Encinas, Pedro de

N. Huete / M. Huete, 1595

Dominico, fraile en el convento de Huete, en el que alcanzó la dignidad de prior que ostentaba al morir. Caballero incluye la siguiente mención: ”Gallardo ha dicho con razón en su Biblioteca de libros raros y curiosos, que el P. Enzinas es ingenio de rara vena y vario colorido poético, que conocía a fondo la lengua castellana y que sus versos son generalmente a la italiana. Hubo de familiarizarse con la literatura y con los literatos de Italia”. Su única obra conocida fue impresa después de muerto Encinas, cuya habilidad versificadora fue valorada por Cervantes, cuando el Bachiller Carrasco habla con Don Quijote y menciona un libro que aquél estaba leyendo y llevaba consigo, titulado “Versos espirituales”: “Libro es de muy dulces versos, y de apreciable y cristiana poesía; conocí a su autor que era fraile de la orden de Santo Domingo de predicadores de Huete, y era llamado fr. Pedro de Encinas. Sería hombre de gran ingenio y de muchas letras, según se prueba de este librillo que compuso, allende de otros que andan por el mundo escritos de su mano, muy estimados de los doctos”.Zarco amengua un tanto estos ditirambos para decir de Encinas que esun poeta que pasa de lo ordinario, ya que no alcance a lo sublime, y a veces demasiado recargado de bagaje y reminiscencias mitológicas”. Adolfo de Castro asegura que “tenía preparadas para dar a la estampa varias poesías suyas, cuando le sobrevino la muerte”, pero los religiosos optenses que habían sido sus compañeros no quisieron que toda quedase inédita y por ello reunieron varias bajo el largo título de Versos espirituales que tratan de la conversión del pecador, menosprecio del mundo y vida de Nuestro Señor  (Cuenca, 1597). Priego y Silva, al comentar esta obra, la encuentran muy válida para la época, señalando que su pretensión era adaptar la estructura religiosa la poesía de influencia garcilasista que estaba penetrando en España; por ello, “el libro contribuyó, de hecho, a la dignificación de la poesía religiosa en España mediante la implantación en ella del endecasílabo, el más capacitado de los versos y el único con marchamo clasicista, según la opinión del autor”.

Bibliografía

Fermín Caballero, La imprenta en Cuenca; Cuenca, 1869, p. 31; Trifón Muñoz y Soliva, Historia de la M. L.e I. Ciudad de Cuenca, y del territorio de su provincia y obispado. Cuenca, 1867, II, pp. 662-663 / Hilario Priego y José Antonio Silva, Diccionario de personajes conquenses. Cuenca, 2021, pp. 177-178 / Julián Zarco Cuevas, Relaciones de Pueblos del Obispado de Cuenca. Cuenca, 1927; II, pp. 168-269