Villaescusa de Haro, 1668 / Madrid, 10-07-1735
Sobre este dominico conquense hay una escueta nota en Mateo López [II, 200], que enriquece un poco más Aguilar Piñal [I, 144] al señalar que fue catedrático de Prima en Salamanca, prior del convento de San Esteban y miembro del Consejo Supremo de la Inquisición. Muchas más noticias se pueden añadir modernamente. Antes de llegar a Salamanca, había hecho los estudios de Filosofía y los de Teología en Alcalá. Parece que fue en este tramo de su vida cuando eligió entrar en la Orden de Predicadores, animado por el ejemplo de dos familiares ya muy prestigioso, Isidoro de Aliaga, arzobispo de Valencia y Luis de Aliaga, confesor de Felipe III. Tras concluir sus estudios y obtener la licenciatura en Alcalá fue destinado al Estudio provincial de la Orden en Toro, para ejercer como maestro de estudiantes.
Había consegudo ya fama y respeto por su conocimiento de la doctrina tomista, que consagró obteniendo el doctorado en la Universidad de Ávila el 21 de octubre de 1706, para ser destinado de inmediato a Salamanca, donde se hizo cargo de la cátedra de Vísperas de Teología, el 27 de octubre de ese mismo año, si bien al año siguiente tuvo que ratificar el grado en la propia universidad salmantina. Por su parte, la Orden de Santo Domingo la otorgó el título de Maestro en Sagrada Teología el 11 de agosto de 1708. Tras regir durante cinco años la cátedra de Vísperas, en 1711 pasó a ocupar la de Prima a la vez que era designado prior del convento de San Esteban. Al jubilarse de la docencia, en 1732, fue nombrado consultor del Supremo Tribunal de la Inquisición, falleciendo en el convento del Rosario, en Madrid.
Además de su obra publicada, la Universidad de Salamanca conserva varios manuscritos: “Tractatus de gratia Dei actuali adyuvante iuxta doctrinam D. Thomas”, “Tractatus theologicus in quo pluses dificultates circo gratiam adiuvantem… enodantur” y “Pareceres de fray Juan de Aliaga, fray José Barrio, de la Orden de Predicadores y de D. Bernardo Antonio Franco Valdés, acerca de si los regulares de las islas Filipinas pueden administrar los sacramentos conforme al privilegio de Pio V…”. La que parece ser la única y respetada obra de Aliaga es la titulada Quaestiones Commentariae in Primam Secudae Divi Thomae Angelici magistri juxta eius miram doctrinam et magni Parentis Augustini illius amantissimi praeceptoris, que se fue publicando por volúmenes impresos en la tipografía de Santa Cruz, en Salamanca y de la que se conservan ejemplares en varias Bibliotecas Públicas españolas, singularmente en la del Seminario de Cuenca y en la de Castilla-La Mancha, en Toledo.
No hay fecha de impresión del tomo I, pero sí del II, en 1727, III en 1728, IV en 1729, V en 1730, VI en 1732. También se imprimió un “Memorial de las razones que sobre alternativas de cátedras de Artes entre las dos escuelas [dominicos y jesuitas] dio y leyó en el claustro pleno el 16 de noviembre de 1716” y, finalmente, se conserva, también impreso, el panegírico funeral que a su muerte predicó fray Diego Fernández Salcedo en la iglesia del convento de San Esteban, en Salamanca, el 16 de marzo de 1736.
Otras obras menores conocidas del padre Aliaga son
Funerales repetidos obsequios de la muerte del Rvdo. Padre Maestro Diego de Villafranca (Salamanca, 1711).
Memorial de las razones que sobre alternativas de cátedras de Artes entre las dos escuelas, tomista y jesuita (Salamanca, s.a.).
Pareceres de fray Juan de Aliaga y fray José Barrio, de la Orden de Predicadores… acerca de si los regulares de las Islas Filipinas pueden administrar los sacramentos (Salamanca, 1734).
Bibliografía
HERNANDEZ MARTIN, Ramón en Diccionario Biográfico Español (Real Academia de la Historia).
PRIEGO, Hilario / SILVA, José Antonio: Diccionario de personajes conquenses. Cuenca, 2002, Diputación Provincial, pp. 29-30.