CATALÁN, Gregorio

GREGORIO CATALÁN VALERO

Osa de la Vega, 12-03-1876 / Osa de la Vega 06-09-1901

De origen humilde, apenas si pudo asistir regularmente a la escuela primaria, que abandonó a los nueve años para ayudar a su familia trabajando en el campo. Al llegar a la edad conveniente, se alistó en el ejército, sirviendo en el Regimiento de la Constitución, con sede en Pamplona, donde se alistó como soldado a Filipinas formando parte del 2º Batallón de Cazadores Expedicionarios, que desembarcó en Manila el 3 de diciembre de 1896. Tras cubrir diversas misiones en las islas, el batallón fue destinado a Baler (un pequeño pueblo en la costa del Pacífico, situado en posiciones de vanguardia) en febrero de 1898; poco después, el grupo militar español fue sitiado por los insurgentes, superiores en número, a cuyo frente estaba el lider Katipunam. Al hacerse la situación insostenible, Catalán con otros 53 compañeros se refugió en la iglesia, defendiéndola desde julio de 1898 hasta junio del año siguiente, momento en que ya sólo quedaban vivos 33 hombres (28 soldados, un corneta, dos cabos y dos oficiales, uno de ellos el médico). De modo lento y paciente, los rebeldes habían avanzado desde su punto de origen, mediante la sistemática creación de unas líneas de trincheras que fueron reduciendo el cerco de la iglesia. Durante ese trance, Gregorio Catalán protagonizó un hecho heroico que fue explicado así por su capitán, Martín Cerezo: “Faltaba ya poco para cerrar completamente aquél cinturón de trincheras y vimos que para broche o término las dirigían al cuartel de la Guardia Civil, situado a menos de 15 pasos de la iglesia, frente a la esquina de la parte nordeste. Desde ahí era indudable que podían hacernos mucho daño, tanto por la cercanía y condiciones del edificio, como por el dominio que hubiera podido facilitar sobre nosotros. Era preciso evitarlo a todo trance y así lo hizo Gregorio, con una serenidad y un arrojo verdaderamente admirables. Salió y bajo un fuego nutridísimo, incendió no solamente dicho cuartel, sino que también las escuelas, pero con tal habilidad y reposo, que las tres construcciones quedaron arrasadas completamente, muy a despecho de aquella turba de insurrectos”. La capitulación se produjo cuando hacía ya varios meses que España había rendido su presencia en Filipinas, con el triunfo de los rebeldes, pero nadie, desde la metrópoli, supo transmitir a los resistentes que la guerra había terminado.

Los supervivientes del sitio de Baler, en Filipinas

El soldado regresó a Osa de la Vega después de 337 días de sitio, entrando en su pueblo el 6 de septiembre de 1899 para ser recibido sin especiales honores, como sucedió con todos los que regresaron de aquella desdichada aventura. Había sido condecorado con dos cruces del Mérito Militar que le supusieron una pensión de 7,50 pesetas cada una, de las que disfrutó escaso tiempo, pues la muerte que le fue esquiva en el sitio de Baler le esperaba inmediatamente en su pueblo natal, a lomos de una enfermedad entonces incurable, la tuberculosis. En Osa de la Vega existe desde 1915 un monumento a su memoria, obra de Santiago de Santiago y una calle céntrica de Cuenca lleva su nombre. El 14 de septiembre de 1970 fue inaugurado en Osa de la Vega otro monumento alusivo.

Ilustración lateral: Monumento a Gregorio Catalán, en la Plaza Mayor de Osa de la Vega.

.Bibliografía: Saturnino Martin Cerezo, El sitio de Baler (Notas y recuerdos). Guadalajara 1904, 276 pp, 2 láminas; Madrid 1911, 276 pp. (Dos fotos de los protagonistas); Madrid, 1946, Biblioteca Nueva, 284 págs. (prólogo de Azorín, dos grabados y 11 láminas) / Andrés Más Chao: La guerra olvidada de Filipinas 1896-1898. Madrid, 1998; San Martín, 239 pp.