N. Las Pedroñeras, 1887 / M. Madrid, 1951
Escritor aficionado que publicó de manera continua artículos y colaboraciones en los periódicos de Cuenca en los años 20 y 30 del siglo XX. Su conocimiento de la vida de su comarca natal lo plasmó en un libro ciertamente curioso, titulado Rusticidades manchegas que en forma de verso recoge escenas y costumbres de la tierra manchega. De esta obra se hizo una reedición crítica en el año 2018, a cargo de Ángel Carrasco y Fabián Castillo. En la contraportada de ese libro el autor menciona otras publicaciones suyas, entre ellas tres novelas cortas, Fuego en las eras, ¡Aquí se ha cometido un crimen! y Una casita en el campo, de las que no hay ninguna otra referencia ni comprobación. Sí se conocen otras obras anteriores, siempre en la misma línea aunque de pequeñas extensiones; el título más antiguo del que hemos encontrado noticias es uno en el que ya adelanta su afición hacia las cuestiones relacionadas con su lugar de nacimiento, Vidas manchegas (Cuenca, 1929) y que por estar impreso en el Seminario Conciliar nos hace sospechar que pudo haber sido alumno de ese centro formativo. Más tarde dio a luz una breve publicación denominada Los dos sudores (Cuenca, 1936), un poema en que dice cantar “el esfuerzo de quienes trabajan en el campo” y al que siguió finalmente el que habría de ser su libro más elaborado, el ya mencionado Rusticidades manchegas (Cuenca, 1936) en que, además de ofrecer notables curiosidades sobre la forma de vivir aporta también un lenguaje popular de evidente interés desde el punto de vista lexicográfico.
Julián Escudero participó activamente, como redactor jefe, en una prestigiosa revista que vio la luz en Madrid en los años 30, Voz Regional, que pretendía ser, como su propio título proclama, un espacio en el que pudieran encontrarse noticias y comentarios de todas las regiones españolas, generalmente poco atendidas en los medios informativos de la capital, propósito en el que alcanzó un singular protagonismo Castilla la Nueva y especialmente la provincia de Cuenca. Al parecer, después de la guerra civil se trasladó a vivir a Madrid, donde finalmente falleció.