MADRID SORIANO, Serafín

Villar de la Encina 29-07-1925 / Fuente de Piedra, Málaga, 26‑09‑1972

Era el mayor de nueve hermanos en una humilde familia vinculada al trabajo en el campo, actividad laboral a la que él mismo se incorporó en la adolescencia. Tras la prematura muerte del padre (1941), ingresó en 1945 en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en el noviciado de Ciempozuelos, pasando luego al sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en Sevilla (1947) en el que se integró como limosnero, encargado de recaudar fondos para llevar adelante las obras que se estaban realizando en el edificio. Hizo los votos solemnes en Granada (1950) y se inmediato se trasladó a América donde emprendió una activa labor fundadora de centros en Lima, Arequipa y Caracas. Dotado de auténtico espíritu emprendedor y una gran capacidad de gestión para obtener fondos que emplear en sus empresas asistenciales, al regreso a España ocupó diversas misiones en Cádiz y en el capítulo de la orden celebrado en 1959 fue designado responsable de la Pastoral Juvenil Vocacional y seguidamente maestro de escolásticos. Dos años más tarde, en 1961, fundió la Escuela de Enfermería de Ciempozuelos con el propósito de mejorar la formación de los miembros de la hermandad y a partir de 1962 se vinculó a Sevilla donde igualmente puso de relieve su considerable capacidad de iniciativas sociales, mediante la ampliación del sanatorio, destinado a acoger niños enfermos sin recursos económicos y creó una Escuela de Formación Profesional, todo ello financiado mediante aportaciones populares que él mismo se encargaba de promover de una manera incansable, lo que le dio considerable fama en toda la ciudad  hasta dar lugar al fin mediante la promoción de dos instituciones ejemplares: la Ciudad de San Juan de Dios, fundada en Sevilla para atención de subnormales, que empezó a funcionar el 1 de octubre de 1969  y el Teléfono de la Esperanza, el primero establecido igualmente en la capital andaluza y el segundo, en 1971, en Madrid, sistema que fue extraordinariamente popular y desde el que se prestaba asistencia y consejo a personas que sufrían depresiones, soledad, tristeza o cualquier otro desajuste del ánimo. Para no tener una dependencia excesiva de las limosnas voluntarias, fundó una compañía de seguros que rápidamente dio beneficios suficientes para financiar las obras de caridad. Murió en un accidente de tráfico, cuando viajaba entre Sevilla y Málaga. Fue enterrado en el cementerio de San Fernando, en Sevilla, desde donde fue trasladado, en 1992, a la iglesia de la Ciudad de San Juan de Dios, en Alcalá de Guadaira. Ese mismo año se colocó un monumento en su memoria en la Gran Plaza de Sevilla, obra de Luis Álvarez Duarte, consistente en un monolito de piedra con el busto en relieve del religioso y en la parte superior dos imágenes de bronce reflejando dos niños.

Imagen lateral: Busto de fray Serafín Madrid en el monumento situado en la Gran Plaza, de Sevilla.

Casa natal de fray Serafín Madrid, en Villar de la Encina