Cardenal de Iracheta, Manuel

Madrid, 31-01-1898 / Las Palmas, 20-12-1971

       Era todavía un joven profesor, en los inicios de una carrera intelectual que habría de unir su nombre a los más destacados de la cultura española en la primera mitad del siglo XX, cuando Manuel Cardenal de Iracheta quedó vinculado durante un tiempo a la provincia de Cuenca, donde encontró la que habría de ser una de sus temáticas preferidas, la figura del infante don Juan Manuel y su obra literaria.

       Discípulo de Ortega y de García Morente en la universidad  Central, en la que se licenció en 1920, fue catedrático de Psicología, Lógica y Ética del Instituto de Segunda Enseñanza de Cuenca, nombrado en virtud de oposición por RO de 20 de mayo de 1920, cargo al que el 20 de julio del mismo año acumuló también la cátedra de Geografía e Historia. A esta última renunció el 20 de noviembre de 1922, continuando como titular de la primera hasta el 31 de julio de 1924, en que fue trasladado al Instituto de Segovia y más tarde, ya después de la guerra civil, al de Las Palmas de Gran Canaria, donde se jubiló, fijando luego su residencia en Málaga, ciudad en la que moriría en 1971.

Afiliado desde muy joven al PSOE y miembro de la Logia Fuerza Numantina, al proclamarse el Directorio Militar fue nombrado diputado provincial interino en Cuenca y a continuación vicepresidente de la Diputación, cargo del que cesó al ser trasladado a Segovia. Miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, editor de clásicos literarios, como el Libro de la erudición poética, de Cerrillo de Sotomayor, investigador de temas muy diversos, articulista divulgador de conocimientos varios, escribió una Antología de don Juan Manuel (1942), una biografía de Gonzalo Pizarro, hermano del conquistador de Perú (1953) publicó también un trabajo de singular interés para la provincia de Cuenca: La geografía conquense del Libro de la Caza, publicado en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, en el que desmenuza con notable sabiduría y conocimiento la parte del territorio conquense reflejada en la obra de don Juan Manuel.

       Desde 1344 don Juan Manuel vivió prácticamente todo el tiempo entre Alarcón y Castillo de Garcimuñoz, dándose por cierto que en este último lugar escribió parte de su obra. De hecho, el Libro de la Caza es un verdadero tratado de geografía sobre la Mancha conquense. A Manuel Cardenal debemos un muy lúcido análisis de esta obra capital y desconocida (fue reeditada por última vez en 1945) y especialmente de lo que a Cuenca corresponde en ella, pues explica: “En el obispado de Cuenca hace la descripción por riberas, lo cual da un singular interés geográfico y hasta científico a su relato. Enumera, en efecto, en este obispado, las riberas siguiendo un orden perfectamente claro y definitivo, comienza por el noroeste de la provincia -sistema hidrográfico del Tajo y del Guadiela- y sigue, describiendo un arco del Oeste a Este y de Norte a Sur, por Júcar y Cabriel; continúa cerrando el arco de Este a Oeste, por Záncara y Gigüela, arco que acaba de cerrar de Sur a Norte, traspasando la divisoria del Guadiana y de sus afluentes, hasta la del Tajo. De este modo, la descripción de las riberas que eran cazaderos de ánades, garzas, etc., pone ante el lector todo el sistema hidrográfico del obispado de Cuenca, sistema que como es sabido ha servido hasta no hace mucho para fundamentar una descripción fisicogeográfica de una región y que aún es pedagógicamente útil”.

      Durante sus cuatro años de estancia profesional en Cuenca, Manuel Cardenal utilizó sus ya importantes contactos con miembros notables de la intelectualidad española para vincularlos a la ciudad. A él se deben, por ejemplo, las visitas de Pío Baroja, al que le unía una profunda amistad y que en Cuenca encontró inspiración para una de sus novelas, de la que surgió el apelativo “Casa de las Sirenas”, aplicado a una de las Casas Colgadas. Sus trabajos sobre Cuenca:

La geografía conquense del Libro de la Caza (Madrid, 1948; Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, núm. 54)

Cuenca. Alarcón de las Altas Torres. BSEE, XXXI, 1923