Méndez de Sotomayor, Alfonso

ALFONSO MÉNDEZ DE SOTOMAYOR Y MENDOZA

Castillo de Garcimuñoz, 1556 / Salamanca, 20-12-1596

Hijo de Ildefonso Méndez de Sotomayor y Melchora de Mendoza, nació en el seno de una familia hidalga y a edad muy temprana ingresó en la orden de San Agustín, probablemente en el convento de su villa natal, fundado por el infante don Juan Manuel. Su nombre, que aparece citado indistintamente como Méndez o Mendoza, figura dentro del grupo de religiosos que profesó en el convento de Salamanca, donde se le menciona por primera vez en 1576 cuando, apenas terminados los estudios, aparece regentando una cátedra, iniciando así el duro camino de las oposiciones. La primera que obtuvo fue la de Escoto, de la que tomó posesión el 2 de marzo de 1585; a finales de 1586 consiguió el grado de licenciado en Teología y el de maestro al año siguiente. En ocasiones sustituyó a fray Luis de León en la cátedra de Biblia, compartiendo ambos una profunda amistad. Sucedió a Juan de Guevara en su jubilación, haciéndose cargo de la cátedra de Vísperas (1591). Además del ejercicio de la docencia, intervino activamente en la reforma de los estudios de Gramática, Griego y Letras Humanas, propugnando su vinculación con otras disciplinas no literarias sino científicas.

Esta labor docente universitaria la complementó con una intensa dedicación literaria, en latín, aunque son pocos los textos que nos han llegado impresos, pero de los que tenemos noticias gracias al elogioso comentario que inserta Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana, y que recoge el historiador Manuel Vidal en su obra Agustinos de Salamanca, quien transcribe este comentario del erudito:

“Fray Alfonso de Mendoza Augustiniano, estudiando en su Convento de Salamanca, debajo de la disciplina de Luis de León —teólogo claríssimo no sólo entre los de su Orden, sino entre todos los de su tiempo— aprovechó tanto en tan pocos años, que aun sin salir de su juvenil edad, no tuvo quien le aventajasse en una y otra Teología Expositiva y Escolástica, siendo raríssimo en aquel siglo el Sujeto de quien con verdad se pudiesse decir que siquiera le igualaba. Trató la Theología, no como muchos suelen, con un estilo desaliñado y aun intolerable, sino con el conveniente a una Facultad reconocida por reina de todas las demás.

Cuando comenzó a dar al público sus Comentarios Theológicos tomó por empeño inducir con arte y suavidad a sus lectores a que no se contentassen con la lección de los Modernos sin consultarla bien con los antiguos Theólogos […] / Fue también excelente y ameno poeta. Muéstralo bien en los versos latinos que compuso de aquel claríssimo Varón, Fr. Alonso de Orozco, y en la recomendación de su Exposición sobre los Sacros Cantares y su elegancia convence que en esta parte (Nuestro Mendoza) se elevó sobre sí propio y que las Musas en él no eran sola diversión de los más serios y nerviosos escritos sino espíritu y talento superior […]”.

Su temprana muerte le sorprendió cuando trabajaba en una obra que él mismo calificó de “magna”: Magnum volumen in secundum secundae D. Thomae, sobre cuyo destino no hay ninguna noticia. El nombre de Alfonso de Mendoza figura  como autor de unas interesantes composiciones poéticas de tema religioso que aparecieron publicadas entre 1619 y 1650. Conviene señalar que no sólo estamos hablando de un teólogo sino también de un poeta, en latín y castellano, que componía versos con elegancia clásica. Entre ellos figuran dos romances incluidos en una obra colectiva titulada Romances a la muerte de la Reyna doña Margarita de Austria, Nuestra Señora. Con el despedimiento que Su Magestad hizo del Rey, nuestro Señor, y de sus hijos y de todo lo que pidió a Su Magestad. Con un famoso romance al cabo del Rey D. Sancho, puesto en muy dulce tono. Compuestos por el padre Fray Alonso Mendez de Sotomayor, Predicador Agustino en Madrid. Véndese en casa de Juan de Valdés, enfrente del Colegio de Atocha.

Fue enterrado en el claustro principal del convento agustino de Salamanca.

A las obras publicadas que reseñamos a continuación hay que añadir el manuscrito de “Commentaria in quendam psalmum et de genealogia D. Nostri Jesuchristi” que aunque recibió el permiso de impresión en 1588 parece no llegó a convertirse en libro.

Obra publicada

Hexastichon y Carmen invitatorium (Burgos, 1581. Son dos poemas que preceden a la obra Commentaria in Cantica Canticorum, de B. Alonso de Orozco)

Quaestiones quodlibeticae et relectio theologica, de Christi regno ad dominio (Salamanca, 1588)

An tota Magorum historia tredecim tantum a natali Christi diebus absoluta fuerit (Salamanca, 1589)

Actus gallicus ad magistrum Franciscum Sanctium, per fratem Ildephonsum de Mendoza Augustinum

Quaestio de Magorum historia (sin p.i.)

Referencias: Manuel Vidal, Agustinos de Salamanca: Historia del Observantissimo convento de San Agustin, N.P. de dicha ciudad. Salamanca, 1751 / Teófilo Viñas, Agustinos en Cuenca. Cuenca, 1998; Diputación Provincial, pp. 96-97 / Julián Zarco Cuevas, Relaciones de Pueblos del Obispado de Cuenca. Cuenca, 1927. Imprenta del Seminario, II, pp. 279 / Edición Dimas Pérez Ramírez, Cuenca, 1983, pp.