La inconfundible configuración manchega de la villa de San Clemente se extiende por una amplia planicie, en la que el conjunto urbano, de predominante carácter renacentista, viene a ser como una explosión de ponderada belleza en medio de la llanura plegada al compás de las mieses y los viñedos, espíritu agrícola que acertó a convivir con el aristocrático. Ninguna edificación, ni siquiera de las más modernas, se ha atrevido a alterar ese equilibrado juego de líneas y volúmenes, pues sería pecado imperdonable romper la serenidad y belleza de este lugar envidiable.
Entre los siglos XVI y XVII se delinea el actual trazado, renacentista y barroco, de la villa. Es en este siglo de las luces cuando surgen las plazas del Carmen, el Pósito y la Casa de la Carnicería, a la vez que se consolida la Plaza Mayor, con el Ayuntamiento (ahora transformado en museo) y la Iglesia como elementos de referencia, comunicados ambos entre sí por el llamado Arco Romano, y que responden al más puro sabor renacentista que impulsaron los dos grandes reyes de la Casa de Austria, Carlos I y Felipe II. Inscripciones y escudos de esa época abundan en el recorrido urbano sanclementino, que luego, en el siglo XVIII, conoció una segunda etapa de esplendor arquitectónico, de inspiración barroca.
El antiguo Ayuntamiento, reconstruido modernamente (las obras terminaron en 1988), el edificio más significativo y representativo de San Clemente, presenta una espléndida fachada de dos pisos, formada por una doble arquería de medio punto, con siete arcos en cada piso. La obra, de inconfundible carácter renaciente, debió iniciarse a comienzos del siglo XVI puesto que hay constancia de que ya en 1535 tenían lugar en él reuniones del concejo. El edificio es de planta rectangular, tiene dos pisos y culmina con una llamativa espadaña y un torreón, que ennoblecen y dan vistosidad a la fachada y que fueron incorporados en época posterior; como remate final, a comienzos de ese siglo se le incorporó un reloj. Coronándolo todo, en el centro, el escudo de los Austria, con las armas propias de Carlos I; otros dos escudos laterales culminan la decoración heráldica. En junio de 2004 fueron trasladadas las dependencias municipales al también restaurado edificio de la antigua Audiencia Real, que se encuentra justo enfrente del anterior, formando ambos el encuadre armónico de la Plaza Mayor, quedando el original como sede de un museo permanente de la Fundación Antonio Pérez.
A partir de este punto, un amplio repertorio de edificios de valor individualizado que forman el mosaico monumental de la villa, enlazado por calles y plazas de enorme encanto, mezcla de sabores populares con envolturas nobiliarias. Hacia el exterior quedan los elementos modernos, en forma de talleres, almacenes, urbanizaciones, equipamiento industrial y agrícola, etc. en los márgenes de la carretera nacional, que discurre en forma aproximadamente paralela al cauce del río Rus, marcado por dos valiosos puentes, uno a la entrada y otro a la salida del casco urbano.
El Arco Romano ya citado desemboca en otro edificio público que se localiza a continuación de la Audiencia Real y que albergaba las antiguas Carnicerías y el Pósito público, obra del tramo final del siglo XVI, con fábrica de mampostería y sillares en las esquinas. La sede de la Inquisición, en un lugar próximo, es uno de los mejores y más nobles edificios clásicos de San Clemente, hoy remozado y adaptado para sede de un museo local en torno a la imaginería de la Virgen de Rus. El convento de San Francisco, durante mucho tiempo abandonado y ruinoso, ha sido recuperado por la Diputación para restaurarlo con una finalidad hotelera. Otros conventos, como los de clarisas nazarenas, clarisas franciscanas, trinitarias o el convento y colegio de jesuitas son restos del pasado de fuerte raigambre religiosa. En cambio, la Torre Vieja es un último rescoldo de la estructura defensiva de la villa, adaptada hoy como centro de información turística y pequeño museo etnográfico. A lo que se puede añadir un listado, no muy amplio, pero sí significativo, de casas solariegas (los Oma, Marínez del Peral, Valdeguerrero) que nos retrotraen al carácter señorial que tuvo la villa.
Cómo llegar
Desde Cuenca se debe tomar la N-420 hasta La Almarcha, para tomar la autovía A-3, desde donde se abren dos opciones.
La primera, al llegar a Castillo de Garcimuñoz, coger la CM 3110 y al llegar a La Alberca de Záncara seguir por la CM 3009 hasta San Clemente.
La segunda, seguir por la A-3 hasta Honrubia donde se toma la CM 3112 que llega hasta San Clemente. Las dos opciones son similares en distancia y tiempo.
Dónde comer y dormir
Hostal Milán. Boteros, 24; 969 300 708. Tiene restaurante
Hostal Plaza Mayor. Plaza Mayor, 8; 969 300 072
Hostal Ven y Ven. Carretera de Villarrobledo, 48; 969 302 425
Pensión Posada del Reloj. Plaza Mayor, 10; 969 301 526. Tiene restaurante
Hostal Milán II. Arrabal, 24 969 301 413 / 969 300 578. Tiene restaurante
Pensión El Pinar.Carretera de Villarrobledo, km. 12; 969 302 257
Casa de Los Acacio. Casa Rural. Cruz Cerrada, 10; 969 300 360
Casa El Tejar. Casa Rural. Arrabal, 24; 600 488 430.
La Aldea. Casa Rural. Carretera de La Almarcha, km. 1,800; 969 300 173 / 610 345 651
Casa Alcañiz. Casa Rural., Las Eras, 30; 670 816 580
Restaurante Jacinto. Plaza de la Iglesia, 2; 969 300 887
Restaurante Ruta Manchega. Carretera Ciudad Real-Valencia, km. 3; 969 302 421