ESCOBAR, Vicente

CELESTINO VICENTE ESCOBAR VALERO

Buenache de Alarcón, 06-04-1884 / Cuenca, 14-11-1960

Librero y, anteriormente, tipógrafo. Sus padres se trasladaron a Cuenca cuando él aún era niño. Formaban una familia de sencilla extracción social por lo que, sin estudios, debió dedicarse a diversos oficios hasta que tuvo la idea de instalar un pequeño y modesto local, en el Cerrillo de San Roque, dedicado al intercambio de novelas populares. Una sabia intuición le hizo ver que ese mercado barato podría tener otros objetivos y los fue ampliando hacia la oferta de otro tipo de literatura más avanzada con títulos que comenzó a anunciar en los periódicos y que también se ofrecía a enviar por correo. Con ello, el negocio fue prosperando y también la necesidad de buscar un local más adecuado, que encontró en la entonces Plaza de la Infanta Paz, hoy de la Hispanidad, el mismo local que en la actualidad regenta Fernando Evangelio, y que conserva exactamente la misma fachada y la misma estantería, ambas de elegante madera. Allí se podía encontrar cualquier novedad literaria del momento, junto con obras clásicas, enciclopedias, libros de texto y de materias especializadas, obras de teatro revistas y todo lo que tuviera que ver con la edición y la cultura, a lo que añadía lo más selecto del material de escritorio, destacando su oferta de plumas estilográficas. Esta librería, absolutamente emblemática para la Cuenca de todos los tiempos, abrió sus puertas el 9 de julio de 1928. En el escaparate solía encontrarse siempre un gato negro, que maravillaba a los espectadores por su extraordinaria habilidad para sortear los objetos allí situados.

Hasta que consolidó su trabajo como librero, Escobar había tenido otras iniciativas vinculadas como la edición y dirección de un semanario titulado La Información, que vio la luz en los años 1912 y 1913, con un marcado sentido conservador, o la edición de unas postales sobre Cuenca en los años 30, que consiguieron una gran difusión popular. En resumen, fue un auténtico apóstol de la cultura conquense, bibliófilo empedernido y curioso coleccionista de revistas y periódicos. En 1935 se anunciaba como “la mejor surtida de Cuenca. La única popular y al día” y que aparte su orientación comercial actuaba también como espacio para reuniones y tertulias, reproduciendo así en Cuenca algo que siempre ha sido consustancial con las librerías, concebidas como espacio para el debate cultural.

La actual Librería Evangelio conserva la elegante fachada de madera que tenía la Librería Escobar

Tras el tiempo azaroso de la guerra civil, en que su librería fue incautada por el régimen franquista, Escobar pudo retomar su actividad aunque, ciertamente, las circunstancias habían cambiado y la oferta literaria discurría ahora por otros caminos más limitados, pero el histórico librero mantenía, en la trastienda y en secreto, un tesoro importantísimo que casi nadie conocía: una muy completa colección de periódicos editados en Cuenca desde los años finales del siglo XIX y que casi todo el mundo daba por desaparecido. Cuando falleció, su viuda, Justina Clemente Lagullón (antes había estado casado con Irene López) continuó regentando la librería durante un tiempo, contando con la ayuda de un sobrino con el que no llegó a mantenerse de acuerdo, por lo que pronto renunció a seguir adelante con la empresa. En 1968, Juan Evangelio acordó con la viuda hacerse cargo del establecimiento, que en 1983 traspasó a su hijo Fernando Evangelio. En cuanto a la valiosísima colección de periódicos, la viuda llegó a un acuerdo con Fidel Cardete, director de la Casa de Cultura de Cuenca, para cederla íntegramente y allí se encuentra, formando el núcleo fundamental de la que se denomina Hemeroteca Conquense, un elemento imprescindible para el conocimiento de la primera mitad siglo XX en Cuenca porque en la mayor parte de los títulos, esos ejemplares son los únicos que se conservan.

Vicente Escobar vivía en el número 44 de Carretería y no tuvo hijos de ninguno de sus dos matrimonios. Puede servir de epitafio la dedicatoria que le hizo Federico Muelas de su primer libro, Apenas esto: “Soy el mismo, Vicente, que venía a leer tus libros… Algo tuyo hay en el fondo de mi poesía”.