FERNÁNDEZ DE JARABA, María

Conocida histórica y popularmente con el apelativo de La Cañeta, fue la madre del condestable don Álvaro de Luna y del obispo Juan de Cerezuela, si bien su nombre no ha pasado a las crónicas con la debida precisión, ya que alternativamente se la llama con un apellido, Fernández de Jaraba o con otro, Urazandi. Parece, sin embargo, que esta aparente confusión no es tal, si aceptamos, como se puede deducir de los diversos documentos en que se alude a ella, que era hija de Pedro Fernández de Jaraba y de María de Urazandi o Durazandi; todo depende, por tanto, de elegir en primer lugar el apellido del padre o el de la madre, recordando que esta distinción, que hoy tenemos clara, no lo era en absoluto en los tiempos antiguos. La certeza de esta versión la confirma Lorenzo Galíndes de Carbajal, corrector de la Crónica de Juan II, en la que se dice, al hablar del condestable: «Llamábase su madre la Cañeta, porque era de un lugar llamado Cañete, cerca de Cuenca, que ahora es de Diego Hurtado; y el alcalde de allí que se llamaba Cerezuela, tuvo un hijo con ella, que fue hermano del condestable, llamado Juan de Cerezuela, hermano de madre. Se llamaba María de Urazandi, hija de Pedro Fernández de Xaraba y de otra María de Urazandi…». En cualquier caso, parece que nació en algún lugar de la Mancha y se trasladó a Cañete cuando su padre fue designado alcaide de la villa, casando luego con otro alcaide, Nicolás de Cerezuela. Por amor o por necesidad de servidumbre, que este detalle no lo aclaran las crónicas, María tuvo relaciones sexuales con Álvaro Martínez de Luna, copero mayor del rey y señor de Cañete, con el resultado de dar a luz a otro Álvaro de Luna, llamado a ser un personaje clave en la historia de la turbulenta Castilla pre‑renacentista. A este resultado de aquella ilícita relación se unió otro hijo, este sí nacido dentro de la legalidad, Juan de Cerezuela, que llegaría a obispo contando con la protección de su hermano de madre.