N. Cuenca, primera mitad siglo XVI
Aparece en 1557 en América, formando parte del ejército de Andrés Hurtado de Mendoza, virrey del Perú. Es considerado como el descubridor de la mina de azogue de Huencavélica, asunto amparado en la leyenda, ya que afirmó que se la había regalado un indio, Gonzalo Ñahuincopa, en compensación por no haber castigado una travesura que hizo su hijo, criado de Cabrera, que había perdido una de las prendas de vestir del amo. En cualquier caso, Cabrera presentó la denuncia de la mina el 1 de enero de 1564, poniendo en explotación él mismo la de Santa Bárbara, que estuvo activa durante un siglo y medio, abasteciendo a las minas de plata de Perú y México. A continuación emprendió un largo litigio con la monarquía española sobre los beneficios mineros que según él le deberían corresponder, alcanzándose un acuerdo en 1572 mediante el cual Cabrera renunció a la explotación a cambio de una compensación de 250.000 ducados, facilitando de esta forma la obtención de grandes cantidades de plata en beneficio de la corona. Familiar de Andrés de Cabrera, fue protegido por el marqués de Cañete, quien le casó con una rica heredera de Ayacucho, Inés Villalobos y alcanzó una situación de predominio en la zona, según cuenta Ricardo de Palma en sus “Tradiciones peruanas”.
Referencias: José María Álvarez Martínez del Peral, «Conquenses ilustres». El Día de Cuenca, 11-05-1928 / Julio Larrañaga, «Hoy hace años». Ofensiva, 04-06-1942 / Huencavelica cuenta, Lima, 2005; Inst. Superior Público Huencavélica, IEP, Inst. de Estudios Peruanos, p. 42