Un género localista, que cuenta con cierto predicamento entre las gentes de cada lugar, es el de recoger en libro anécdotas, apodos, chascarrillos, palabras o costumbres en apariencia exóticas aunque, en realidad, puestos uno al lado de otro del pueblo de al lado, o incluso de bastante más allá, sirve para comprobar que casi todo lo que se dice de uno se puede aplicar a otro, pero a pesar de esa certeza, la costumbre no decae, sino que se enriquece con nuevos ejemplos, como el que ha llevado a cabo José Luis Olmo Díaz, al publicar, por el mecanismo ya tan usual de la autoedición, el libro Apodos, dichos y ocurrencias de las gentes de Villar de Cañas, que, como es fácil imaginar, incluye algunas curiosidades sobre la naturaleza de este lugar, tan famoso los últimos años a cuenta del dichoso ATC que, según parece, ya no se va a realizar.