Cuenca 12-02-1899 / Barcelona, 08-03-1987
Estudió Magisterio (1914-1918), época en la que mostró una disposición natural para la escultura, incluso ganando algunos premios e inició el recorrido profesional en el ámbito de la educación primaria (Órdenes, Mosqueruela) y que terminaría por llevarle a Barcelona, donde vivió, junto con su mujer, Lorenza, igualmente maestra, los avatares y desventuras de la postguerra civil. Hasta entonces -con el nombre de Basiliso- había sido un dinámico colaborador de periódicos en Cuenca: su firma aparece en multitud de publicaciones: La Voz de Cuenca, El Día de Cuenca, Ilustración Castellana, Heraldo de Cuenca; en este último, mantuvo una columna semanal, publicada siempre en primera página, donde dejó amplias muestras de su espíritu crítico hacia la derecha reaccionaria mientras defendía posiciones de abierta simpatía hacia la ideología republicana. Antes, en los Juegos Florales celebrados en la ciudad en 1928 presentó un curioso trabajo titulado “Procedimiento práctico para el fomento del turismo en Cuenca”, texto que fue publicado como separata en La Voz de Cuenca. Al año siguiente, el nuevo director de la Banda de Música, Jesús Calleja, compuso un Himno a Cuenca cuya letra encomendó a Martínez Pérez, constituyendo todo un acontecimiento el estreno de la pieza. Ese mismo año editó un intento de guía literaria de la ciudad, Postales Conquenses, cuyo texto tiene indudable valor, pese a la carga nostálgica que lo inunda, por las noticias que proporciona sobre la situación de numerosos rincones urbanos en aquellos momentos, sin olvidar sus incursiones en el ámbito de la poesía.
En esa época su principal afición era el teatro, en el que se había iniciado desde que era un niño. A los 15 años organizó un grupo aficionado y consiguió convencer al Ayuntamiento para que les cediera un salón en La Merced, donde estrenaron una obra titulada Muerte civil, a la que siguieron otras muchas, hasta cambiar de escenario para pasar al Teatro Ideal y luego en el Principal. En 1931 publicó la obra de teatro Sacrificio, un drama trágico compuesto de tres actos y un prólogo, en que hay espacio para doce actores y que fue representada en el Teatro Cervantes, de la capital y varios pueblos de la provincia, con dirección escénica del propio autor. De esa misma época y en colaboración con Manuel Cubertoret es Fobias, drama en tres actos estrenado en el Ideal Artístico de Cuenca. En 1933 colaboró con Augusto M. de Castro en un libro de geografía regional destinado a los estudios de Magisterio. En 1938, ya en las postrimerías de la guerra civil, publicó un libro de poemas, Reflejos. El seudónimo de «Martinpérez» le pertenece. El 29 de julio de 1929 fue designado hijo adoptivo de Valdecabras.
Tras el conflicto civil, fue detenido e ingresado en la Cárcel Modelo de Barcelona, de la que salió al cabo de varios años pero depurado como maestro nacional (igual sucedió con su esposa, Lorenza Jiménez) obligándoles a buscar la forma de subsistir a través de clases particulares o en academias privadas, a la vez que cambió su nombre por el de Valeriano.
Continuó escribiendo incansablemente, pero sin poder publicar nada, hasta que reencontró un camino discreto, a través del boletín de la Casa de Cuenca en Barcelona. La rehabilitación política y la recuperación de sus derechos cívicos le llegó cuando ya había perdido la voz, sin que se pudiera hacer efectiva aquella tardía obra de justicia, tan habitual en la desdichada España de la posguerra civil. De esa forma pudo recuperar también la posibilidad de volver a escribir con su propio nombre, tantos años entregado al anonimato.
A Valeriano Martínez Pérez se debe una empresa de singular interés social, la fundación de la Casa de Cuenca en Barcelona, que sustituyó, tras la guerra civil, a una iniciativa similar previa, La Casa de los Castellanos. Fundada en 1960, nuestro protagonista ocupó los cargos de secretario y tesorero durante los siguientes veinte años, siendo el redactor de sus estatutos y promoviendo la edición de un Boletín que mantuvo su presencia activa hasta fechas recientes. La Casa adquirió un inmueble en la calle Montaña, centro de reunión de los miles de conquenses afincados en tierras catalanas.
Obra publicada
Postales Conquenses (Cuenca, 1929)
Reflejos (Barcelona, 1937)
Sacrificio (1931)
Ortografía práctica (Barcelona), en colaboración con Norberto Hernanz.
Referencias: Augusto M. de Castro, “D. Basiliso Martínez Pérez”. Magister, núm. 52, 18-04-1931 / Carlos de la Rica y Enrique Domínguez Millán, 70 años de poesía en Cuenca. Carboneras de Guadazaón, 1972, El Toro de Barro, p. 198