PABLO CORREA Y ZAFRILLA (1842-1888)
Eduardo Higueras Castañeda
Toledo, 2018. Almud Ediciones; 239 pp.
De ese fondo difuso o confuso, donde descansan, adormilados por la ignorancia o el olvido, tantos hechos notables, tantos nombres merecedores de atención, Eduardo Higueras ha rescatado una figura que en vida dejó un rastro de meritorio interés para pasar luego a engrosar esa legión de nombres arrumbados. Pablo Correa y Zafrilla vivió entre 1842 y 1888, fechas que por sí mismas proclaman las características de la agitada época en que le correspondió desarrollar su existencia, incluyendo en ella pronunciamientos militares, derrocamiento de la reina, periodos revolucionarios, la última guerra carlista, para llegar finalmente a la Restauración de la monarquía borbónica pasando por el conflictivo tiempo en que se lleva a cabo la fundación e implantación de los primeros partidos democráticos que habrían de ayudar a configurar la modernidad en este país. Es, justamente, una etapa en la que Pablo Correa, nacido en el pueblo conquense de La Pesquera, alcanza un cierto protagonismo, en una doble perspectiva, como escritor y periodista por un lado, y como miembro activo de una ideología muy concreta, el republicanismo federal de izquierda.
Este es, en síntesis, el personaje sobre el que ha puesto su atención Eduardo Higueras (Cuenca, 1981), licenciado en Derecho y en Humanidades, profesor universitario en Castilla-La Mancha y uno de los más destacados investigadores de la nueva generación, con dedicación orientada a los temas vinculados con los tiempos contemporáneos, en especial el siglo XIX en su tramo final, precisamente el tiempo al que se corresponde el trabajo que hoy nos ocupa, poblado todavía de numerosas lagunas por lo que se refiere a la perspectiva provincial conquense.
La biografía de Pablo Correa y Zafrilla ofrece muy pocos datos concretos; incluso la fecha de nacimiento aparece distorsionada en otras publicaciones, aunque Eduardo Higueras ha podido establecer como auténtica la de 1842, como recoge su partida de bautismo. A partir de ese dato inicial, el escritor desarrolla el recorrido biográfico del protagonista, siguiendo un trazado cronológico, buscando la forma de rellenar las numerosas lagunas temporales que surgen en ese recorrido, pero que acierta a completar con un aporte ciertamente generoso y enriquecedor sobre los diversos aspectos en que Correa ocupó protagonismo especial, como elemento vehicular entre el republicanismo que toma forma en España y el movimiento obrero que de manera paralela empieza igualmente a vivir sus primeros episodios. Es este, sin duda, un tiempo apasionante en la vida nacional, marcado por la forma en verdad abrupta y conflictiva con que España acomete el paso desde el más férreo conservadurismo tradicional, que se había mantenido contra viento y marea en la primera mitad del siglo XIX, a pesar del estallido que había supuesto la Constitución de Cádiz, para entrar de manera desordenada, impetuosa, en el tiempo moderno, tanto desde el punto de vista social como el político o el de las costumbres. En ese trance está Pablo Correa, como ideólogo y publicista. A él se debe la primera traducción al castellano de El Capital, de Carlos Marx, sin duda la Biblia de las ideologías de izquierda. Y él es también un personaje notabilísimo, secundario desde luego, en el gran escenario donde se dirimen los grandes procesos del momento, pero como ocurre en tantas representaciones dramáticas, es un actor sobrio, severo y de clara eficacia funcional para que la obra pueda tomar forma.
Eduardo Higueras ha realizado un trabajo impecable poniendo de relieve no solo las características públicas de este personaje (de su vida privada se conoce poco) sino especialmente de su actividad como periodista, escritor y activista político. En un periódico, en la redacción de La República, murió en 1888, cuando tenía solo 46 años de edad. Bien merecía este trabajo como también es merecedor de que su provincia natal tuviera de él un conocimiento más sólido.