MORCILLO RUBIO, Jesús

Tarancón, 16‑11‑1921 / Madrid, 28-08-2001

Catedrático de Estructura atómico-molecular y Espectroscopia en la Universidad Complutense y Académico de Ciencias y uno de los más destacados investigadores españoles en la segunda mitad del siglo XX. Su niñez la pasó íntegramente en Tarancón, asistiendo a una escuela privada, la del profesor Carlos Ríus, quien animó a sus padres para que el niño hiciera el Bachillerato, presentándolo en 1933 al examen de ingreso en el Instituto Cardenal Cisneros, de Madrid, estudios que terminó, después de la guerra civil, en el Instituto de Cuenca. Gracias a una beca de la Diputación de Cuenca pudo cursar la licenciatura en Ciencias Químicas, que concluyó en 1946. Inmediatamente consiguió una plaza de profesor ayudante de Química Física en la facultad de Ciencias de la Complutense, ingresando a la vez como becario de su especialidad en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, dando así origen a su actividad investigadora. Presentó la tesis doctoral en septiembre de 1949, obteniendo la máxima calificación y, a continuación, una beca para trabajar en el Laboratorio de la universidad de Oxford, donde trabajó en el laboratorio del profesor Thompson introdujo en España de la espectroscopia infrarroja y sus aplicaciones a la determinación de estructuras moleculares, actividad que había resultado de esencial importancia para establecer la estructura de la penicilina y de donde volvió a España ya como un experto en la que habría de ser su gran especialidad, la espectroscopia.

A su regreso a nuestro país, en la década de los 50 del siglo pasado, el doctor Morcillo colaboró de manera eficaz con los entonces tímidos trabajos de los laboratorios españoles, a los que ayudó a determinar la naturaleza de la estructura molecular de los compuestos orgánicos o naturales sobre los que se estaba trabajando. Probablemente, la más destacada aportación del científico conquense fue la interpretación de las intensidades de absorción en los rayos infrarrojos desde el punto de vista de los enlaces químicos y sus propiedades; más tarde desarrolló hacia 1960 con brillantez una teoría de los tensores polares atómicos que continúa siendo un valioso punto de referencia en la investigación sobre esta materia. Junto a esta labor personal en el ámbito de la ciencia, el doctor Morcillo participó de manera muy activa, en los años posteriores a la guerra civil, en el establecimiento y primeros pasos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en el que formó un impresionante grupo de jóvenes investigadores. Uno de sus discípulos, Manuel Rico, ha dejado una emotiva impresión de la presencia del profesor Morcillo en las aulas universitarias: “Siempre admiré su perfecta manera concisa y precisa de explicar, sin pérdida de rigor y haciendo fácil lo difícil e intrincado. Su labor docente ha quedado bien reflejada en sus libros y artículos sobre espectroscopia. Más recientemente concentró su interés en la explicación moderna y actualizada de los conceptos básicos en química por su posible impacto en las nuevas generaciones de estudiantes universitarios, lo que le llevó a participar en la gestación y consolidación de la universidad a distancia (UNED)”.

En su larga trayectoria científica además de investigador en el seno del CSIC fue catedrático de Química Física en la Universidad de Zaragoza (1951) y finalmente catedrático de la Complutense, desde el año 1961 hasta su jubilación. En ese periodo, a partir de 1972, formó parte del equipo organizador de la novedosa Universidad Nacional de Educación a Distancia, en la que fue decano de la facultad de Químicas.

El 6 de julio de 1959 el Ayuntamiento de Tarancón acordó ofrecerle un cálido homenaje reflejado en la felicitación corporativa por sus trabajos. Más tarde recibió la distinción de hijo predilecto y la dedicación de una calle en su ciudad natal.

El 7 de abril de 1976 ingresó como académico de número en la Real Academia de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales, con un discurso sobre “Intensidades en infrarrojos y estructura molecular”, al que dio contestación el doctor Enrique Costa Novella.

El doctor Morcillo Rubio dejó tras sí una enorme escuela formada por alumnos, investigadores y científicos repartidos por todo el país. Mantuvo una intensa actividad como publicista y conferenciante, a lo largo de una constante participación en seminarios, cursos y congresos.