Alcalá de la Vega 11-05-1930 / Madrid, 06-02-2013
Hago mías, en el inicio, las palabras del crítico Santos Sanz Villanueva al comentar la muerte de Florencio Martínez Ruiz: “Durante bastante tiempo, desde finales del franquismo y un buen trecho de la incipiente democracia, Florencio Martínez Ruiz fue una de las personas más influyentes del periodismo cultural y en el mundillo literario españoles” [El Mundo, 12-02-2013]. Es una forma muy gráfica y expresiva de resumir el importante papel desarrollado por el crítico fallecido, expresión a la que hay que añadir un fragmento más: eso mismo lo ejerció Florencio en el territorio concreto de Cuenca, la cultura conquense, la escritura por conquenses. Nadie como él llegó a conocer, analizar y difundir de un modo tan amplio y certero lo que había sucedido y estaba sucediendo, hasta comienzos del siglo XXI, en el seno de la cultura local.
Seminarista en Cuenca, abandonó su destino eclesiástico cuando estaba en vísperas de cantar misa, en lo que fue una traumática experiencia a la que él mismo ha aludido algunas veces, mencionando la facilidad con que pueden florecen “los famosos chivatos, fruta que tanto abunda en los centros religiosos. Un dramático día –el 10 de marzo de 1957- un terrible día, un dies irae tremendo, acabó aquella singladura, que por ahora me tengo prohibido contar a mí mismo. Me llevaba en mi escuálido zurrón algo importante: un poco de fe y de esperanza, que no se quebraron milagrosamente”. En esa etapa juvenil fue miembro destacado, con Carlos de la Rica, del grupo que impulsó un amplio movimiento cultural (sobre todo de corte literario) en el seno del caserón de la plaza de la Merced, una de cuyas más relevantes iniciativas fue la fundación de la revista Gárgola, en cuyo único número colaboró. Al abandonar el seminario hizo la carrera de Magisterio en la Escuela “Fray Luis de León” de Cuenca y posteriormente, en Madrid, la de Periodismo, titulándose en 1961. Sus primeras colaboraciones, de carácter literario, aparecen de forma esporádica en las páginas de Ofensiva, el periódico de Cuenca. Redactor volante de El Español (1958-1962) publicó en este semanario cerca de un centenar de entrevistas con escritores y reportajes de diversos temas. Trabajó en la dirección general de Información (1963-1967) mientras colaboraba en diversos diarios madrileños (Madrid, Arriba, Ya) hasta ingresar en 1968 el que habría de ser su periódico definitivo, ABC, primero para trabajar en “Los domingos de ABC”, luego en las páginas de información general (1971) y luego en la Sección de Cultura (1976) donde desempeñó en especial las tareas de crítico literario, siendo responsable durante muchos años del suplemento «Mirador Literario» y de “Domingo Cultural”, secciones en las que pronto destacó por su amplio conocimiento (derivado de incansables lecturas) de los escritores españoles contemporáneos, singularmente en Poesía. En esa función consiguió alcanzar un sólido prestigio profesional por el acierto de sus comentarios, la agudeza de sus análisis y la profunda interpretación del hecho poético español, sobre todo en la época contemporánea, caracterizándose por una sutil habilidad en el descubrimiento de nuevos valores. Ha colaborado, generalmente como crítico de libros, en Punta Europa, Reseña, El Magisterio Español, La Semana Literaria, La Estafeta Literaria, Blanco y Negro, Mundo Hispánico (donde fue redactor jefe desde 1976 hasta su desaparición) y durante algún tiempo fue en TVE asesor de los programas “Encuentros con las Letras” y “Las cuatro esquinas”. En esas publicaciones y en otras ha dejado numerosos ejemplos de su conocimiento de la literatura española contemporánea, con estudios sobre Francisco Umbral, Pedro de Lorenzo, García Viñó, Eladio Cabañero, Juan Alcaide, etc., además de estar presente en todos los periódicos conquenses: Diario de Cuenca, Gaceta ConquenseyEl Día de Cuenca, en el que durante varios años editó un suplemento semanal dedicado a cuestiones culturales. Fue pregonero de las fiestas de San Julián en 1972, de Semana Santa en 1989, de San Julián otra vez en 1995 y en la Feria del Libro (1996). En 1995 pronunció el discurso dedicado a Cervantes el día del libro, en la Plaza de España de Madrid y fue elegido castellano-manchego del año por la provincia de Cuenca, además de ganar el premio «Tormo de Oro» por su artículo «Elogio (y absolución) de la Cocina conquense», publicado en ABC y El Día de Cuenca.
Sobre su función como crítico literario, el propio Florencio Martínez lo explicó con sumo detalle en una declaración personal, en forma de entrevista, publicada en 1992: “Llevo muchos años acercándome a la literatura, como lector, que es la única forma de ser en algún modo crítico. Comencé en Cuenca, siendo estudiante, 1951 y 1952, cuando enviaba al periódico local reseñas sobre El molino de papel. Por esas fechas ya publiqué en comandita con Carlos de la Rica en la revista Estría, de Roma, un ensayo sobre el movimiento surrealista, postista y lúdico, que representaba El pájaro de paja. Mi afición a leer, mejor a devorar, todo lo que cayera en mis manos, es de muy niño. Ese furor aún no ha remitido, lo que no me parece bueno porque manera tan apasionada de leer quita serenidad y conocimiento”.
La capacidad crítica de Florencio Martínez Ruiz ha contado con el reconocimiento generalizado, sobre todo por su amplio conocimiento de la poesía española de postguerra. Tiene razón Carlos Morales cuando escribe: “Cuarenta años de periodismo literario han convertido a aquel muchacho de Alcalá de la Vega en uno de los críticos literarios más respetados en el mundo literario español. Autor de una ajustada y documentada antología de la poesía española de posguerra, el tiempo ha venido a darle la razón en algunos de sus juicios más valientes y polémicos. Su idea, por ejemplo, del carácter bicéfalo y dual de la rebelión novísima, con Diego Jesús Jiménez y Pere Gimferrer a la cabeza –que tan mal fue recibida por los muchos mitómanos que pueblan la Corte- ha sido plenamente asumida por la práctica totalidad de los grandes estudiosos de nuestra literatura”. Ese valor quedó ampliamente de manifiesto en su libro La nueva poesía española, recibido con un unánime reconocimiento al situar con toda justeza las tendencias literarias de la posguerra española. Como poeta su obra publicada es escasa, pero entra ella figura uno de los más hermosos poemarios editados en Cuenca, Cuaderno de la Merced. Ingresó en la RACAL el 13 de noviembre de 2001 con un discurso sobre la figura de la Infanta Paz y sus vinculaciones con Cuenca.
Su trabajo como creador literario se bifurca en dos líneas maestras. De un lado, varios poemarios en cuyos títulos proclama la vocación conquense que los inspira: Elegías de Mirabueno, Cuadernos de la Merced, El Cabriel dormido. De otro, textos de crítica literaria en los que pone de manifiesto su enorme conocimiento de la literatura española contemporánea, labor que arranca con su muy importante La nueva poesía española, antología de los poetas surgidos en la posguerra pero en la que, curiosamente, combina nombres ya entonces consagrados, como Gil de Biedma, Ángel González o Francisco Brines, con otros de la generación siguiente, como Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer o José Miguel Ullán, en lo que se convirtió de manera muy expresiva en una eficasísima fotografía de la situación del panorama lírico español en esos momentos. En algunas ocasiones ha mencionado sus obras inéditas, entre las que se pueden encontrar “Elegías a Mirabueno” y “Oda barroca a la Ciudad Encantada” (mencionadas en Diario 16, 30-11-1991).
Amigo de lo clásico, esa vocación la ejerció Martínez Ruiz tanto en su visión personal y crítica aportada en sus análisis (en los que, sin embargo, nunca desdeñó prestar atención a los recién llegados aunque aportaran actitudes vanguardistas y rompedoras) como a su propia actividad lírica, marcada siempre por una invencible tendencia hacia formas clasicistas, singularmente el soneto, que practicó de manera constante aún siendo consciente de las enormes dificultades de esta forma poética de sus limitaciones para alcanzar el brillante resultado que, sin duda, deseaba.
Hay una faceta extraordinariamente importante en la actividad de Martínez Ruiz y es su incansable dedicación al estudio y difusión de la literatura hecha en Cuenca y por conquenses, utilizando para ello el eficaz mecanismo de los medios informativos escritos. Él mismo explicaba en 1992, en entrevista con Manuel Quiroga, cómo valoraba esa actividad: “Lo que juzgo más interesante –y absolutamente apasionante- es la información cultural en un periódico. Ahí se pueden volcar todas las experiencias y reconducir muchos desvíos. La ebriedad por el oficio es total. Se trata de una verdadera aventura, un viaje al fondo de la creación, del análisis. Siempre me queda la duda de si lo que hubiera querido hacer era una revista de información y crítica para mí solo… A un crítico de periódico, en alguna medida volandero, como yo, no le es posible un balance definitivo. Son los periódicos los que acogen la crítica militante, por su fugaz aparición y desaparición, apenas sientan doctrina, lo cual no quiere decir que sean prescindibles ni baladíes”. Fue enterrado en el cementerio de San Isidro, sobre la Hoz del Júcar, en Cuenca, en el espacio reservado a figuras ilustres de la vida local.
Obra publicada
Balada de la espiga y otros poemas (1960)
Prólogo a Poesía, de Eladio Cabañero (Barcelona, 1970)
La nueva poesía española (Antología crítica) (Madrid, 1971)
Introducción a Antología poética, de Juan Alcaide (Madrid, 1976)
Cuaderno de la Merced (Madrid, 1976)
Nuevo mester de clerecía (Madrid, 1977)
Juan Alcaide en sus raíces (Valdepeñas, 1997)
Leer y entender la poesía de Diego Jesús Jiménez (Cuenca, 2009)
Crónicas en la platina ardiente (Cuenca, 2011)
Referencias: María Victoria Cavero Sierra / Óscar Martínez Pérez, Florencio Martínez Ruiz. Crónicas en la platina ardiente. Cuenca, 2001; Diputación provincial / Pedro Cerrillo, entrevista en Diario de Cuenca, 07-02-1980, p. 12 / Florencio Martínez Ruiz, Poetas conquenses del 50, “Los niños de la guerra”. Cuenca, 2003, pp. 157-185 / Carlos Morales: “Un hombre llamado Escritura”, en El Día de Cuenca, 18-11-1999, p. 14 / José Luis Muñoz, Entrevista, “La ciudad en punto”. Diario de Cuenca, 10-03-1967, p. 2 / Manuel Quiroga, “Decir las cosas como son”. Entrevista a Florencio Martínez Ruiz. Empresa de Mudanzas, Madrid, julio 1992.