Hay libros (la mayoría) que tienen una vida breve, la del momento de su salida a los escaparates de las librerías (los que llegan, que no todos consiguen esa suerte) donde permanecen unas pocas semanas antes de desaparecer en los almacenes y otros, en cambio, perviven y sobreviven a lo largo del tiempo, incluso mereciendo repetidas ediciones en fondos diversos. Es lo que sucede con una obra literariamente menor, El crimen de Cuenca, en la que un jovencísimo Alicio Garcitorial quiso contar a sus contemporáneos la traumática experiencia que había vivido como gobernador civil de Cuenca en los que todavía eran tiempos primerizos de la Segunda República. Han pasado casi cien años (90, por decirlo con precisión) de cuando esa memoria autobiográfica vio la luz en forma de novela y desde entonces, cuando menos se espera, aparece una nueva edición. La que ahora llega con el prestigio sello de Renacimiento, ha estado al cuidado de Nacho Álvarez Fernández, gijonés de nacimiento, como Garcitoral y profesor del Emmanuel College de Boston y lleva el prólogo de José Esteban, que ya figuró en una anterior edición.