes IX (1998).

A pesar de que en la personalidad de González Palencia destacan sobremanera sus componentes intelectuales e investigadores, aún hoy se encuentran elementos disonantes condicionados por el eterno maniqueísmo vigente en España a causa de la nunca concluida guerra civil, cuyas secuelas siguen arrastrándose casi un siglo después. Así se puede entender que, en un volumen dedicado a analizar la cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XIX, Ángel Romera Valero dedique a nuestro autor una nota a pie de página para señalar que “en la guerra civil apoyó activamente a los sublevados, depuró varios intelectuales republicanos y escribió contra los krausistas unos mezquinos” artículos en un libro colectivo que, asegura, “sirvió para fundamentar el capricho fascista de otorgar las cátedras universitarias vacantes por méritos políticos más que académicos (es decir, a dedo); como consecuencia de ello las universidades españolas padecieron (hay quien dice que todavía padecen) largos decenios de mediocridad”, juicio tan temerario como injusto. Que González Palencia mostró simpatías por uno de los bandos en conflicto es evidente y nadie, empezando por él mismo, lo negó nunca, como otros intelectuales se alinearon por el otro sector y son igualmente dignos de todo respeto. De ahí a atribuirle responsabilidad alguna en las miserias de la Universidad española (en la que nunca ocupó cargo alguno) parece haber un amplio trecho, como tampoco desempeñó ningún cargo político al servicio del régimen. Y, desde luego, desahogar inquinas y expandir infundios al amparo de un trabajo científico no es algo que venga a añadir valor alguno al texto de Romera. Basta señalar, en apoyo de nuestra tesis, que en la amplísima bibliografía generada por el autor y que se incluye a continuación, no hay ni un solo título que tenga matices políticos, ideológicos o tendenciosos de ningún signo y no hay noticia de un solo acto público en que González-Palencia hiciera profesión de fe política en exaltación del régimen franquista. Lo que aquí se reseña es el ímprobo trabajo de un intelectual, un investigador de amplio espectro. El comentario banal de Romera forma parte de la por desgracia habitual bajeza iconoclasta que suele cubrir de miseria intelectual tantos aspectos de la vida cultural española. González-Palencia fue un investigador brillante, excepcional, cualquiera que fuesen sus ideas políticas o religiosas.

Queda solo por añadir, para cerrar este comentario, que el apartado de “Obra publicada” que se incluye a continuación se refiere solamente a libros, a los que hay que añadir cientos de artículos en periódicos y revistas especializadas. No se incluyen tampoco una buena cantidad de textos de autores clásicos españoles editados con anotaciones por González Palencia.

Obra publicada

Rectificación de la mente. Tratado de Lógica por Abusalt de Denia (Madrid, 1915)

Archivo Histórico Nacional. Catálogo alfabético de los documentos referentes a hidalguías (Madrid, 1920)

Historia de la Literatura española (Madrid, 1921; con Juan Hurtado de Mendoza).

Fragmentos del Archivo particular de Antonio Pérez, secretario de Felipe II (Madrid, 1922).

Historia de la España musulmana (Barcelona, 1925)

Sala de Alcaldes de Casa y Corte. Catálogo por materias (Madrid, 1925; con E. Varón Vallejo)

Los archivos españoles y las investigaciones histórico-literarias (Madrid, 1926)

Antología de la literatura española (Madrid, 1926; con J. Hurtado)

Archivo Histórico Nacional. Consejo de Castilla. Índice de pleitos sobre mayorazgos, estados y señoríos (Madrid, 1926; con J. Ximénez de Enbúm)

Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII (Madrid, 1926-1930, 4 volúmenes).

Drake y los orígenes del poderío naval inglés (Madrid, 1928)

Historia de la literatura arábigo-española (Barcelona, 1928)

Miscelánea Conquense (Cuenca, 1929).

Mayorazgos españoles (Madrid, 1930)

Don Luis de Zúñiga y Ávila (Badajoz, 1930)

Disposiciones complementarias a las Leyes de Indias (Madrid, 1930; 3 vols.)

Pleitos de Quevedo con la villa de Torre de Juan Abad (Madrid, 1928)

La Junta de Reformación, 1618-1623 (Valladolid, 1932)

Estudio histórico sobre la censura gubernativa en España de 1800 a 1833 (Madrid, 1936-1941, 3 volúmenes).

El tesoro de los nazaríes (Madrid, 1940, novela)

El Islam y Occidente (Madrid, 1931)

La España del Siglo de Oro (New York, 1939; Madrid, 1940)

La primera guía de la España Imperial (Madrid, 1940)

Vida y obra de Don Diego Hurtado de Mendoza (Madrid, 1941-1943; 3 vols.)

El arzobispo don Raimundo y la Escuela de Traductores (Barcelona, 1942).

Historia y leyendas. Estudios histórico-literarios (Madrid, 1942)

Noticias de Madrid 1621-1627 (Madrid, 1942)

Entre dos siglos. Estudios histórico-literarios (Madrid, 1943)

La Maya. Notas para su estudio en España (Madrid, 1944; con E. Mele)

Fuentes para la historia de Cuenca y su provincia (Cuenca, 1944)

El sevillano don Juan Curiel, juez de imprentas (Sevilla, 1945)

Moros y cristianos en la España medieval (Madrid, 1945)

Índice de la España sagrada (Madrid, 1946)

Gonzalo Pérez, secretario de Felipe II (Madrid, 1946, 2 vols.)

Del Lazarillo a Quevedo. Estudios literarios (Madrid, 1946)

Diego Saavedra Fajardo. Su vida y sus obras (Madrid, 1946)

Quevedo, Tirso y las comedias ante la Junta de Reformación (1946)

Las ediciones académicas del Quijote (Madrid, 1947)

Eruditos y libreros del siglo XVIII (Madrid, 1948)

Libros españoles 1939-1945 (Madrid, 1948)

Una edición académica del Quijote frustrada (Madrid, 1948)

Ediciones anotadas

Descripción geográfica de la Real Audiencia de Quito, que escribió don Dionisio de Alsedo y Herrera (Madrid, 1915).

Discurso del capitán Francisco Duque que compuso Joan de Castellanos, beneficiado de Tunja (Madrid, 1921)

Biblioteca de cuentos orientales (Madrid, 1930; 8 vols.)

Cuentos de las Mil y Una noches (Madrid, 1930)

Obras de Lope de Vega (Madrid, 1930)

M. b. Farabi, Catálogo de las Ciencias (Madrid, 1932)

El filósofo autididacta (Risála Hayy ibn Yaqzán) (Madrid, 1934)

Bibliografía: Luis González Palencia, “El profesor González-Palencia, mi padre; en Tres centenarios; Cuenca, 1992, pp. 55-68 / Ángel Horcajada Garrido, Huellas del pasado. Horcajo de Santiago. Horcajo de Santiago, 1990 / Miguel Jiménez Monteserín, Personajes de Castilla-La Mancha. Ciudad Real, 1990; p. 192 / Florencio Martínez Ruiz, “González Palencia: el arabista cuyo idilio con la Cuenca medieval interrumpió la muerte”. El Día de Cuenca, 18-06-1997 / Manuel Muñoz Cortes, “González-Palencia, maestro de la Filología Española”; en Tres centenarios; Cuenca, 1992, pp. 71-80 / Ángel Romera Valero, “La Literatura del siglo XIX en Castilla-La Mancha. Ensayo de un canon”. En Cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XIX. Ciudad Real, 2012; Almud Ediciones, p. 72, nota 107 / Joaquín Vallvé Bermejo, “Don Ángel González Palencia, arabista”; en Tres centenarios; Cuenca, 1992, pp. 83-101.