DIEGO RAMÍREZ DE VILLAESCUSA

DIEGO RAMÍREZ DE VILLAESCUSA: OBISPO Y MECENAS

Coordinadores: Juan Manuel Millán Martínez y Carlos Julián Martínez Soria

Cuenca, 2009. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 366 páginas

    En el repertorio biográfico conquense, el obispo Diego Ramírez de Villaescusa (1459-1537) ocupa un lugar de primer orden, junto a otras figuras señeras que, nacidas en nuestra provincia, fueron llamadas por el destino y sus propios méritos a ocupar lugares preferentes en las letras, las artes, la política, la milicia o la iglesia. Sin embargo, no goza de la popularidad añadida a otros nombres como Fray Luis de León, Fermín Caballero, Álvaro de Luna o Francisco Becerril, por mencionar algunos de los que cualquier persona de mediana cultura puede comentar algo sobre sus respectivas personalidades.

    Sobre la figura de don Diego se publicó hace ya años una biografía a cargo de Félix G. Olmedo (Diego Ramírez de Villaescusa. Fundador del Colegio de Cuenca y autor de los Cuatro Diálogos sobre la muerte del Príncipe don Juan; Madrid, 1944, Editora Nacional) hasta ahora prácticamente el único elemento de referencia científica al que recurrir para estudiar la personalidad del obispo conquense, nacido en Villaescusa de Haro y figura capital del renacimiento español, en el periodo ocupado por los Reyes Católicos y el emperador Carlos, con el espacio intermedio que corresponde a la madre de éste, Juana la Loca. Una época apasionante, en lo político y en lo religioso, pero también en lo artístico, territorio en el que también don Diego desempeñó un papel de singular importancia, como bien puede apreciarse en la catedral de Cuenca, a la que dio un empuje de enorme interés.

    Aprovechando la circunstancia de cumplirse 500 años de la fundación de la hermosísima capilla de Nuestra Señora de la Asunción, en la iglesia de Villaescusa de Haro, se celebró en 2007 un curso de verano promovido por la Universidad de Castilla-La Mancha en colaboración con el ayuntamiento de la villa manchega. Más allá de los límites que por lo común suelen cercenar muchos de los buenos propósitos ofrecidas por estas iniciativas donde lo lúdico se impone en ocasiones a lo cultural, en el caso que nos ocupa se produjo una valiosísima aportación de ideas, noticias, comentarios y sugerencias, a través una copiosa aportación científica en forma de conferencias, que ahora ven la luz, cuidadosamente recogidas en un volumen llamado a ocupar lugar destacado en cualquier biblioteca que aspire a consolidar con seriedad el conocimiento de cuanto tiene que ver con Cuenca y su historia, pues la poliédrica personalidad del obispo objeto de atención le convierte en punto de referencia necesario en aquel momento de la vida de nuestra provincia.

    El volumen recoge las aportaciones ofrecidas en aquel curso por J. Carlos Vizuete Mendoza (Don Diego y la fama), Ana Castro Santamaría (Diego Ramírez en la Universidad de Salamanca: su labor como visitador y mecenas), Nieves Rupérez (El Colegio Mayor de Cuenca: configuración y evolución artística), Michel Muñoz García (El Colegio Mayor de Cuenca en el contexto urbano de Salamanca: análisis arqueológico), Alejandro Sáez Olivares (Patronazgo artístico de Diego Ramírez en el obispado de Málaga), Pedro Miguel Ibáñez Martínez (La capilla de la Asunción y la herencia arquitectónica de don Diego Ramírez), Carlos Julián Martínez Soria (Iconografía del retablo de la Capilla de la Asunción), Miguel Jiménez Monteserín (Don Diego Ramírez de Villaescusa y la prerreforma española), Ana Castro Santamaría (Iconografía de la imagen de don Diego Ramírez de Villaescusa), Juan Manuel Millán Martínez (Villaescusa y los Ramírez en los siglos XV y XVI), junto con dos apéndices documentales. Todo ello forma un importantísimo bagaje de conocimientos en el que quizá se echa de manos un apartado más referido a las obras desarrolladas en la catedral de Cuenca por iniciativa y bajo el impulso del obispo, incluyendo el espectacular Arco de Jamente. Con todo, nos encontramos sin duda ante un valioso volumen al que deberemos acudir con frecuencia en cada ocasión que necesitemos detallar una época tan importante como rica en matices.