CORRECHER Y PARDO, Juan

Cofrentes, Valencia, 12-02-1840 / Madrid, 10-08-1918

Industrial maderero, simbólico representante de una saga familiar y de un estilo empresarial que marcó un aparente arranque industrial de Cuenca en la transición del siglo XIX al XX, actividad económica que trasladó a la política, como diputado a Cortes y senador del Reino. A pesar de que sus comportamientos son los que corresponden generalmente a la definición de cacique, introdujo en la vida ciudadana conquense mecanismos y actitudes que intentaron llevar a cabo la modernización de las estructuras sociales. Elegido diputado por Cuenca en 1884 y 1891, senador en 1896 y 1901, nuevamente diputado en 1907, 1910, 1914 y 1916. Conservador al inicio de su carrera política, cambió esa tendencia por la de liberal demócrata para terminar adscrito a la tendencia liberal encabezada por el conde de Romanones.

Nació en el seno de una familia modesta pero acomodada, vinculada a la actividad económica propia del sector de la madera y contrajo matrimonio con su prima hermana Dolores Correcher y Pérez. Su pueblo natal, Cofrentes, situado en la ribera donde desemboca el Júcar, era ya entonces un importante centro comercializador de la madera que hasta allí llegaba a través del transporte fluvial. No se conoce ningún tipo de estudios de nuestro protagonista, más allá de los primarios, pero sí debió mostrar fuerte empuje en el terreno laboral e incluso social, porque era todavía joven cuando fue elegido alcalde de su pueblo. De hecho, pronto se dedicó a la actividad en que habría de destacar, participando activamente en las maderadas y comprando sucesivos terrenos en la Sierra de Cuenca, con lo que a la vez pasaba a ser propietario de los troncos que luego transportaría por el río. En una fecha indeterminada, pero hacia 1880, es decir, cuando tenía alrededor de 40 años y se había producido la Restauración borbónica, Juan Correcher se avecinda en Cuenca y comienza su activa participación en la economía de la ciudad a la vez que, quizá como consecuencia natural, entra también en política. El conocimiento de su carácter y don de gentes ha sido expuesto por Fidel García Berlanga de manera muy expresiva: “De la casa Correcher, el tipo humano fuera de serie fue D. Juan Correcher. Ejercía un dominio nato en las gentes por su don de trato y simpatía, al que ayudaban su porte y prestancia naturales. Adobado el rostro firme por dos patillas alfonsinas, su persona recorrió ríos, vados y vadillos, aldeas y concejos, y su donaire y gracejo hizo lo demás. Fue el hombre que lanzó al agua millones de pinos y, rio abajo, inundó Alcira y Aranjuez a través de Júcar y Tajo con la soberbia madera de la sierra de Cuenca”.

Con una actividad que podemos considerar realmente sorprendente, en pocos años había adquirido una gran cantidad de bienes urbanos y rústicos, entre ellos varios montes maderables en las provincias de Cuenca y Guadalajara, pero también los amplió a otras comarcas sin ese carácter, como la finca Lastra de la Caja de Noguera, en Valeria, que había pertenecido al común de vecinos y tuvo que ser vendida por la Desamortización. En 1880 ya se anunciaba su almacén de maderas en la ciudad de Cuenca, ofreciendo “maderas de Cuenca para construcción, serradas a lo grueso y largo que se pidan, para carreras, pies derechos, etc., puestas al pie de obra. Cajas para toda clase de envases. Venta de leña y serrín” y había adquirido otros locales similares frente a las estaciones de ferrocarril de Aranjuez y de Madrid. En lógica correspondencia con este tipo de inversiones, también fue formando un patrimonio urbano, al adquirir dos casas en la calle Palafox de Cuenca (la actual sede de la UIMP) que en 1898 revendió al Casino de Cuenca. El amplio repertorio de propiedades que fue formando, y del que aquí se ofrecen solo unos retazos, lo completó de manera espectacular al adquirir en 1916 a los herederos del marqués de Valmediano el monte titulado Dehesa-Terrazgo de Valdecabras en el que se incluye la Ciudad Encantada.

En la calle de las Torres, la Casa Correcher es un símbolo visual del poder económico y social de su fundador

Como dice Joaquín Esteban Cava, “de gran propietario a político cacique conquense Sin duda, Juan Correcher debió pertenecer a ese reducido número de personas que nacen con ambición y con las ideas claras sobre la ruta a seguir” y de acuerdo a esa tendencia, entró abiertamente en política, consciente de que el poder en este terreno era una garantía fiable para seguir prosperando en el terreno económico. En las elecciones de 1884 se presentó por primera vez a diputado por el distrito de Cañete y, luego de un importante escándalo sobre su modo de ganar a su oponente, curiosamente Casildo Arribas, también conservador, como Correcher, quien finalmente fue proclamado en febrero del año siguiente, tras el correspondiente estudio de lo sucedido en el proceso electoral, dando así inicio a la larga carrera parlamentaria cuyos datos hemos ofrecido al inicio de esta biografía y en la que se había efectuado ya un cambio de ideología, pasando a engrosar las filas liberales.

La línea política iniciada por Juan Correcher continuó levemente con su hermano Salvador, durante un tiempo, pero se frustró en su hijo, llamado también Salvador, que no fue capaz de reverdecer los éxitos parlamentarios de su padre. La familia sí continúa manteniendo propiedades en la provincia de Cuenca, especialmente en Valdecabras, pero la actividad económica ha decaído notablemente, aunque todavía a mediados del siglo XX se podía ver el título Nietos de J. Correcher al frente de la que fue su fábrica de elaboración de maderas.

Su muerte fue acompañada de un cálido epígrafe en la prensa conquense: “Pierde Cuenca, con la muerte del Sr. Correcher, uno de sus protectores decididos y bienhechor infatigable. Su generoso espíritu y sus bellas condiciones personales le granjearon siempre la estimación de todos; pudo ser combatido en momentos de pasión política y lucha de ideas; pero en todo momento la general estimación premiaba siempre con su aplauso los hermosos rasgos del popular diputado” [El Liberal, 10-08-1918]. Por su parte, El Día de Cuenca del 26 de agosto informa de la celebración del funeral. «Por la tarde se repartió a cada pobre dos pesetas en memoria del que siempre prodigó sus bolsillos con el menesteroso, concurriendo todos los necesitados de los barrios obreros».

Referencias: Joaquín Esteban Cava:, “Juan Correcher, biografía de un cacique”. Mansiegona / Fidel García Berlanga, “Las maderadas de Cuenca. Usos y jerga”. Etnología y tradiciones populares (Congreso de Córdoba), 1974.