ACACIA UCETA MALO
Madrid, 28-05-1925 / Madrid 10-12-2002
Hija del pintor Rafael Uceta, nació y creció en un ambiente propicio para el desarrollo de una mente abierta a la creatividad. Desde su primera juventud mostró un destacado interés por el ámbito de la cultura, con clara orientación hacia la pintura y la creación literaria y, de hecho, cursó estudios iniciales en la Escuela de Artes y Oficios, orientación interrumpida por la guerra civil, una experiencia que causó en su ánimo muy dolorosas impresiones, porque la pasó íntegramente en Madrid, en un ambiente de bombas y privaciones. Al término de la contienda termina el Bachillerato e ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Esas expectativas se ven alteradas por la muerte de su madre, en 1945, lo que le obliga a hacerse cargo de la casa familiar y de manera paulatina va abandonando el camino hacia el arte que sustituye por la vocación literaria.
En los años 50 comenzó a publicar versos en revistas variadas, siendo desde entonces habitual su presencia en recitales, conferencias, ateneos, etc. El 12 de mayo de ese año, en la tertulia Versos a medianoche, del Café Varela, realiza su primera lectura poética en público y en ese ambiente conoce a otro joven escritor, Enrique Domínguez Millán con el que contrae matrimonio (1951) y al que acompañará en su afición por Cuenca, ciudad en la que residió largas temporadas y en la que ha mantenido una activa presencia, sobre todo durante el largo periodo en que fue prácticamente la única poeta (y escritora) ejerciendo como tal en la ciudad.
A partir de esos inicios, la presencia de Acacia Uceta en la vida literaria madrileña es muy intensa, sobre todo desde su vinculación al grupo Alforjas para la Poesía, impulsado por el empresario Conrado Blanco, con sesiones regulares en el Teatro Lara y giras por todas las ciudades españolas en lo que fue un auténtico apostolado poético, a la vez que sus poemas ven la luz en prestigiosas revistas como Poesía Española, Rocamador, Caracola, El Cobaya o El Molino de Papel. En 1967 empieza a colaborar de forma estable en los programas culturales de Radio Nacional de España a la que sigue una actividad similar en Televisión Española. Posteriormente, animada por un invencible espíritu solidario y participativo, se vincula a instituciones como la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid o el Ateneo de la capital española, en cuyas actividades no solo participa sino que anima, ocupando puestos de responsabilidad, como ocurrió en el Ateneo, cuya sección de Literatura dirigió durante doce años.
Aunque su obra editada no es muy abundante, sí lo es su participación en actos del más variado carácter, incluyendo los pregones que con cierta frecuencia ha dado en Cuenca. Entre sus premios se encuentran el “Elisa Soriano” (Madrid), “Contraluz” (Murcia), “Fray Luis de León” (Cuenca), “Amigos de la Poesía” (Valencia”) y “Virgen del Carmen”, de la Armada española. Su libro Árbol de agua quedó finalista en el premio internacional “Fernando Rielo”, de poesía mística y también lo fue de los premios “Boscán” y “Ciudad de Barcelona”. La fundación Juan March le otorgó (1968) una de sus pensiones de Literatura para la elaboración del libro Detrás de cada noche y el ministerio de Cultura le otorgó otra beca (1982) por el poemario Íntima dimensión. Escribe artículos de viajes, a lo que hay que unir esporádicas incursiones en el ámbito de la narrativa. Sus poemas figuran en casi todas las antologías españolas y algunos de ellos han sido traducidos a los idiomas europeos occidentales y al árabe. Como prosista fue finalista de los premios “Sésamo” y “Café Gijón” de novela corta. Es necesario citar también su intensa actividad como articulista, tanto en publicaciones escritas como en radio, además de una valiosa labor de difusión de la literatura y el arte a través de conferencias en las más variadas tribunas. También publicó una novela, Una hormiga tan solo. Durante doce años presidió la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid cargo para el que fue reelegida en diciembre de 2000, tras un periodo alejada de esas funciones. Miembro fundadora de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, el 30 de noviembre de 1987 leyó su discurso de ingreso con el título «Luz, equilibrio y asimetría en Cuenca». En diciembre del año 2000 fue elegida nuevamente presidenta de la sección de Literatura del Ateneo de Madrid, cargo que ya había desempeñado diez años antes. En febrero de 2002 recibió un cálido homenaje promovido desde la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha y en el año 2003 fue elegida a título póstumo, castellano-manchega de adopción por la Casa regional en Madrid. Al cumplirse el centenario de su nacimiento, el 3 de junio de 2025 fue objeto de un cálido homenaje en la sede del Ateneo de Madrid,
Poeta especialmente dotada para el verso intimista, sensible, que llega y cala profundamente en los sentimientos humanos, presenta también una clara vertiente social que, si bien se manifestó de manera más directa en otras actitudes de compromiso público, también en ocasiones se desliza a través de los versos. Hay siempre en su obra una evidente intención de conseguir llegar al lector menos preparado; ella misma reconocía que procuraba huir de intelectualismos o metáforas culturalistas que pudieran entorpecer u oscurecer el sentido último de la lectura poética.
En vida, Acacia Uceta publicó siete libros de poesía, a los que se han añadido otros dos más, hasta entonces inéditos, Calendario de Cuenca y Memorial de afectos en el volumen que recopila su Poesía completa, y que lleva un breve, e interesante prólogo de Jesús Hilario Tundidor,
Sobre su poesía comentó Guillermo Díaz-Plaja: ”Muestra una honda sabiduría poética que no trasluce, por supuesto, artificio retórico alguno, sino que la expresión mana sosegada, tranquila, honda y humana”, mientras que Eduardo Alcalá comenta el conjunto de su obra diciendo que ”es obvio que el mundo que vive y la vida en que lo embarca acude en todo su impacto. Ama la luz que llega a su ventana y saluda a Dios en ella cada día; da gracias por el cauce tan antiguo que su madre vertió en sus venas, generosa, más también se asombra de estar viva y de mantener la frente levantada. Y el cansancio llovió sobre la hoguera y la lámpara que sus manos sostenían para llevar la luz al infinito se quedó enredada entre la niebla…”.
Aunque no muy abundantes, sí son de notable interés sus versos sobre Cuenca, aportando una visión de la ciudad en que coexisten las palabras delicadas casi íntimas y una exaltación de la grandiosidad pétrea desplegada por la naturaleza, con una clara concepción del papel que el paisaje, en especial el vegetal, protagoniza en el entendimiento de Cuenca. Para ella, como explicó Carlos de la Rica, “Cuenca, sin pausa ni reposo, viene a convertirse en un nido eternamente prolongado para el ave máxima, ardiente; vivo, en crecimiento; es el refugio de titanes, de pulsos en las cumbres. Veo la aparición de una mitología alimentada por las duras estatuas modeladas por el viento, que acompañan, levantan y sostienen la verdad”.
Extraordinariamente lúcido es el análisis que hace José María Balcells al comentar la edición de Obras Completas (2004), en el que califica a Acacia Uceta de “interesante poeta” que adscribe a la promoción poética que Manuel Mantero denominó “de los cincuenta-sesenta”. Y comenta Balcells que esos poemas “permitieron a la crítica advertir que en su palabra esencial se implicaba como una de sus claves la vertiente de la temporalidad”, como se refleja en el título de su primera obra, El corro de las horas pero también los dos que habían permanecido inéditos, encabezados por las palabras “calendario” y “memorial”.
La obra de Acacia Uceta fue recogida en Ilimitada voz. Antología de poetas españolas (1940-2002), editada por la Universidad de Cádiz en 2003. Al año siguiente se editaron dos libros póstumos, Memorial de afectos, por la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha y Calendario de Cuenca, en la Diputación Provincial. Otros dos libros de Acacia Uceta permanecen inéditos: “Asedio”, escrito entre 1998 y 2002 y “Canciones y Villancicos”, recopiladas por la autora a lo largo de cuarenta años.
Obra publicada
El corro de las horas (Madrid, 1961)
Quince años (Madrid, 1962)
Una hormiga tan solo (Madrid, 1967)
Frente a un muro de cal abrasadora (Carboneras de Guadazaón, 1967)
Detrás de cada noche (Madrid, 1970)
Al sur de las estrellas (Carboneras de Guadazaón, 1976)
Cuenca, roca viva (Carboneras de Guadazaón, 1980)
Íntima dimensión (Carboneras de Guadazaón, 1983)
Árbol de agua (Madrid, 1987)
Madrid, único y múltiple. 21 crónicas periodísticas (Madrid, 1987)
Memorial de afectos (Guadalajara, 2004)
Calendario de Cuenca (Cuenca, 2004)
Poesía Completa (Madrid, 2014)
Referencias
Eduardo Alcalá: “Tres poemas inéditos de una poetisa en la plenitud creadora: Acacia Uceta”. El Día de Cuenca, 20-06-1998, pp. 25-25 / Luis Arrillaga: Palabras de fuego. La obra literaria de Acacia Uceta. Cuenca, 2009 (Diputación Provincial) / José María Balcells: “Acacia Uceta, Poesía completa”. Estudios Humanísticos. Filología 38 (2016), pp. 279-281 / Pedro Cerrillo: “Acacia Uceta: “Para mí la poesía es comunicación”. Entrevista en Diario de Cuenca, 07-11-1979, p. 9 / Luz González Rubio, “Acacia Ucerta, pacifista y poeta”. Mujeres en el callejero de Cuenca. Toledo, 2023 (Almud) / Florencio Martínez Ruiz, Poetas conquense del 50, “Los niños de la guerra”. Cuenca, 2003; Diputación Provincial, pp. 25-68 / Carlos de la Rica: “Cuenca vegetal en Acacia Uceta”. Revista Cuenca, núm. 12, segundo semestre 1977, pp. 95-99.