N. Castillo de Garcimuñoz o Belmonte, siglo XVI / M. 1601

            Hijo de Juan de Ávila o Dávila y de Luisa Cortés, vecinos de Castillo de Garcimuñoz. Profesó la regla de San Agustín en San Felipe el Real de Madrid, el 5 de febrero de 1560. Fue prior en Toledo, Madrid y Valladolid. Escribió el epitafio dedicado a su hermano Francisco en la Colegiata de Belmonte, en el que destacan unos versos latinos que quedan recogidos más arriba. Según Zarco, sólo se conoce hoy una obra de Luis de Ávila: Discursos morales del Sanctíssimo Sacramento del Altar (Toledo, 1603), que otro agustino, Santiago Vela, considera ”fundamental en la materia, por la variada y bien expuesta erudición con que exorna todos los asuntos”, aunque literariamente la ve alejada de los grandes prosistas del XVI, si bien posee ”periodos que pueden presentarse como modelos de bien decir”. Quien fue durante muchos años párroco de Belmonte, Luis Andújar, dice que Luis de Ávila trajo a la colegiata, de regreso de un viaje a Roma, un lienzo de Nuestra Señora del Pópulo y una colección de reliquias de las catacumbas, que se conservan en el templo belmontino.

Bibliografía: Cristóbal Pérez Pastor, La imprenta en Toledo. Madrid, 1987; Imprenta y Fundición Manuel Tello / Julián Zarco Cuevas, Relaciones de Pueblos del Obispado de Cuenca. Cuenca, 1927. Imprenta del Seminario, II, p.. 159