Madrid, 10-03-1889 / Madrid, 03-07-1988
Catedrático de Geografía e Historia en el instituto Alfonso VIII, desde el 7 de julio de 1942 al 31 de julio de 1965, en que fue destinado a Madrid (Sección delegada del Instituto Beatriz Galindo), dejando en el centro conquense una huella imborrable. Formado en las aulas del Instituto-Escuela, la ejemplar institución docente creada en las primeras décadas del siglo, había ingresado en el cuerpo de Catedráticos en 1930 y ocupó destinos en Aranda de Duero, Melilla, Calatayud, Madrid (Instituto Lope de Vega) y Orense, antes de llegar a Cuenca tras la guerra civil, una vez superado el procedimiento militar incoado contra él por el régimen franquista y después de un largo periodo de retiro que debió cumplir en represalia por haber sido formado en el Instituto-Escuela, Cuando fue reintegrado al escalafón se le destinó como castigo a Cuenca, ciudad en la que habría de arraigar y en la que dejó un rastro imperecedero a través de las generaciones de alumnos que en él y con él aprendieron el amor a la cultura, la ciencia y el estudio, desde una posición de sosegada sabiduría. Con justicia pudo escribir de él el abogado Siro Torrecilla que este hombre «liberal, humanista e integrador, jamás vio en sus alumnos a las dos Españas. Se adelantó a principios hoy constitucionales, profesando y prodigando su amistad a todos, de izquierdas y derechas, pobres y ricos, sin distinción de sexo, edad, religión ni ideología». Fue vicedirector del centro entre 1948 y 1960 en que pasó a ocupar la dirección. Colaboró activamente en la labor de difusión cultural emprendida por el Instituto “Alfonso VIII” en los años 60, organizando numerosas conferencias y conciertos.. Durante su estancia en Cuenca se vinculó provisionalmente a la Escuela Normal como profesor ayudante de Geografía e Historia en los años 1963 y 1964. Cuando murió, aún no se había borrado de la memoria de sus cientos de alumnos el recuerdo del gesto elegante, el hablar pausado y la natural simpatía de uno de los profesores que más indeleble rastro dejaron de su paso por las aulas del viejo instituto Alfonso VIII, tanto en su antigua sede de la calle Palafox como en la actual de Lope de Vega. Más aún, porque el influjo trascendió al conjunto de la sociedad conquense que salía de la postguerra, donde pronto fue familiar la imagen digna y apacible de este ejemplar profesor. El sábado, 21 de octubre de 1988, se le hizo un homenaje póstumo, con asistencia de gran cantidad de antiguos alumnos y se publicó en su honor un número especial de “Perfil” (el 40). En 1989 se incorporó a la biblioteca del Instituto «Alfonso VIII» la particular de don Luis Brull, cumpliéndose así el legado que había dispuesto al fallecer. No escribió directamente ningún libro, pero dejó impresos tres pequeños folletos en que se recogen las conferencias pronunciadas en el aula magna del centro: Arte del Islam en España (Cuenca, 1955), La música clásica (Cuenca, 1959) y El romanticismo musical (Cuenca, 1963)