CÉSPEDES, Alonso de

Horcajo de Santiago 1518 / Restebal, Granada, 25‑07‑1569

Hijo de Gabriel Céspedes, descendiente de comendadores y capitanes y de María Flores de Quirós, de familia asturiana procedente de Bernardo del Carpio. Vivió y creció en Horcajo con sus hermanas Catalina y María, distinguiéndose desde niño por su inteligencia, lo que animó a sus padres a intentar darle estudios, propósito frustrado ante la clara vocación de Alonso hacia la milicia. Hubo de esperar, sin embargo, a la muerte de sus padres, para emprender la aventura de Italia en las huestes del duque de Alba, pasando luego a Flandes; en 1547 participó en la batalla de Mulberg, con singular fortuna: las tropas del emperador no acertaban a cruzar el Elba y Céspedes, con 9 más, atravesó el río a nado, hasta llegar a las naves enemigas, de las que se apoderaron, formando con ellas un puente por el que pudo atravesar el ejército español. Por esta acción fue ascendido al grado de capitán y con esa distinción emprendió poco más tarde otra singular heroicidad, la de asaltar en solitario las murallas de la fortaleza de Mansfield, en la que plantó atrevidamente el pendón de Castilla. No debe extrañar pues, su regreso a España cubierto de honores y heridas, con el grado de maestre de campo, junto con el apelativo de «Alcides castellano» que le acompañaría el resto de su vida, en reconocimiento a su fuerza casi legendaria. En 1548 casó con Inés de Chirino y Artieda, matrimonio del que nacieron Rodrigo, Gabriel y Ana. Convertido en pacífico terrateniente vivía en Ciudad Real (era comendador de Socuéllamos, de la Orden de Santiago) cuando en 1568 se produjo el levantamiento de los moriscos de Granada, lo que despertó en Céspedes antiguas resonancias belicosas; llevado de su espíritu aventurero, organizó una expedición que pronto estuvo presta para marchar a Andalucía y que acertó a tomar el Peñón de Frigiliana, bastión de los rebeldes; en premio a su esfuerzo, don Juan de Austria le nombró gobernador de Tablate. Allí residía cuando, ante una nueva acción de los moriscos, salió en su persecución y en la refriega resultó alcanzado por una bala que le atravesó el pecho, entre Albañuelas y Restebal. Fue trasladado ya sin esperanzas a esta última localidad y en ella murió, siendo sepultado en su iglesia. Cuentan que don Juan de Austria ordenó colocar en el lugar en que murió una cruz con la siguiente inscripción: “Aquí murió el capitán Alonso de Céspedes, el Bravo”. A la posteridad han pasado aventuras que rozan, si es que no entran de lleno, en la leyenda que acompaña a los héroes y que consagran la figura de este conquense dotado por la naturaleza de singular fuerza física. Entre las anécdotas que se le atribuyen se encuentran las de parar con las manos un molino ante Felipe II, en Aranjuez, en la ribera del Tajo; matar un toro de un puñetazo seco en la testuz o arrancar en una iglesia de Barcelona la pila de agua bendita para ponerla a los pies de una bella dama de cuya elegancia quedó prendado. La figura y las hazañas de Céspedes sirvieron para inspirar la obra Compendio de las hazañas que realizó el capitán Alonso de Céspedes, obra del portugués Rodrigo Méndez Silva, publicada en Madrid en 1647.

El padre Zarco culmina su reseña biográfica con la reproducción de unos versos de Jerónimo de Camargo y Zárate que figuran en su sus Obras divinas y humanas:

              Del impulso fatal sólo vencido

            yace en este sepulcro soberano

            Céspedes, cuyo nombre el africano

            aún amenaza en mármol esculpido.

              Trompa, laurel y templo le es debido,

            pues en el esfuerzo de su invicta mano

            exaltación fue ilustre de lo humano

            pasando a venerado por temido.

              Cuanto romano aclaman las historias,

            cuanto heroico elevó canoro acento,

            es eco fugitivo de sus glorias.

              Ceñido vino el orbe a tanto aliento,

            fama faltó a la fama a sus victorias,

            y encumbróse a triunfar el firmamento.

Referencias: José María Álvarez Martínez del Peral, “Conquenses ilustres”. El Día de Cuenca, 12 y 13-03-1927 / Rodrigo Méndez de Silva: Compendio de las hazañas que obró el Capitán Alonso de Céspedes; Madrid, 1647 / Julián Zarco Cuevas, Relaciones de Pueblos del Obispado de Cuenca. Cuenca, 1927. Imprenta del Seminario, I,I p. 266