CEBRIÁN ANDRÉS, Javier

Cuenca, 1944 / Altea 08-01-2005

Artista polifacético, que inició su actividad en Cuenca, en un taller montado junto con Ángel Cruz en el Camino de San Isidro, con especial dedicación al grabado, pero que ha extendido sus trabajos hacia la escultura, la pintura, el collage y la serigrafía. Desde muy niño mostró una gran afición al mundo de los comics y la ilustración, a los que añadió pronto el interés por la prensa gráfica y el cine. En 1962 se instaló en Madrid para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Complutense, circunstancia que le permitió participar de manera muy activa en los movimientos políticos del tramo final del franquismo además de entrar en contacto con destacados intelectuales de la época, igualmente críticos con la situación política. Fue detenido por la policía y expedientado, sin poder terminar la carrera. En esa época colaboró en trabajos para diversos centros sociológicos, fue alfabetizador en Galicia, participó como extra en rodas de películas y colaboró como fotógrafo e ilustrador en varias publicaciones.

Tras la muerte de Franco abandona la actividad política para dedicarse íntegramente a trabajar, realizando las primeras prácticas de serigrafía en el taller de Roberto Turégano en Madrid, tras lo que vuelve a Cuenca y con Ángel Cruz montan su primer taller de estampación artística en el barrio del Castillo, empezando a editar obra gráfica original de los artistas entonces vinculados al Museo de Arte Abstracto, llegando en pocos años a poner en el mercado una impresionante colección de grabados de los más importantes artistas españoles hasta llegar a formar un catálogo con más de 250 obras de otros tantos autores. En esa tarea consigue alcanzar un respetable prestigio que le lleva a recibir encargos puntuales de otros artistas y galerías, como Sen, Antonio Machón o Víctor Martín, con los que va experimentando nuevas formas y técnicas que le permiten abrir un amplísimo camino estético, que va desde lo figurativo a la abstracción pasando por el arte conceptual y todas las variantes de la creación artística. Alcanzar un nivel técnico muy valioso que le permitió trabajar con obras de Saura, Bonifacio, Guerrero, Úrculo, Equipo Crónica, etc. hasta alcanzar un excelente dominio de las técnicas de estampación gráfica, en la que llegó a ser uno de los principales artífices en España.

Javier Cebrián, trabajando en su taller de grabado de Cuenca

A partir de 1990 dio el paso a trabajar en su propia obra creativa, mostrando un espíritu ecléctico en el que intervinieron la pintura, el collage, la fotografía y la escultura, obteniendo en 1992 el premio Castilla-La Mancha por su obra Cocina de serígrafo. En 1993 instaló su taller en Denia, donde celebró una exposición en la Galería 22, a finales del año 1994. En aquella ocasión, el escritor Antonio Martínez Sarrión dijo: “La obra de Javier Cebrián que no es sino resultante de su mirada y ángulo de colocación ante el mundo, se asienta, a mi corto entender, en estos pilares: la más alta curiosidad intelectual, pero ante todo vital, el humor, la lucidez y la humildad”. Luego se trasladó a Altea, donde fijó su residencia definitiva, a la vez que diversificaba su trabajo, entrando abiertamente en el mundo de la creación para dar forma a un sistema expresivo muy personal, en el que tenían cabida la pintura, el collage, la fotografía, etc. Junto con su esposa Concha Lledó pusieron en marcha una interesantísima colección de obra gráfica, “De buena tinta” que, entre otras iniciativas, editó la colección titulada Fin de siglo formada por grabados de 27 artistas españoles del último cuarto de siglo, cada uno de ellos con un apellido empezado por una letra diferente, de la A a la Z. En los últimos años solía participar en las exposiciones colectivas que se organizan en relación a la Semana Santa de Cuenca. Después de su muerte y por impulso de su viuda, en mayo de 2007 se celebró una exposición antológica, en la Casa Zavala de Cuenca