Cuenca / Roma, 1491

Obispo de Pamplona entre 1473 y 1491. Hijo del primer conde de Buendía y sobrino del arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo de Acuña, utilizó las influencias de éste para a su amparo encontrar cargos de responsabilidad: protonotario apostólico, tesorero y comisario de Cruzada, hasta conseguir el nombramiento para la diócesis navarra, donde encontró una situación política conflictiva que intentó solucionar viajando a Roma a finales de 1481 donde, en efecto, logró arreglar muchos de los principales problemas diocesanos pero también utilizó la larga estancia en su favor. En julio de 1486 fue designado rector de la iglesia de Santiago de los Españoles y entabló relaciones con numerosas figuras de la cultura italiana de la época, entre ellos Pietro Martir d’Anghiera quien al regreso a España del obispo Carrillo mantuvo con éste una intensa correspondencia. Volvió a Roma al poco tiempo y en la ciudad eterna le sorprendió la muerte, tras haber encargado a Guillén de Ávila que escribiera un loor de su tío, al que él añadió unas coplas de arte mayor.

Referencias: Nicasio Salvador Miguel, “Alfonso Carrillo de Acuña, obispo de Pamplona, personaje preclaro en Roma y poeta”. Medievalismo, núm. 26 (2016).