N. Villanueva de la Jara, 1844 / M. Albacete, 1921
Abogado que apenas mantuvo relaciones con su pueblo natal, ya que recién nacido la familia se vinculó a Albacete y allí pasó toda la vida. Según el comentario de Ángel Romera, contradijo los comentarios bucólicos sobre la región manchega y se alineó con las corrientes más críticas. “Su patria chica le hacía sufrir por los males sociales más arraigados: caciquismo, señoritismo, incultura, clericalismo”, lo que permitiría vincularlo con las tendencias que habrían de marcar el regeneracionismo y la generación del 98. Su única obra conocida es Lo manchego. Páginas en verso (Albacete, 1876) publicada bajo el seudónimo de Juan Ruiz y que, entre otras curiosidades, incluye un vocabulario necesario para cruzar las tierras manchegas. Probablemente, la intención que le llevó a escribir esta obra fue la ofrecer una réplica a la publicada por el marqués de Molins con el título La Manchega (1873), en la que prima un tono edulcorado de tintes caciquiles a los que García-Herraiz opuso una descripción realista y crítica. Tan vinculado quedó con Albacete que fue objeto de una alusión muy directa al ser mencionado en el artículo “Clásicos albacetenses”, que apareció en Cultural Albacete, Revista de opinión, pensamiento y creación, número 8, año 2006, p. 77.
Bibliografía: Ángel Romera Valero: “La Literatura del siglo XIX en Castilla-La Mancha. Ensayo de un canon”. En Cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XIX. Ciudad Real, 2012; Almud Ediciones, p. 96.