La Huérguina, 1965
Pintor, uno de los más personales artistas de la última generación. Hizo su presentación cuando tenía 19 años, ocupando un pequeño estudio en el antiguo Asilo de Ancianos de la plaza de la Merced mientras estudiaba la obra expuesta en el Museo de Arte Abstracto. Autodidacta que ha seguido su propia inspiración personal, comenzó pintando paisajes tomados de la realidad, que se fueron transformando en objetos, bodegones, animales. En esa etapa primeriza, en 1985 ganó el premio convocado por la Junta de Comunidades para elegir el cartel anunciador de los Juegos Deportivos de la región; pronto decidió lanzarse al ámbito de las exposiciones, como camino imprescindible para mostrar su trabajo y la evolución de un modo personal de entender el arte. Albacete, Toledo y Madrid fueron los primeros hitos de este recorrido, a través de exposiciones colectivas, hasta llegar a su primera individual, en 1987, en la Sala Alta de Cuenca, a la que volvió en 1988 para participar en la I Muestra de Arte Joven y en 1989 en la II. Regresó a la ciudad conquense en 1993, con la muestra Estructuras personales, en la Galería Pilares, continuando luego su periplo artístico en otras colectivas. Volvió a exponer en Cuenca en 1995 y nuevamente en febrero de 1997, en que mostró en la Sala Carmelitas una serie de obras al óleo sobre cartón y arpillera, trabajando en exclusiva el color negro, que apoya en materiales naturales, encontrados en cualquier parte e incluso previamente utilizados. «Sólo busco una imagen ordenada, siempre potente, que impacte, que transmita algo, bueno o malo, pero algo. No soporto el arte que no tiene transmisión, que sólo queda en decorativo», dijo el artista en aquella ocasión mientras que su patrocinador, Antonio Pérez, escribe de Lagunas que es “un artista fruto de nuestro siglo, de una escuela antiescuela que rechaza lo formal de las academias y el modo conocido de mirar el mundo”. Entre sus elementos referenciales, el artista menciona las pinturas rupestres de Villar del Humo hacia las que siempre ha sentido una especial vocación, interesado por el esquematismo de esos trazados: “Son pinturas que eran absorbidas por las rocas igual que mis telas y papeles absorben mi pintura”.
En octubre de 2003 presentó una exposición en la galería Planque de Lausanne (Suiza), que se interpretó como un nuevo lanzamiento, ya más internacional, de un artista consolidado. Volvió a la ciudad conquense en mayo de 2012, con la exposición Persiguiendo las sombras, en la Escuela de Arte “Cruz Novillo”. En mayo de 2014 inauguró una exposición de enorme importancia en la galería Estampa, de Madrid, mostrando una veintena de obras recientes en soportes como tela, papel o cartón en las que, de acuerdo con su habitual tendencia, predomina el color negro dentro del estilo informalista que practica, aunque con algunos matices: “Sigo la tradición de los informalistas pero intento hacer algo más poético, menos pesado, más suave y sensitivo, más fácil de digerir para el espectador”, comentó en aquella ocasión. En septiembre de 2019 presentó una excelente exposición titulada El fluir de la pintura, en la Sala Acua de la Universidad regional, en el casco antiguo de Cuenca, en la que se desparrama el artista sombrío, dominado por los tintes oscuros, ennegrecidos, que son consustancial con su pintura, realizada como a impulsos de un carácter impulsivo que le lleva a cubrir el cuadro de tonos terrosos, al tiempo que orgánicos, con una carga de dramatismo que conmueve la mirada, pero entre ellos surge la llamarada colorista, brillante, el rojo o el amarillo, que llena el lienzo de un sentimiento orgánico, como si el artista quisiera sorprendernos con un impacto casi brutal.
Referencias: Gorka Díez, “La galería Estampa se abre al pintor Óscar Lagunas. Las Noticias de Cuenca,16/22-05-2014, p. 28 / Tomás F. Ruiz, “Oscar Lagunas, pintor de cuadros a los que asomarse”. Castilla-La Mancha,núm. 36, junio 1988, pp. 66-67.