N. Toledo / M. Cuenca 1246
Quinto obispo de Cuenca. Del linaje mozárabe de los Palomeque, emprendió pronto la carrera eclesiástica, que culminaría como obispo de Cuenca en 1228. A pesar de las escasas noticias ciertas y documentadas de aquel periodo, hay que atribuir a su pontificado un fuerte impulso a las obras de la catedral, que san Julián había dejado esbozadas. Las relaciones de la Iglesia con la poderosa orden de Santiago, que señoreaba buena parte del territorio conquense, fue otra de sus grandes preocupaciones, concretándose un acuerdo (1237) que, en la práctica, fue un reparto de propiedades entre la diócesis y la orden. Fiel a la imagen guerrera que corresponde a buena parte del clero de la época, acompañó a Fernando III en la ocupación de Córdoba (1236) y participó en la consagración cristiana de la histórica mezquita, hoy catedral. Como premio a su ayuda, recibió de Fernando III varias posesiones en la ribera del Guadalquivir. Intervino en cuestiones de tipo general, como la concordia entre el Concejo de Segovia y la villa de Madrid, que disputaban cuestiones de términos entre ambas y al servicio del rey, actuó en la confirmación del privilegio de otorgamiento a la ciudad de Baeza de varias aldeas próximas (1243) y probablemente participó también en la conquista de Requena y su incorporación tanto a la corona de Castilla como al obispado de Cuenca (1238).
Referencias: Mateo López, Memorias históricas de Cuenca y su obispado. Edición de Ángel González Palencia. I) Cuenca, 1949, p.210 / Victor Manuel Galán Tendero, “Gonzalo Ibáñez, el obispo conquistador de Requena”; Blog cronicaderequena.es / Trifón Muñoz y Soliva, Noticias de todos los señores obispos que han regido la diócesis de Cuenca. Cuenca,1860; pp. 33-36.