MARTÍNEZ BUENO, Leonardo

Pajaroncillo, 29‑05‑1915 / Madrid, 15-02-1977

Escultor, uno de los más destacados de su generación. Comenzó estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Cuenca, pasando luego, pensionado por la Diputación de Cuenca, a la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid. En 1944 entra como profesor auxiliar de escultura en la Escuela Superior de Sevilla, obteniendo al año siguiente por oposición la plaza de catedrático en la especialidad de talla hasta que pasa a la Escuela de Cerámica de Madrid (1963) como profesor de la asignatura «Escultura aplicada a la cerámica». En una primera fase de su obra predomina el realismo, como se puede apreciar en el monumento a Diego Hurtado de Mendoza, hecho en colaboración con Fausto Culebras. Tras su estancia en Londres, donde estudió con Henry Moore en 1949, emprende la serie de costureras, maternidades y aguadoras, algunas de las cuales están en el Museo de Arte Contemporáneo. Esta tendencia realista evoluciona a lo largo de los años, para concluir con una obra de gran plasticidad y estilizadas formas. Para la Semana Santa de Cuenca talló varios pasos de singular personalidad creativa considerados en su momento como innovadores y demasiado modernistas (lo que suscitó entonces el rechazo de algunos, amigos de la tradición inmovilista): María Santísima de la Esperanza (1951), La Lanzada (1954), Jesús Caído y la Verónica (1965) y Cristo Resucitado (1951), mientras que a la Semana Santa de Belmonte entregó una talla de San Pedro y Malco (1944).

Para la ornamentación urbana de la ciudad de Cuenca realizó una espléndida Cantarera, situada en la Plaza de San Nicolás, víctima inclemente de la incultura popular y de la desidia municipal. De encantadora belleza es la Maternidad situada en los jardines del palacio provincial y muy expresivas y delicadas la Inmaculada (1950) y la Virgen con el Niño (1950), ambas de alabastro, que posee el Ayuntamiento de la capital. A estas imágenes hay que añadir la de la Virgen del Sagrario que se encuentra en una hornacina, a los pies del monumento al Sagrado Corazón, en el cerro del Socorro y la de San José Obrero (1961), de madera policromada, en la parroquia de este mismo nombre, en Cuenca. De líneas severas clásicas es el Fray Luis de León que esculpió para la villa de Belmonte.. Entre la lista de sus galardones hay que mencionar:

1942. Segunda medalla en la Exposición nacional de Barcelona   1943. Beca Conde de Cartagena; 1943. Tercera medalla nacional de Bellas Artes; 1949. Beca Conde de Cartagena para estudiar en Londres; 1956. Premio nacional de Escultura. Molino de oro en Valdepeñas;  1957. Segunda medalla nacional de Bellas Artes; 1958. Beca de la Fundación Juan March;  1959. Premio Diputación Provincial de Barcelona

Su obra está presente en el Museo de Arte Contemporáneo, Madrid; Museos provinciales de Ciudad Real y Cuenca; Ayuntamiento de Barcelona; Diputación de Barcelona. La Asociación Española de Pintores y Escultores premia cada año con la Medalla Leonardo Martínez Bueno a un escultor que se haya destacado o que haya sido seleccionado por el jurado de la Exposición del Salón de Otoño.

La bellísima Cantarera situada en la Plaza de San Nicolás, de Cuenca [Foto José Luis Muñoz]

Carlos de la Rica resumió con acierto la personalidad de este artista: “Para Leonardo no existen los secretos del moldeado ni le son ajenas las rosas del jardín de la belleza; abstracción y figuración. Entre una y otra va poniendo una indudable personalización que concreta la obra. Obtiene la sabiduría y se detiene en ella. Su clamor está con él y para él. Pero al tiempo, su irreductible personalidad no cede imposiciones de cualquier sitio que vengan. Sabe ver el mármol, la madera o el bronce. Su ceño se cierne cabal y decidido y nada le arredra, ni siquiera la incomprensión de quienes deberían ver más allá. El silencio de Leonardo es afirmación pues ni se rinde ni capitula”. Más técnico, Federico Muelas expresó bien las tendencias de Martínez Bueno al desarrollar un nuevo concepto de la escultura aplicada al urbanismo puesto que “figura entre el reducido grupo de escultores españoles que, lógicamente, deberían haberse incorporado a la aventura arquitectónica de estos últimos tiempos. En todas sus creaciones alienta el deseo de unirse a las estructuras creadas con propósitos no estrictamente decorativos. Lejos de la subordinación funcional, postulando una actitud estética, sus creaciones se mantienen distantes de la atención absorbente de gran parte de nuestra estatuaria y asimismo liberadas de la sumisión a la alusión extraña o a la funcionalidad”.

Su esposa y heredera, Amparo Saint-Aubin Canalejas murió en Madrid el 28-04-2010 a los 94 años de edad, después de haber intentado, inútilmente, que el Ayuntamiento de Cuenca aceptara el legado que deseaba ofrecer a la ciudad.

Referencias: Leticia Azcue Brea: Leonardo Martínez Bueno. Cuenca, 1986; 84 pp. / Federico Muelas: “Un escultor cabal”. Arte Hogar, num. 270-271, diciembre 1967 / Carlos de la Rica: “Leonardo Martínez Bueno”. El Día de Cuenca, 05-07-1995, p.. 3 / Carlos de la Rica: “Leonardo Martínez Bueno”. Revista Cuenca, núm. 12, segundo semestre 1977 ,pp. 101-113 (Incluye poemas de Acacia Uceta y Ramón de Garciasol y artículos de Ángel Crespo, Meliano Peraile y Federico Muelas).