N. Cuenca circa 1930
Prácticamente nadie o casi nadie conocía en Cuenca la existencia de una artista multidisciplinar, muy valorada y reconocida en el extranjero, donde su obra ocupa lugares de honor en museos y galerías. Ciertamente, ella tampoco había hecho nada especial para conseguir de su tierra natal algún tipo de reconocimiento, pero al empezar el año 2021 su nombre apareció en la lista de los artistas seleccionados por el ministerio de Cultura para recibir la medalla de oro a las Bellas Artes y de esa manera salió bruscamente del anonimato localista y pasó a engrosar el cuadro de honor de las letras y las artes conquenses.
Entonces se supo que, de ascendencia francesa, fue hija póstuma de un ingeniero de montes, Juan Muro Robert y de su mujer, Concepción Charfolé, que vivían en la calle del General Lasso, número 52, donde creció la recién nacida, educada en un ambiente liberal y culto, incluyendo un amplio conocimiento del medio geográfico natural, gracias a las excursiones que organizaba su madre por las inmediaciones del paisaje conquense. Su nota biográfica oficial dice que recibió formación sobre pintura en una academia local a lo que se unió el contacto con los artistas de la vanguardia abstracta asentados en Cuenca, como Fernando Zóbel o Eusebio Sempere, a pesar de que el nombre de Paz Muro no aparece mencionado jamás. Sin embargo, ese camino dejó de interesarle pronto para dejar paso a otro, cuando a comienzos de la década de los setenta, también en Cuenca conoció a artistas de su generación lo que le permite una evoluciona hacia el arte activo, hasta abandonar definitivamente la pintura en favor de la experimentación interdisciplinar, camino que no abandonó hasta finales de los años 80 abarcando fotografía, cine, pequeños objetos cercanos a la poesía visual, libros de artista y, sobre todo, happenings y acciones. La naturaleza efímera y procesual de la mayoría de estas piezas, junto a ciertos avatares vitales de la artista, dieron como resultado que apenas se conserven obras físicas que, por otro lado, de acuerdo con una despreocupada tendencia propia de la época, no tuvo cuidado en registrar.
Francisco Brives explica que “sus primeros trabajos conceptuales conocidos, datan de la época de los 70. Sus trabajos de Land Art comienzan en el 1971, interviniendo en unos montes de la familia con tintes y pinturas, trabajando a escondidas y sin permisos en lo que por aquel entonces podría ser constitutivo de delito. Su propuesta de Land Art del año 1971 «Propuesta de transformación de la realidad a partir de un fenómeno natural» con apenas dos años de diferencia del presentado por Christo en la Documenta de Kassel 1968, la convierten en una rareza artística abordando disciplinas pioneras de las derivas que finalmente arrastra el arte actual. Fruto de este trabajo su obra es depositada en el MOMA del Nueva York en el año 1972, donde permanece a día de hoy pudiendo ser investigada”.
La actividad estrictamente artística se fue vinculando a posiciones críticas en otros terrenos, mediante una sucesión de acciones precursoras del feminismo (participó de manera activa en las Jornadas Nacionales por la Liberación de la Mujer), reivindicaciones de principios de libertad creadora y contra el control de los poderes mediáticos, realizó “Proyecto imposible de localización” y “Análisis de las señales de prohibición situadas en el territorio nacional” y en un happening denominado “Libro blanco geometría de la Paz “ de 1972 realizado en el Colegio Mayor femenino “Isabel la Católica”, dirigido por religiosas de Madrid, puso a prueba la censura y las prohibiciones desvelando públicamente opiniones y pensamientos del público asistente. Su obra “Influencia cultural y nada más que cultural, de la mujer en las artes arquitectónicas, visuales y otras” supuso un importante catálogo de fotografías, tomadas por la artista en colaboración con Pablo Pérez Mínguez, de esculturas madrileñas que utilizaban el cuerpo femenino como alegoría. Son actuaciones que marcan una toma clara de postura en el tramo final del franquismo, época que coincide con numerosos viajes de la artista fuera de España para entrar en contacto, conocer (y ser conocida) en los círculos más avanzados de las vanguardias. Se sabe que estuvo en Marruecos, Reino Unido e Italia, aportando sus trabajos a medios escritos, como Flash Art, que la ayudaron a lograr una proyección internacional.
Ya en épocas modernas, se organizó la exposición “Genealogías Feministas en el Arte Español 1960 -2010”, ofrecida en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, en 2012, en un claro reconocimiento a las artistas españolas que durante décadas fueron invisibilizadas. En la muestra pudo verse la pieza de Paz Muro “William Shakespeare / Corín Tellado” de 1974 que trata sobre el problema del papel de la mujer artista a lo largo de la historia y la historia del arte como sujeto creador activo.
La obra de Muro se centra en temáticas de género y crítica social de los estereotipos creados en torno a la feminidad, también mirada desde un punto de vista político ligado al contexto social pero no fue una artista militante, ni sus obras poseen un claro contenido antifranquista, como sí ocurrió con el trabajo de otros artistas relacionados con lo que se denominó «conceptualismo ideológico», pero sí demostró una actitud de continuo desafío a las estructuras de poder establecidas, ya fueran estatales, sociales o artísticas.
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid conserva varias obras y abundante documentación sobre el trabajo de Paz Muro y ha ofrecido exposiciones suyas en varias ocasiones. También ha podido verse su obra en los stands de la Galería Juana de Aizpuru en la feria anual ARCO. En septiembre de 2024 se inauguró en Madrid, en la sala La Neomudéjar, una retrospectiva titulada Archivo Paz Muro. Arte insurgente. La rebeldía intelectual que desborda los márgenes, comisariada por el crítico Francisco Brives, experto en la obra de la artista conquense.
Referencias: Luz González Rubio, “Paz Muro, la artista conquense medalla de oro al mérito de Bellas Artes”. La Tribuna, 30-10-2024, p. 24 / Isabel Tejada y Lola Hinojosa, “Críticas al margen o al margen de la crítica. La obra de Paz Muro durante los años 60 y 70”. Zaragoza, 2011; revista Artigrama, Universidad de Zaragoza, pp. 781-794