CRUZ DIAZ, Tomás

Cuenca 11-02-1917 / Madrid 27-08-1987, cáncer cerebral

Hijo de un funcionario del ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, en Cuenca, vivían en la calle Colón y tras hacer los estudios primarios en la escuela de los hermanos Melero, realizó el Bachillerato en el Instituto Palafox y tras ello, ingresó en la facultad de Derecho, en Madrid, pero debió interrumpir los estudios a causa de la guerra. Hizo la preparación militar como aviador en la Unión Soviética y se alistó como voluntario de la aviación republicana, llegando a comandante. Al final de la guerra pasó por los campos de refugiados de Argelès sur Mer y Gurs, hasta que pasó al nivel de exiliado en Francia. Al regreso a España estuvo encarcelado en una prisión del Campo de Gibraltar entre 1946 y 1949. Sobrevivió luego haciendo seguros hasta que contrajo matrimonio con María del Carmen Ponte, propietaria de un comercio en la calle del Príncipe donde se vendían objetos militares y que ellos transformaron en cafetería (1950). Un día descubrió en el sótano del edificio había una cueva abovedada y la preparó como local de exposiciones para los jóvenes pintores que visitaban la cafetería. La idea resultó muy atractiva y Tomás Cruz la completó poniendo allí un piano con el que artistas aficionados empezaron a dar conciertos, todo ello inspirado en las bien conocidas cavas francesas. Así nacieron las Cuevas de Sésamo y en 1952 fundó el premio «Sésamo», primero para obras de teatro en un acto, luego de cuentos y finalmente de novela corta, ganado entre otros por Vicente Corredano, que fue el primero, Daniel Sueiro, Alfonso Grosso, Ramón Nieto, Juan Marsé, Antonio Ferrés, Fernando Benzo, José Tomás Cabot, Juan José Millás, Marian Izaguirre, Soledad Puértolas, Eduardo Mendicutti y otros muchos, convirtiéndose en uno de los galardones literarios más prestigiosos de España, dotado en su edición de 1987 con 400.000 pesetas. A su muerte, viudo y sin hijos, aunque surgieron algunas iniciativas particulares, no fue posible mantener la continuidad del premio. Alguno de los autores premiados destacó que el Sésamo llegó a ser importante porque «era independiente, en aquellos años en que todo estaba mediatizado».

Las Cuevas de Séssamo, en una imagen actual