ISAAC NÚÑEZ DE ARENAS BLANCO
Huete, 03-06-1812 / Madrid, 02-04-1869
Jurista, profesor y escritor, hermano de Bernardino Núñez de Arenas. Aunque procedía de una familia de clase media (su padre, Leoncio Núñez de Arenas era fiel de fechos de la Real Hacienda en Huete), pudo iniciar estudios en el Colegio Imperial de los jesuitas, en Madrid para continuar con la carrera de Leyes en Alcalá, consiguiendo el título con el que accedió a diversos puestos judiciales. Desde joven puso de manifiesto una considerable capacidad para el estudio y el análisis de la problemática jurídica, lo que le llevó a intervenir, cuando todavía era muy joven, en una sesión de la Academia de Jurisprudencia en la que disertó sobre la naturaleza del sistema bicameral en política y las bases en que debería apoyarse la independencia del poder judicial. Hacia 1840 empezó a colaborar en varios periódicos: La Legalidad, El Español, Juventud Republicana, El Nuevo Régimen, El Heraldo Escolar y La Asamblea Federal, títulos todos, como se puede comprobar, abiertamente escorados hacia posiciones de izquierda. Auditor de Guerra en los territorios de Aragón y Navarra (1843-1844), alcanzó la categoría de ministro togado del Tribunal Supremo de Guerra y Marina, formando parte de varias comisiones para la redacción de leyes como la de tribunales o la de procedimiento administrativo, aunque quizá su más destacada intervención en este terreno fue de formar parte de la comisión que sentó las bases sobre las que se asentó la justicia castrense.
Abandonó esta senda jurídico-militar y también las veleidades políticas juveniles para emprender el camino de la enseñanza, ganando la cátedra de Literatura en la Universidad Central (1847) e impartió clases en la Escuela de Administración.
Su producción literaria no es muy abundante, pero sí contiene puntos de sumo interés, como sucede con su obra relativa a la influencia de la estética en las estructuras de la filosofía, una línea de trabajo en la que los expertos encuentran una clara relación con los criterios del krausismo, que Núñez de Arenas aplica con un sentido didáctico, defendiendo la necesidad de cultivar las facultades del espíritu a través de la educación la ciencia.
Por su labor literaria fue elegido para ocupar una silla en la Real Academia de la Lengua, en la que ingresó el 13 de diciembre de 1863, con un discurso titulado “La conservación del idioma y medios idóneos para conseguirla”, en el que expresa que “La lengua, primer lazo de fraternidad entre los hombres, es la expresión de la vida espiritual y material de un pueblo; de sus creencias, ideas, costumbres é intereses de toda clase […]»”, intervención a la que dio respuesta el académico Antonio Ferrer del Río. En la RAE trabajó en su Diccionario y en el Diccionario de sinónimos. Además de la obra propia que se relaciona a continuación, editó en tres tomos la obra dramática de Ruiz de Alarcón (1867) y tradujo algunas obras de autores ingleses, como el primer tomo del Curso completo de Filosofía, de M.J. Tissot, al que el propio Núñez de Arenas añadió el segundo tomo; la conocida novela Los últimos días de Pompeya, de Edward Bulwer Lytton (Madrid, 1848), de la que se han publicado continuas ediciones hasta fechas relativamente recientes (mediados del siglo XX)
Obra publicada
Gramática General (Madrid, 1847)
Elementos filosóficos de la literatura: estética (Madrid, 1858)
Bases para la reforma de la Justicia militar (Madrid, 1856)
Curso completo de Filosofía para la enseñanza de aplicación (Madrid, 1846-1847)
Referencias: José María Álvarez Martínez del Peral, Conquenses ilustres”. El Día de Cuenca, 25-03-1927 / José Julio Amor Calzas, Curiosidades históricas de la ciudad de Huete. Madrid, 1904; p. 1115 / Casildo Reneses, Calas literarias en la cultura de Huete. Cuenca, 2007; Diputación Provincial, pp. 305-329