Canónigo de Cuenca, presunto autor de un opúsculo titulado Ládreme el perro y no me muerda, que fue retirado por la Inquisición pero que Nicolás Antonio atribuye en realidad al jesuita Matheo de Moya, que ocultó su nombre para no caer en las iras del severo tribunal (Mateo López, II, 185). Del panfleto en cuestión existe un ejemplar en la Biblioteca Nacional; se imprimió en 1653 por Jaime de Azpilicueta, en Zaragoza y en él se dice ser respuesta a otro libelo anterior, contra los jesuitas.