HURTADO DE MENDOZA, Diego (segundo señor)

Segundo señor de Cañete, señor de Olmeda de la Cuesta, montero mayor del rey Juan II y guarda mayor de Cuenca, hijo de Juan Hurtado de Mendoza. Vivió durante los reinados de Enrique III y Juan II de Castilla, periodo en el que tuvo a su cargo la defensa del reino en las fronteras de Aragón y Navarra además de ostentar el título de montero mayor que le concedió Enrique III en 1406 y confirmó Juan II en 1428. Durante la minoría de edad de este último acompañó al infante Fernando en la toma de Antequera (1410) y participó en diversas acciones bélicas en Ronda, Setenil y Jaén, a lo que siguió una auténtica guerra civil contra el infante Enrique de Aragón, que había ocupado tierras del marquesado de Villena. En la segunda década del siglo XV, a partir de 1411, protagonizó los incidentes ocurridos en Cuenca (ciudad de la que era alcaide de su fortaleza), al enfrentarse, primero, al bando de Lope Vázquez de Acuña y luego a la autoridad real, representada por el obispo Lope de Barrientos. En el primer caso, el Ayuntamiento llamó en 1417 a Enrique de Aragón, titulado marqués de Villena, para que acudiera a pacificar los ánimos de unos y otros, incidente que se saldó con la decisión real de expulsar de la ciudad a  ambos nobles, aunque más tarde Hurtado de Mendoza pudo volver a Cuenca, pero sin renunciar a su espíritu levantisco, por lo que, aprovechando la extrema debilidad política de Juan II, los reyes de Navarra y Aragón procuraron ganar tierras en la indefensa Castilla, contando para ello con la complicidad, entre otros, del propio Hurtado de Mendoza. El 5 de febrero de 1449, navarros y aragoneses atacaron Cuenca, que fue briosamente defendida por el obispo Lope de Barrientos, dando lugar a varios meses de furiosos enfrentamientos como consecuencia de lo cual Diego Hurtado de Mendoza perdió el cargo de Guarda Mayor si bien recibió a cambio el señorío de Cañada del Hoyo, incluida su fortaleza, que reformó para ampliarla.

Por su primer matrimonio, con Beatriz de Albornoz, señora del Infantado, adquirió un poderoso espacio territorial en la actual provincia de Cuenca, que perdió al fallecer la esposa y su hijo Luis; su segundo matrimonio, con Teresa Ramírez de Guzmán, sí le permitió continuar la estirpe, a través de su hijo Juan.

A pesar del trato favorable otorgado a este personaje por el historiador Mártir Rizo, las evidencias de la realidad nos transmiten la imagen de un sujeto despótico y caprichoso, capaz de ejercer todos los abusos imaginables sobre sus vasallos distribuidos en varios lugares de la Serranía, lo cual, por otro lado, no es nada extraño en las costumbres de la época.

Referencias: Diego Gutiérrez Coronel, Historia genealógica de la Casa de Mendoza. Cuenca, 1946, II, 480-481 / Mateo López,  Memorias históricas de Cuenca y su obispado. II) Cuenca, 1954, p. 233 / Juan Pablo Mártir Rizo, Historia de la muy noble y muy leal ciudad de Cuenca. Madrid, 1629; pp. 218-219 / Ana Belén Sánchez Prieto, Diccionario Biográfico Español, Real Academia de la Historia.