MEDINA, Isidoro

Personaje que alcanzó un cierto grado de popularidad en el tramo final del siglo XVIII, cuyo apelativo, El Tio Corujo, ha sobrevivido hasta hoy. De su biografía personal no se conoce apenas nada, pero en el mes de abril de 1766 alcanzó notoriedad al actuar como uno de los cabecillas de la revuelta que se suscitó en Cuenca (similar a la que tenía lugar en otros muchos lugares de España) a causa de la carestía en el precio del pan y otros productos alimenticios de primera necesidad. El levantamiento popular tuvo su inicio en Madrid, como suele suceder, pero pronto se extendió a otras ciudades. El origen estaba en la errónea política aplicada por el marqués de Esquilache, que a su torpeza de gobierno añadía el hecho de ser extranjero ignorante de las costumbres peculiares propias de los españoles y que tuvo la absurda idea de pretender imponer ciertas modas en la forma de vestir de los indígenas. De una cosa se pasó a la otra y finalmente hubo un levantamiento general. En el caso de Cuenca, las protestas se iniciaron el domingo 6 de abril, en la Puerta de Valencia, de donde la turba se fue extendiendo a otros puntos de la ciudad y culminaron con el asalto y saqueo del domicilio del encargado del Pósito y diputado de Abastos, Pedro de Iruela que tuvo que huir de mala manera por una puerta trasera, acción que continuó luego en una actuación similar en la residencia del Intendente de Rentas, al que consiguieron arrancar algunas promesas. El nivel del alboroto alcanzó tal dimensión que el gobierno envió a Cuenca a José Moñino, futuro conde de Floridablanca, para que actuara como corregidor interino y pusiera orden en la ciudad, lo que hizo con notable energía, encarcelando a los máximos responsables, entre los que se encontraba, de manera destacada, Isidoro Medina, señalado por todos como uno de los cabecillas más activos y belicosos. A pesar de todo, el rigor de la justicia no fue tan severo como en principio se podía esperar. De aquel episodio ha sobrevivido el apelativo popular de El Tío Corujo, como punto de referencia para escenificar una actitud de protesta. El nombre incluso fue utilizado por el periodista Julián Velasco de Toledo para firmar con él una serie de versos ripiados con los que criticaba los sucesos de la actualidad en la prensa de los años 20 del siglo XX.

Referencias: Miguel Jiménez Monteserían, “Los motines de subsistencia de la primavera de 1766 y sus repercusiones en la ciudad de Cuenca”. Revista Cuenca, primer y segundo semestre 1977, núms. 11-12.